Algunas personas que tuvieron Covid-19 experimentan alteraciones en el olfato y el gusto luego de recuperarse. Así se ha observado en otros países y también sucede en Mendoza.
“Lo estamos viendo bastante. Gente que incluso tuvo Covid en octubre o noviembre de 2020 están consultando recién ahora porque se está haciendo más público”, dijo la doctora Virginia Conesa, otorrinolaringóloga del área de Olfato del hospital Central.
Aunque es relativo, suele comenzar a presentarse entre el mes y los tres meses posteriores a la infección. “Hemos visto con frecuencia este tipo de síntoma, sobre todo en pacientes que han padecido Covid leve-moderada. La incidencia de este síntoma es variable pero el Ministerio de Salud ha calculado aproximadamente 27,3 % falta de olfato y 20% de gusto”, explicó el doctor Osvaldo Ianardi, de la misma especialidad.
Detalló que la sintomatología se puede clasificar en cuantitativa, que implica alteración en la intensidad, o cualitativa, en la que cambia la calidad de la percepción de los olores.
Se sabe que entre los síntomas de Covid sucede una pérdida del olfato y/o del gusto. El profesional señaló que este último suele recuperarse antes que el olfato porque su regeneración neural es de tres semanas, mientras que el olfato puede llegar a los tres meses. En el proceso de recuperación del olfato el paciente puede presentar parosmias (alteración de olfatos reales) o fantosmia (percepción de olores inexistentes) o cuantitativos, como la hiposmia menor percepción de un olor específico.
La doctora Conesa comentó que hay sustancias ante las que la alteración es muy habitual, como el café, la cebolla, el chocolate, el ajo, las bebidas alcohólicas y los cítricos.
“Sienten olor a tostada quemada, a podrido y hay gente que siente olores a perfumes agradables o pueden ser desagradables”, mencionó. También puede suceder que identifiquen de qué se trata pero el olor no sea el mismo al que sentían antes de enfermar de Covid.
En cuanto a los sabores, Conesa explicó que el 80% está dado por el olfato. Recordó que el gusto puede detectar lo dulce, salado, amargo o ácido y que el sabor es una mezcla de gusto y olfato.
Lo que les sucede a estos pacientes es que no pueden saborear ciertas comidas pero pueden saber si algo está salado o dulce, por ejemplo.
A quiénes afecta
Son generalmente pacientes que han tenido cuadros leves, incluso algunos ni se han dado cuenta de que tuvieron la infección. La doctora Conesa atiende con este cuadro a adolescentes desde los 14 años y hasta adultos de mediana edad.
Comentó que sin haber percibido el contagio, al presentar este síntoma se hacen análisis de inmunoglobulina y se enteran de que han tenido el virus.
“Se puede dar en cualquier paciente, pero preferentemente se da en jóvenes, con síntomas leves y el sexo femenino tiene mayor prevalencia por presentar mayor epitelio olfatorio que el del sexo masculino. Habitualmente el asintomático no refiere síntomas, por lo cual si presentara alguno de estas características pasaría al grupo de síntomas leves”, dijo el doctor Ianardi.
Por su parte, Conesa explicó que el Covid afecta las células del epitelio olfatorio. Eso produce una reacción inflamatoria que afecta unas células de sostén y las neuronas. “Este epitelio en condiciones normales se regenera cada dos o tres meses pero, al haber tal destrucción, la regeneración es muy rápida y no es normal, entonces los cablecitos que unen las neuronas entran en cortocircuito. Por eso huelen una cosa y perciben otra”, detalló.
Impacto
Los profesionales señalan que esta situación tiene impacto en la calidad de vida de las personas. Incluso muchos pacientes pierden peso porque se alimentan de otro modo o comen menos.
“Sienten incomodidad; adelgazan porque comen menos, dejan de disfrutar de la comida, tienen dudas sobre lo que perciben, dicen que sienten mal olor, como olor a gas o malos sabores”, refirió Ianardi.
“El olfato también desempeña un rol en nuestras vidas emocionales, conectándonos con los que más amamos y con nuestros recuerdos. Quienes no pueden oler, usualmente comunican que se sienten aislados y deprimidos y que pierden el disfrute en las relaciones de intimidad”, agregó.
La médica dijo que les afecta la calidad de vida porque lo del olfato es muy social, por ejemplo, el café es lo que más los marca porque es la parte más social o comentó que las madres se ven afectadas porque no pueden sentir el olor de sus bebés. Estas situaciones generan gran frustración.
Tratamiento
El tratamiento implica reentrenar a los pacientes para que esas conexiones vuelvan a ser como antes. Entonces lo que se hace es un reentrenamiento olfatorio.
Conesa explicó que se dan ejercicios con cuatro aceites esenciales que se le hacen oler dos o tres veces por día durante tres meses y se va controlando para ver si hubo cambios.
“El entrenamiento olfativo implica la repetición y la exposición repetida a un conjunto de olores de un conjunto de olores (limón, rosa, clavo y eucalipto) durante 20 segundos cada uno (dos veces al día) durante al menos tres meses”, coincidió Ianardi.
En general, la mayoría de los pacientes han mejorado pero lo cierto es que esto es tan reciente que aún no hay conclusiones ni se sabe con certeza cuánto puede durar la recuperación.