Dos investigadores del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla) anunciaron a través artículo científico que en las próximas décadas aumentarán las lluvias en la zona Este de Mendoza, y advirtieron a los productores regionales de las implicancias que esto podría tener, tanto a favor como en contra. El pronóstico se desprende de un análisis de datos de temperatura y precipitaciones durante los últimos 50 años en San Martín y Junín; y aseguran que la tendencia coincide con los modelos de Cambio Climático en el mundo.
Los autores del artículo son Daiana Wouters y Ricardo Villalba, investigadores de Conicet que trabajan en Climatología en el Ianigla. Ella es licenciada en Gestión Ambiental y becaria doctoral en Ciencia y Tecnología, y el tema de estudio fue el de su tesis. Villalba, como Ingeniero Forestal y doctor en Geografía, fue el director de la misma y explicó a Los Andes las conclusiones de la información difundida: “Vimos claramente que mientras la precipitación de verano viene aumentando en la zona de los llanos; en otros períodos del año, como invierno, no lo hace”.
Para llegar a esa respuesta, los investigadores debieron buscar, cotejar y analizar los datos de lluvias en San Martín y Junín, registrados por la Dirección de Agricultura y Contingencias Climáticas y el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), respectivamente. Allí, encontraron y estudiaron la información desde 1969 hasta 2019, un período de 50 años. “Algunos de los parámetros de precipitaciones que se evaluaron fueron la intensidad y la frecuencia, y así concluimos que anualmente hay una tendencia positiva, aproximadamente de unos 20mm de aumento de lluvia cada 10 años”, explicó Wouters.
Específicamente, la investigación detalla que “el promedio de las precipitaciones totales anuales para Junín y San Martín es de 225,98 mm, con una gran variabilidad anual, propia de la zona desértica en la cual nos ubicamos”. En tanto que “la tendencia de precipitación total anual fue positiva, de 20,93 mm por decenio”, es decir, en diez años. Además, el promedio de eventos de precipitación pluvial para la región, dentro del periodo evaluado, fue de 37,39 eventos por año.
En ese sentido, Villalba resaltó: “Esto es consistente con un patrón regional, que consiste en el aumento de las precipitaciones no sólo por estaciones, sino que es algo más general en toda la región Este de Argentina, en la zona llana, donde las precipitaciones en los últimos 100 años han ido aumentando”. Si bien aclaró que “no son enormes aumentos, serán posiblemente del 10 al 20% en todo lo que va del siglo”, destacó que “está bueno saber que por lo menos vamos a contar con una cuota más de agua, que es clave para el desarrollo de la región”.
En cuanto a las causas de esta tendencia, el artículo científico expresa: “Se prevé una disminución de la oferta hídrica de los ríos de la región, debido a la reducción de precipitación nívea en alta montaña. En el llano, la situación que se espera a futuro, incluye aumentos de temperatura y también de las precipitaciones estacionales”. Todo esto, “condice y está basado en los escenarios de Cambios Climáticos elaborados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), de las Naciones Unidas, que proyectan aumentos de temperatura y variaciones en las precipitaciones que condicionarán las actividades socioeconómicas a nivel provincial”.
CÓMO AFECTA A LA PRODUCCIÓN
Una de las inquietudes que plantearon los dos científicos es de qué manera el incremento de lluvias puede afectar la producción de la zona Este, una de las regiones productivas más importantes de Mendoza, y del país si hablamos del sector vitivinícola. “Sabemos que hay toda una preocupación por la falta de nieve en la cordillera, que hace al agua por los ríos, en relación al agua para el riego y para consumo”, comenzó explicando Ricardo Villalba. Es por eso, agregó, que “nos pareció muy importante hacerle saber al productor y a la gente que vive de esto el hecho de contar con otra oferta de agua, aunque sea muy pequeña, que no necesariamente tiene que venir del río”.
Para Daiana Wouters, además del carácter científico, la temática cobra interés personal por su herencia familiar: “Yo soy de San Martín, y mi familia tiene finca en Junín. Estoy muy influenciada porque vivo en carne propia esto de tener cultivos y no saber si un año te va a llover mucho o no, o si una noche vas a tener pérdidas por granizo o no”. Para ella, “el mensaje no es sólo para los productores, sino también para quienes toman las decisiones”. Según explicó Villalba, “nuestros estudios están enfocados en dar una visión de la provincia que viene, de cuál va a ser su clima en el futuro, y así ayudar a la planificación”.
En ese contexto, Los Andes consultó a un productor y profesional referente de la zona Este, el ingeniero agrónomo Pedro Marianetti. Tras escuchar y conocer la investigación en cuestión y sus conclusiones, el hombre deliberó: “No estoy seguro que hoy por hoy se deba pensar en cambiar cultivos, pero sí en cambiar el manejo; porque en el caso de los viñedos nosotros hemos estado muy aferrados a viejas recetas con lluvias muy marcadas estacionalmente, cosa que ahora está cambiando”.
Para entrar más en detalle, el ingeniero explicó que en caso de que aumenten las lluvias en la zona, los productores “necesitaríamos ajustar más los sistemas de control de enfermedades, con un mayor monitoreo y presencia en la mirada de lo que está ocurriendo”. A eso, agregó, le haría falta “también una mayor calidad de maquinaria, porque estamos con una maquinaria muy vieja a nivel general, de muy baja tecnología”.
Con ese avance, detalló Marianetti, “principalmente habría que saber qué está pasando con la humedad dentro del cultivo, y tener consciencia de en qué umbrales estamos que estén favoreciendo una u otra enfermedad, para tomar una actitud en los tratamientos”. “Con un buen monitoreo y buena maquinaria, todavía por muchos años vamos a poder seguir produciendo vinos de calidad”, concluyó.
Más allá de reconocer que “yo, como un viejo productor, me quiera aferrar a un tipo de cultivo que es el que sé manejar”, el especialista reveló que también es importante “mirar el continente europeo, que produce vinos de gran calidad y de hecho mayor cantidad que nosotros”. Un ejemplo que brindó el ingeniero al respecto fue el de Italia y España, que “con precipitaciones por encima del orden de los 1500mm producen viñedo en secano, sin riego o con muy poca necesidad de riego. Esto los ha llevado a hacer un manejo muy diferente al que veníamos haciendo nosotros, que me parece que era muy cómodo”.
Como reveló la investigación, en Mendoza el piso de lluvias por año es cercano a los 200mm, y con un aumento de 20mm cada 10 años se necesitarían siglos para forzar un cambio de cultivo. “Podemos pensar que con tecnologías nuevas podemos estar tranquilamente manejando viñedos con ese milimetraje, los europeos nos vienen enseñando un camino”, insistió Marianetti. “En ese sentido y estoy tranquilo, pero no descuidado, porque el tema nos viene azotando”, finalizó.