Una sospecha, seguida de un test y horas de espera que pueden parecer eternas. Si es positivo, deriva en la permanencia en una habitación lejos de los seres queridos por lo menos por 10 días, sumado a la incertidumbre sobre la reacción del cuerpo a este nuevo coronavirus, que presenta un amplio espectro de posibilidades. Por esa razón, aquellas personas que contraen Covid-19 no solamente necesitan de cuidados médicos, sino que en muchos casos también requieren asistencia psicológica.
Conscientes de esta realidad, los equipos de Salud Mental de los hospitales Mendoza han tenido que modificar su forma de trabajar para poder prestarles sus servicios a estos nuevos pacientes que comenzaron a llegar desde el 21 de marzo pasado. Por las altas probabilidades de contagio de este virus, la atención de estos profesionales es principalmente telefónica, salvo en situaciones crisis en las que consideren indispensable la presencialidad.
La doctora Elisabeth Liberal, directora de Salud Mental y Adicciones, explicó que cuando se atraviesa esta enfermedad el aislamiento es lo que más pesa. “Las personas se sienten sumamente solas y más con un cuadro que pasa por todos los rangos, lo que crea una gran angustia e incertidumbre, cualquiera sea la edad”, indicó. De todas formas, han notado que entre los jóvenes hay una creencia de que los síntomas van a ser más leves por lo cual en general hay mayor tranquilidad, distinto a lo que ocurre con las personas mayores.
Lo que ella ha observado en este tiempo ha sido desde insomnio hasta grandes crisis de ansiedad y ataques de pánico en los que, en algunos casos, ha sido necesarios intervenir con medicación. “En un principio fue bastante complejo pero nos hemos ido acomodando rápidamente. Consideramos que la salud es una cuestión integral, todo lo que atraviesa al cuerpo afecta la salud mental”, subrayó la experta y detalló que su principal herramienta de trabajo es el acompañamiento y la palabra.
Entre los miedos más frecuentes que aparecen en esta instancia aparece la muerte, ya que si bien la tasa de letalidad es baja, la persona internada siempre la tiene presente. Otros también manifiestan gran temor a lo que sucede con otras personas, como el cuidado de niños chicos en caso de papás y mamás, o el haber contagiado a terceros.
Tanto en los hospitales públicos como de OSEP se les ofrece este acompañamiento a los pacientes Covid-19 positivo que ingresan. “No todos lo necesitan porque depende de la singularidad de cada uno, pero sí nos encargamos de que sepan que estamos”, precisó Liberal.
La licenciada Virginia Abihagle, jefa de Salud Mental del hospital Central, relató que allí el equipo que atiende Covid les pasa diariamente el reporte de los pacientes para darles seguimiento, ya sea con un psicólogo o con un psiquiatra. si se llegase a necesitar una intervención medicamentosa. “El contacto es casi diario o cada dos días, dependiendo de la demanda de los pacientes. Para algunos fue muy bueno y otros lo rechazaron”, sintetizó la profesional. En cuanto al medio utilizado, optan tanto por llamadas como WhatsApp, de acuerdo a cada persona.
“También armamos un protocolo de intervención en habitaciones frente a situaciones de urgencia, tales como ideas de fuga, abstinencia de consumo, angustia severa, entre otros”, precisó la licenciada y recordó que desde que comenzaron en marzo solamente se han registrado cuatro de este tipo de situaciones.
Por su parte Adrea Roux, psiquiatra a cargo del Servicio de Salud Mental del hospital El Carmen, contó que atienden de forma similar. “Hacemos una primera escucha psicológica telefónica donde le brindamos el ofrecimiento de acompañarlos de esta manera durante la intervención”, comentó. Allí también ingresan de forma presencial sólo en caso que lo requieran los pacientes por casos extremos, lo que ha sucedido dos veces.
Adicionalmente, en este último hospital también tienen un servicio extra de acompañamiento artístico que brindan a través de payasos de hospital. “Fue una propuesta que surgió del equipo de kinesiólogos del hospital. Nosotros evaluamos que sea bueno para el paciente ya que no con todos se puede hacer”, aclaró. En ambos hospitales también trabajan el acompañamiento de familiares de internados que lo pueden llegar a necesitar y el apoyo a los médicos que trabajan diariamente con el virus.
Payasos de hospital alegran las jornadas de los pacientes
Con sus grandes narices rojas, guardapolvos emparchados e instrumentos musicales, Armando Sopaipilla y el Doctor Musicón se apuestan en uno de los patios internos del hospital El Carmen y les llevan su alegría a algunos de los positivos por Covid-19 que permanecen allí internados. Con la pasión que los caracteriza les ofrecen “Serenatas a la carta”, un menú artístico y musical adaptado a las preferencias de cada uno.
Estos payasos de hospital son interpretados por el profesor de teatro Mariano Martínez y el músico Gustavo Jofré, quienes forman “Emergencia de Sonrisas”. Ambos trabajan como animadores terapéuticos para OSEP ofreciendo talleres para chicos y grandes desde hace 10 años pero la pandemia los obligó a reinventarse. En un principio fueron enviados a cumplir sus funciones desde sus casas por lo que comenzaron a crear videítos personalizados. Hasta que a una profesional del equipo de kinesiología se le ocurrió que su intervención podría ser muy beneficiosa para los pacientes con el virus que estaban aislados.
“Como el hospital tiene patios que dan a las habitaciones de los positivos por Covid-19, empezamos a realizar nuestro show desde allí. Como nos miran desde las ventanas y hay vidrios de por medio, no hay riego alguno de hacerlo”, explicó Martínez. La idea es presentar un acto personalizado para cada paciente, por lo que previamente averiguan el nombre de pila y la música que le gusta. “Vamos con guitarra, ukelele o equipo de audio y si llueve hasta vamos con paraguas; la idea es sacarles una sonrisa y brindarles cariño”, aseguró.
Estas serenatas las realizan dos veces por semana y tienen una duración de 15 minutos por ventana. “Hacemos una entrada con chistes malos o cortos, de menú principal viene la canción o ritmo que le gusta y terminamos con el postre con algo improvisado entre los dos”, enumeró. Durante el tiempo que llevan les ha parecido una experiencia sumamente enriquecedora. “Nos reciben muy contentos y hasta han llegado a emocionarse. Es nuestra labor trabajar con la risa y con el arte, lo que genera endorfinas y mejora la salud emocional”, aseguró.