Una de las mayores preocupaciones que invade a hombres de más de 50 años es el panorama sexual venidero, ya que se empiezan a sentir los primeros bajones en la potencia, erección y hasta en la intensidad de los orgasmos. Los especialistas son optimistas y siempre brindan un mensaje positivo, que la mayoría de las veces choca de frente con la realidad: médicos especialistas y sexólogos aseguran que se puede mantener una vida sexual plena, pero la realidad -asediada por la preocupación y la ansiedad masculina- indican lo contrario.
Entonces ¿Hay solución? ¿Se puede optimizar el rendimiento y ganarle a la biología? ¿O es todo una estrategia de marketing para mantener a la persona expectante y que no se deprima?
Hay ciertas cuestiones innegables: el paso del tiempo desgasta algunas funciones físicas, también pueden existir enfermedades como obesidad, cardiopatías o afecciones pulmonares que disminuyen el rendimiento pero, por otro lado es cierto que los hombres no disminuyen su capacidad de disfrutar del placer erótico, que siguen sintiendo la urgencia vital con la misma fuerza de siempre.
Otra cuestión es el culto al cuerpo y a la imagen, responsable de que muchos hombres y mujeres se sientan poco atractivos a partir de cierta edad. Esto, según los expertos, tiene un fuerte impacto en el interés hacia el sexo. Aún se sienten atraídos por un cuerpo bello, voluptuoso o torneado, pero a la vez consideran que al no verse a sí mismos en igualdad de condiciones, no pueden acceder a vincularse sexualmente con una persona de esas características físicas.
La clave está, como siempre, en intentar sentirse pleno. El sexo es una forma de ejercicio, y lo que una vez parecía fútbol y basquet, ahora se parece más al excursionismo y al golf, argumenta el portal AARP (American Association of Retired Persons, Asociación Americana de Jubilados), comparación que intenta explicar el sentir masculino frente al sexo. Es decir, a partir de los 50 -pero sobre todo después de los 70 años- los hombres pueden disfrutar de una sexualidad completa, con coito satisfactorio incluido, si se adaptan a los cambios que acompañan la edad.
Situaciones frecuentes frente al sexo
La erección suele tardar más en aparecer y la firmeza no es la misma. Además, aumenta el periodo refractario, bajan los niveles de testosterona, las eyaculaciones suelen ser menos abundantes y el orgasmo menos intenso.
Como consecuencia, los hombres suelen obsesionarse por “cumplir”, lo que puede convertirse en una verdadera condena que haga naufragar la relación sexual, según explica la sexóloga y psicóloga Marina Castro. El patrón de cumplir perpetúa los estereotipos y no favorece el vínculo sexual.
Soluciones a tener en cuenta
Existen tratamientos para afrontar la reducción de los niveles de testosterona y la falta de deseo sexual en los hombres, así como las dificultades en la erección. Consultar con el especialista es un paso imprescindible para solucionar estos contratiempos de una manera segura.
Por otro lado, los sexólogos concuerdan que, el acto sexual que satisface a cualquier edad es el resultado de los besos, las caricias y los masajes corporales, y no tanto de las erecciones muy rígidas y el coito frenético. Estos masajes por supuesto incluyen la estimulación de los genitales, pero no se centran exclusivamente en ellos.
Algunas parejas mayores abandonan el coito completamente y adoptan lo que el Dr. Haslam (anestesiólogo jubilado que enseña talleres sobre el sexo y el envejecimiento, y colaborador en el Instituto Kinsey, de la Universidad de Indiana), llama “sexo exterior”: masajes de cuerpo entero, sexo oral y el uso de juguetes sexuales. “Cuando la pareja se entrega al ‘sexo exterior’ creativo, le es posible disfrutar de sexo muy erótico y orgásmico sin necesidad de coito”.
Por lo general los hombres jóvenes, con altos niveles de testosterona, se precipitan al coito sin tomar en cuenta los masajes, caricias y besos, lo que muchas veces concluye con eyaculación precoz y mujeres que no alcanzaron a disfrutar del encuentro.
En cambio, los hombres mayores, pueden aprender a aceptar relaciones sexuales sin penetración, pero con un placer mutuo en todo el cuerpo a partir del uso de los dedos, las manos, los labios, la lengua y juguetes sexuales. Esta práctica les permite hacer el amor sin penetración peneana, y quedar completamente satisfechos.
Evitar distracciones
Es frecuente que hombres después de los 50 pierdan la erección por una distracción inoportuna, como el timbre, el teléfono o algo en la televisión que no esté a tono con el momento. Y lamentablemente, muchos confunden esto con la disfunción eréctil y se angustian, exacerbando así el problema. La ansiedad estrecha las arterias que llevan sangre al pene, lo que dificulta aún más las erecciones.
Por lo tanto, el primer consejo es buscar el momento para tener relaciones, evitando cualquier distracción: silenciar teléfonos, apagar televisores (a menos que lo que se está viendo aporte beneficios al encuentro) tener la temperatura adecuada en el lugar para no sentir demasiado frío o calor y tratar de evitar aquellas cosas que sepa que pueden distraerlo.
“Este es mi consejo para los hombres mayores con erecciones problemáticas”, dice el Dr. Marty Klein, terapeuta sexual. “Relájese, respire profundo, pida el tipo de caricia que lo excita, y en vez de lamentar lo que ha perdido, concéntrese en el placer que puede disfrutar”.
Cuando la eyaculación llega rápido
Un histórico estudio de la University of Chicago mostró que aproximadamente una tercera parte de los hombres de entre 18 y 49 años se quejan de llegar al orgasmo demasiado pronto al menos una vez al año. Para muchos hombres mayores, la eyaculación prematura sigue siendo un problema, o vuelve a serlo. Una encuesta posterior reveló que la eyaculación prematura afecta al 31% de los hombres de entre 50 y 60 años, al 30% de los de entre 60 y 65 años, al 28% de los de entre 65 y 70 años y al 22% de los de entre 75 y 85 años.
La eyaculación prematura tiene dos causas principales: la ansiedad y el sexo centrado en el pene. La ansiedad hace más excitable al sistema nervioso, lo que incluye los nervios que provocan la eyaculación. Además, el sexo centrado en el pene pone más presión al órgano masculino de lo que puede manejar.
