En una mañana muy fría, con pocos grados por encima de 0, temprano se la vio llegar a Hilda Orezzoli a la escuela Rafael Obligado de Guaymallén. A sus 85 años era impensado no emitir su voto, se trate de PASO o de cualquier otra elección. Su gorrito rojo hacía impecable juego con su capa de lana y entre ella sobresalía la mano con la que sostenía su bastón para trasladar, sin perder seguridad, su menudo cuerpo. “Voy a votar mientras las patitas me den, porque defiendo la democracia”, sostuvo.
Había llegado algo molesta por tener que torcer el rumbo a medio camino: “Me molesta que después de 20 años me han cambiado la escuela”.
Estaba perfectamente al tanto de que había que estrenar la nueva boleta única en papel, sin embargo le explicaron en el aula los detalles del procedimiento. “No veo bien y eso me complica con la letra que es muy chica”, aclaró. Efectivamente, se la vio acercarse demasiado al papel a esos ojos que tanto han visto para poder colocar con certeza la cruz donde había decidido.
“Suerte” le deseó a su candidato al colocar el voto dentro de la urna y con eso les sacó risas a los presentes. “Muchas gracias, que no pasen frío y les vaya bien”, les deseó antes de retirarse. Al salir dijo que le había parecido fácil.
Luego sonó el teléfono pero no alcanzó a atenderlo. Era su hija. “Me llama para buscarme pero se me complica con este celular, es nuevo porque ayer me robaron el mío en el supermercado”.
El asunto es que los adultos mayores fueron los que en general llegaron a votar temprano.
“Me informé y pregunté a los hijos”, contó Marcela (74) quien dijo que llegaba al tanto de los cambios. Sin embargo, también manifestó que para los mayores quizás genera más dificultades que para el resto: “Cuando la abrís y ves todo eso se complica y más después de los 70 que uno tiene más problemas en la vista”.
De todas formas, en general superaron el desafío sin problemas. Salvador Piazzetta, de 78 años, llegó al lugar sin saber cómo usar la nueva boleta. “Me explicaron acá y pude”, comentó. Y una vez más, como esas generaciones, mostró el compromiso con el acto eleccionario y dijo que no le molesta tener que ir 5 o 6 veces este año. “Mientras pueda moverme, vendré”. aseguró.
En el otro extremo están los chicos que llegan por su primera experiencia electoral y que suelen recibir el aplauso de los presentes. Es quizás más conmovedor para quienes han transitado etapas de ausencia democrática que para ellos, para quienes es parte de la historia.
Agostina Castañeda (18) llegó con su papá y su hermana. “Les pedí que me explicaran cómo es, antes no he podido cortar porque tuve problemas con el DNI, me pareció fácil y organizado”, apuntó. “Estaba nerviosa porque era algo nuevo y no sabía cómo era, pero me sentí acompañada; re buena onda las autoridades de mesa y eso ayuda”, agregó.
Resultó ser una votante particular en relación a la historia política de Mendoza: su tío abuelo, Adolfo Vicchi, fue gobernador de la provincia entre 1941 y 1943 por el partido demócrata.
De todas formas, dijo que sabe que debió prepararse más para tan importante acto: “Me informé poco, creo que debería haberlo hecho más y lo voy a hacer para la próxima, darle más importancia, porque esto de la política es algo que no hablamos mucho con mis compañeros”