Huertas en casa: entre el ahorro y los beneficios para la salud

Quienes cultivan sus propias verduras destacan el sabor y el ahorro a largo plazo. Una nutricionista advierte sobre la gran diferencia de nutrientes y el riesgo de los agroquímicos en comparación a cultivos industrializados.

Huertas en casa: entre el ahorro y los beneficios para la salud
Eduardo prepara su huerta para esta temporada, que cultivará junto a su familia y cuidará su perra, Arya.

La pandemia disparó, entre muchas otras cosas, una nueva tendencia hacia el cultivo en casa propia, como una manera de ocupar el tiempo de encierro en aquellos momentos. Si bien el furor de esa iniciativa ya pasó, la práctica de tener una huerta llegó para quedarse en muchas casas y familias, según indican, principalmente por dos ventajas: la económica, por el ahorro del costo de la verdura; y la salud, por la diferencia nutritiva entre verduras cultivadas por la industria y aquellas cosechadas en huertas propias.

A algunos la idea les llegó casi de casualidad, como el caso de Valentina Fornetti (25), quien hizo un espacio en el patio de su casa para darse el gusto: “Me parece un pasatiempo sano y de paso siempre tenés verduras a mano. Empecé porque me hicieron probar un tomate de huerta y el sabor era muy distinto, mucho más sabroso, entonces pensé en probar”, contó en diálogo con Los Andes.

"Es un pasatiempo hermoso y lleno de aprendizaje”, dijo Valentina, que cultiva tomate redondo y cherri, zanahoria, pimiento, ají y plantas aromáticas.
"Es un pasatiempo hermoso y lleno de aprendizaje”, dijo Valentina, que cultiva tomate redondo y cherri, zanahoria, pimiento, ají y plantas aromáticas.

Para otros, como Eduardo Maíz, el cultivo casero era más conocido: “Yo lo vi desde chico en la casa de mis abuelos, era divertido que te mandaran a buscar las verduras para el almuerzo del domingo”. Desde San Martín, reconoce que la idea de hacer su huerta en casa “se me disparó con el tema de la pandemia. Había un poco más de tiempo y tenía el lugar. Pensé: qué mejor que hacer algo que nos entretenga, nos sirva, y que mis hijas también lo vieran”.

“Es un pasatiempo hermoso y lleno de aprendizaje”, resume Valentina, que en su segundo año de huerta ya cultiva “tomate redondo y cherry, zanahoria, pimiento, ají y algunas aromáticas como romero, perejil y albahaca”. Eduardo, por su parte, comenzó “con hoja verde, como lechuga y rúcula, y también algunas de pulpa como tomate, pimiento y berenjena. Además tenemos perejil, albahaca y orégano”, contó.

Sin saberlo, ambos respondieron lo mismo sobre las primeras sensaciones de consumir sus propios cultivos: “Lo que más me impactó fue el sabor. Hay mucha diferencia en los aromas y la textura, son totalmente distintos”, relató el sanmartiniano. “Todo es más tierno y con mucho más aroma. El sabor cambia, es mucho mejor”, aportó la joven.

Sea como sea, más allá de cómo surgió cada iniciativa o el cultivo que elijan, lo cierto es que la experiencia de sembrar, cuidar y cosechar tus propias frutas y verduras tiene el mismo resultado para todos.

Eduardo aconseja empezar cultivando verduras sencillas, como lechuga, pimiento, berenjena y plantas aromáticas.
Eduardo aconseja empezar cultivando verduras sencillas, como lechuga, pimiento, berenjena y plantas aromáticas.

Costos y ahorros

Los costos de tener una huerta en casa varían dependiendo de las herramientas que cada uno tenga a mano y la decisión sobre ciertos productos. “Yo gasté en tierra, fertilizantes, estructuras para que puedan crecer bien las plantas y herramientas para la huerta en sí, como tijeras para podar”, expresó Valentina.

“En mi caso el costo fue poco, porque hice un control casi orgánico, no utilicé herbicida ni fertilizante químico”, comentó Eduardo, quien ya contaba con herramientas de finca. “Hay varias plagas, pero la verdad es que no tuve muchos problemas, el ataque no es tan importante como para diezmar la producción”, agregó.

“Todo es más tierno y con mucho mas aroma. El sabor cambia, es mucho mejor”, dijo Valentina sobre consumir verduras de cultivo propio.
“Todo es más tierno y con mucho mas aroma. El sabor cambia, es mucho mejor”, dijo Valentina sobre consumir verduras de cultivo propio.

El otro gasto pasa por el cultivo, algo que se puede suavizar bastante, como hizo Valentina: “La mayoría de las semillas las saqué de las mismas verduras cuando cocinaba”. “También he comprado semillas, como las de zanahoria”, manifestó la joven.

Ese sobre que Valentina compró cuesta $250, mientras que un kilo de zanahorias vale $150 en una verdulería cercana a su casa. El kilo de tomate, por ejemplo, ronda entre los $250 y $300, el de morrón $500, el de berenjena $300 y la lechuga entre $200 y $300, según la especie.

“El tema económico es un debate, porque vos siempre ponés en la balanza el tiempo y el trabajo que demanda la huerta”, opinó Eduardo. Y continuó: “Te puedo asegurar que no consumís la misma cantidad de verduras si tenés la huerta, a que si tenés que ir a comprar a la verdulería. Comés muchas más verduras teniendo la huerta. Entonces, si ponés el valor el volumen que consumís, es muy importante el ahorro teniendo la huerta”. “Además, comés más variado”, completó.

Más saludable

Además de la cantidad, la variedad y la calidad de verduras, para Valentina “no hay nada como cosechar los frutos que con tanta paciencia cultivaste”. Por eso, la joven recomienda tener huerta “para dejar de consumir un poco lo industrializado, que ya sabemos que está lleno de agroquímicos”. Ese es el otro punto de inflexión en el debate sobre cultivos convencionales y orgánicos: la diferencia nutricional y la presencia de sustancias químicas que afectan la salud.

La nutricionista Victoria Pérez destacó la diferencia de micronutrientes, como muestra la tabla, "cuyos valores significativos a nivel orgánico, sobre todo de polifenoles, flavonoides y nitratos".
La nutricionista Victoria Pérez destacó la diferencia de micronutrientes, como muestra la tabla, "cuyos valores significativos a nivel orgánico, sobre todo de polifenoles, flavonoides y nitratos".

Victoria Pérez, nutricionista mendocina egresada de la Universidad Nacional de San Luis, realizó una investigación “para ver si había una real diferencia en cuanto al contenido de nutrientes”, y los resultados fueron reveladores. “El estudio dio como resultado que sí hay una real diferencia en cuanto al contenido de micronutrientes y al contenido de agroquímicos, que sabemos que son peligrosos”, manifestó la especialista.

En cuanto a los nutrientes, la licenciada en Nutrición explicó que las verduras cultivadas en huertas propias tienen “mayor contenido de antioxidantes, que son importantes contra sustancias que lo envejecen, lo deterioran y lo predisponen a enfermedades como el cáncer”. También “se relacionan con su capacidad para prevenir fallas cardiacas, aterosclerosis, enfermedad cardiovascular y ACV”, agregó.

Por otro lado, continuó Pérez, “hubo una real diferencia en el contenido de agroquímicos, que sabemos que son especialmente peligrosos, sobre todo a nivel genético”: “Producen, a lo largo del tiempo o en un consumo abundante y prolongado, hasta modificaciones a nivel del ADN, mutaciones o alteraciones de la microbiota, de ahí que hoy en día hay tantos intestinos irritables y cáncer de colon”, dijo la especialista.

La investigación reveló que una verdura industrializada puede tener hasta cuatro veces más de arsénico que una verdura de huerta, así como más cromo, cobalto, níquel y zinc. “Obviamente estos metales son ajenos a la naturaleza de las verduras, lo que nos evidencia la presencia de otras sustancias no propias, principalmente de glifosato”, detalló la nutricionista, motivo por el cual aconseja “lo que más se pueda” cultivar tus propias verduras.

La investigación dio como resultado una mayor presencia de metales en las verduras cultivadas de manera industrial.
La investigación dio como resultado una mayor presencia de metales en las verduras cultivadas de manera industrial.

En ese sentido Eduardo, que mostró su preocupación “por consumir algo que tenga agroquímicos o ese tipo de sustancia”, aseguró que “una de las grandes ventajas de tener huerta es saber que vos y tu familia están comiendo sano, eso me motiva”.

Por eso, recomendó “que todo aquel que tenga un poquito de lugar, por más chico que sea, pruebe. Que no se complique, hay que empezar de a poco para que sea algo agradable y eso lo va a llevar a agarrarle el gusto”.

“Hay que ser pacientes, pero me parece que es lo lindo de la huerta, ver todo el proceso desde una semilla hasta tener en tus manos los frutos”, aportó Valentina.

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