Insólito: inspectores municipales le clausuraron el bombo a un artista callejero en Carlos Paz

Miguel Fernández contó que su instrumento es nuevo y lo iba a estrenar, sin embargo se lo incautaron. Lo pudo recuperar recién esta semana, “pero el problema es que le pegaron la faja de clausura y este adhesivo lo daña porque los poros de madera hacen al sonido del bombo”, detalló.

Insólito: inspectores municipales le clausuraron el bombo a un artista callejero en Carlos Paz
Le clausuraron el bombo a un artista callejero en Villa Carlos Paz. / Foto: Carlos Paz Vivo

Un artista callejero de Villa Carlos Paz es el protagonista de una insólita situación. El fin de semana pasado fue a tocar su bombo junto con su esposa, la cual vende pan casero en la misma esquina. De repente llegaron inspectores municipales y le “clausuraron” y secuestraron su instrumento musical.

Se llama Miguel Fernández quien desde hace un año toca su bombo en la esquina de Bulevar Sarmiento y Scarlatti, en barrio Villa del Lago de Villa Carlos Paz.

“Se presentaron los inspectores a pedirme el permiso para hacer música callejera; pero como no contaba con el mismo, me llevaron el instrumento”, contó Miguel a Carlos Paz Vivo.

Y detalló: “Ya habían venido otros inspectores; pero me dejaban trabajar porque entendían que no molesto a nadie y lo hago para ganar dinero y darle sustento a mi familia. De hecho, nos pedían que sigamos en este semáforo que está retirado del centro de Carlos Paz; y así veníamos bien”.

El músico contó que el bombo es nuevo y lo iba a estrenar ese día porque se lo pudo comprar tras un viaje de trabajo que hizo meses atrás; pero se lo incautaron, detalla La Voz.

“El lunes lo pude recuperar luego de pagar una multa; pero el problema es que le pegaron la faja de clausura y este adhesivo daña al instrumento porque los poros de madera hacen al sonido del bombo”, apuntó.

“Yo tengo sueños como músico, el año pasado de hecho fui finalista en Cosquín y me gustaría quedarme a vivir en Carlos Paz por la cercanía que tengo con todo; pero esto me limita porque necesito vivir y solo pido que aunque sea me dejen venir los fines de semana, un rato”, señaló Miguel.

“La gente nos avala, nos conoce y nos quiere, yo se los expliqué al inspector, porque si no no hubiésemos podido sobrevivir este año que estuvimos acá. La gente sabe que no somos ordinarios ni maleducados, somos respetuosos; si no la misma gente nos corre. Para nosotros el semáforo es nuestra vidriera, nuestra vida y la posibilidad de seguir trabajando”, cerró Miguel.

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