Poco menos de 2 meses han pasado desde la dolorosa muerte del andinista y guía de montaña mendocino Ignacio Lucero (50), y es una herida que -entre los seres queridos de Nacho- no deja de doler. Lucero, muy querido y respetado en el ámbito de la montaña, falleció a fines de noviembre pasado -se desconoce con exactitud el momento del deceso, aunque la noticia fue confirmada el 30 de noviembre- cuando intentaba hacer cumbre en el cerro Marmolejo, ubicado en la zona del límite entre Argentina y Chile, sobre la siempre imponente Cordillera de los Andes.
De la misma expedición participaron el intendente de la localidad pampeana de General San Martín, Raúl Espir, y el escribano Sergio Berardo, quienes también fallecieron. Y, de acuerdo a la autopsia, la causa de la muerte fue hipotermia accidental (congelamiento). De hecho, los cuerpos de los 3 fueron rescatados por Carabineros de Chile y en helicóptero.
Y es tal el cariño que sembró Nacho Lucero entre los montañistas -en especial, quienes lo conocieron- que ya comenzó a ser cosechado. Y hay una campaña para que se bautice con el nombre Cerro Lucero a uno de los montes ubicados en Vallecitos, paraje de la cordillera mendocina que Nacho conocía prácticamente de memoria. Y, del mismo modo, también se está organizando una serie de homenajes al querido guía de montaña, tanto en Mendoza como en Nepal, sitio que Nacho visitó en dos oportunidades y mientras intentaba hacer cumbre en el Manaslu (dentro del Himalaya).
“Siento que todavía Nacho está con nosotros. A veces se prenden solos los juguetes a pilas de Salvi. O se siente el perfume de él, y es un perfume único, que no está tampoco en algún lugar de la casa”, resume su pareja María Fernanda Martínez Thierry, quien -además- es la madre de Salvador, hijo que tuvo con Nacho Lucero.
Si bien Lucero ya tuvo su último adiós público en la sede de la Dirección de Deportes de la UNCuyo el 13 de diciembre pasado, la propia Fernanda y los amigos y conocidos de Nacho están organizando un emotivo homenaje que tendrá lugar durante los primeros días de marzo en la base de la zona de parapentes, en el Cerro Arco. Justamente en esa zona de El Challao se encuentra el barrio donde vivía Nacho Lucero.
“La idea es que sea un homenaje donde dejemos todas sus fotos y cuadros, con una ceremonia emotiva y de montaña, como él hubiese querido”, destacó la pareja del fallecido andinista.
Además, la propia María Fernanda ha iniciado las averiguaciones para que, también a comienzos de marzo, Nacho Lucero sea homenajeado en una ceremonia en Nepal. Y es que ese lugar fue y será muy importante en la vida de Nacho. Porque el 3 de octubre de 2011, Ignacio Lucero sufrió un infarto masivo en Nepal mientras intentaba hacer cumbre en el Manaslu (en la cordillera del Himalaya). Fue a los 7.350 msnm, lo que lo obligó a bajar a la fuerza, con asistencia. Además, en esa misma expedición y horas después -mientras lo operaban-, Nacho sufrió un ACV.
Ese día volvió a nacer, y 11 años después -también en octubre, aunque del 2022- Lucero regresó a esa montaña (uno de sus lugares en el mundo) e intentó hacer cumbre nuevamente. Aunque, por distintas circunstancias, debió abandonar su misión. Casual, o causalmente, también fue a los 7.350 msnm.
“Aún resta averiguar bien todos los detalles y confirmar. Pero la pareja de Nacho nos preguntó si era posible que eleváramos oraciones en Nepal, y creo que es algo se puede hacer, y lo haré si llega a ser posible. Tengo que comunicarme con mi socio en Nepal y voy a ir allí en marzo”, destacó Vijay a Los Andes.
Vijay es el dueño y coordinador de una empresa de expediciones en Singapur, con sede en Nepal. Y fue quien lideró la expedición de 2022, cuando Nacho Lucero regresó tras 11 años -y ya recuperado del ACV y del infarto masivo- al Manaslu para intentar hacer cumbre.
“Fue una noticia lamentable y triste cuando me enteré que Nacho había muerto. ¡Perdimos a una persona tan buena! Fue un momento triste. En mis últimos 10 años de experiencia de escalada, he perdido muchos amigos en la montaña”, resumió, compungido, el guía de la expedición.
“UN TIPO TRANQUILO Y AMIGABLE”: EL RECUERDO DEL GUÍA QUE ACOMPAÑÓ A NACHO LUCERO A SU ÚLTIMA EXPEDICIÓN EN EL MANASLU
En octubre de 2011, con 38 años, Ignacio Javier Lucero llegó por primera vez en su vida a Nepal. Su amor por la montaña y su amplia experiencia en las distintas cordilleras y cadenas montañosas lo llevaron a lo que era -hasta ese momento- su meta más anhelada: hacer cumbre en el Manaslu, uno de los picos más difíciles y -al mismo tiempo- atrapantes del Himalaya.
Nacho llevaba varios años preparándose para esa aventura, por lo que llegó con la cumbre entre ceja y ceja. Sin embargo, la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Y cuando el mendocino estaba por los 7.350 msnm (el pico tiene 8.163 msnm), sufrió un infarto masivo, por lo que debió ser evacuado hasta la base. Como si con esto ya no fuese una gran adversidad, mientras operaban a Lucero en Nepal, sufrió un ACV. Y, haciendo gala de su fortaleza, Nacho Lucero salió adelante.
La recuperación no fue fácil para Nacho e, incluso, le habían asegurado que no era seguro que pudiese regresar a la montaña. O, al menos, no a disfrutarla de la misma manera en que lo había hecho. Pero, una vez más, Nacho se demostró a sí mismo que no existían imposibles para él. Y, tras una lenta y trabajada recuperación, Nacho regresó a la montaña.
Durante su recuperación conoció a Oro, su perro, quien se convirtió en su fiel compañero en los distintos cerros. Y quien fue más que un perro terapéutico y guía, ya que juntos escalaron distintos cerros, Aconcagua incluido. Oro tenía hasta su propio equipo personalizado para la montaña -por supuesto, adoptado a la fisonomía de un perro-. Lamentablemente, el fiel amigo y compañero canino de Nacho falleció en noviembre de 2020, pero el andinista mendocino siguió ascendiendo y conquistando los picos más importantes de América, de Asia, de Europa y de África.
Exactamente 11 años después de su primer intento en el Manaslu -aquel que acabó con Nacho infartado y luego habiendo sufrido un ACV mientras lo operaban-, en 2022 Lucero regresó a Nepal y con la idea de cumplir aquella deuda pendiente que le había quedado en el Himalaya. Fue en aquel momento en que conoció a Vijay, guía de la última expedición al Manaslu. Aquella misma que Nacho debió abandonar a la misma altura en que se había quedado en 2011, aunque esta vez porque una tosca de nieve destruyó la linterna de su casco.
“Cada año dirijo grupos de trekking en Nepal. En 2022, cuando estábamos haciendo el Manaslu, yo era el líder de la expedición y teníamos a Nacho en nuestro equipo. Ahí lo conocí a él y a Pablo (NdA: Buchbinder, andinista y gran amigo de Nacho Lucero). Y escuché muchas historias de Pablo sobre Nacho”, rememora Vijay, quien si bien nació en la India, vive en Singapur desde hace 22 años.
Vijay tiene 3 empresas de viajes a las grandes cadenas de montaña, una en Singapur, una en Vietnam y otra en la India. Y si bien él mismo aclara que no organiza expediciones como de las que participaba Nacho, se encarga de guiar trekking en Nepal, India, Malasia, Indonesia y Vietnam.
“Nacho era un tipo más tranquilo y amigable. No hablaba mucho, pero todos en el equipo nos llevamos bien durante ese período. Había muchos miembros del equipo, de diferentes países, y nos sentíamos como una familia en la montaña. Hasta ahora nos mantenemos en contacto todos en el grupo de WhatsApp”, concluye.