Hernán Guardamagna, de Mendoza a Londres para brillar en la meca de la moda con el diseño de zapatos

Sus productos no tienen género y se enmarcan en lo que se llama “slow fashion” ya que apuntan a durar y evitar mayor consumo. Podría haber sido abogado de la UNCuyo pero, a mitad de la carrera, descubrió que su pasión iba por otro lado y la siguió.

Hernán Guardamagna, de Mendoza a Londres para brillar en la meca de la moda con el diseño de zapatos
De Mendoza al mundo. Hernán Guardamagna diseñador de calzados. Fotos: Gentileza

Hernán Guardamagna es un exitoso diseñador de calzado en Londres, una de las ciudades meca de la moda. Reconoce que es un ámbito muy competitivo pero ha sabido hacerse un lugar y hoy cuenta con su propio taller, que empezó a desarrollar hace dos años. Podría ser el abogado de algún mendocino, ya que hizo tres años de esa carrera en la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza, su provincia natal. Pero en el camino se dio cuenta de que su pasión era otra: el diseño, y la siguió.

Nació hace 40 años en Godoy Cruz, vivía en un departamento en la calle Beltrán, casi en el límite con Ciudad. A los 7 años su familia se mudó, pero siguieron eligiendo esa zona y se instalaron cerca de la plaza departamental . Allí creció este joven que hoy sorprende con el diseño de zapatos verdaderamente novedosos, en los que predominan las líneas cuadradas y, como ahora es invierno en el país que lo adoptó, incluso con pieles.

La marca, que lleva su nombre, diseña productos sin género. “Tiene zapatos andróginos, con talles entre el 36 y el 45″, comentó en diálogo con Los Andes.

De Mendoza al mundo. Hernan Guardamagna diseñador de calzados. Fotos: Gentileza
De Mendoza al mundo. Hernan Guardamagna diseñador de calzados. Fotos: Gentileza

“Siempre he tenido mucha fascinación por la geometría, entonces siempre hay elementos de geometría en el diseño, líneas y siluetas voluminosas, que tienen una impronta nueva”, contó. Y para describir mejor la identidad de sus productos agrega: “Mi mayor interés ha sido crear un objeto innovador, algo que no haya visto o que sé que no existe, como que siempre he tratado de que eso esté en cualquier cosa que haga y que sea moderno pero al mismo tiempo que no responda a una tendencia, que sea algo atemporal, que puedas tenerlo en tu guardarropa mucho tiempo pero al mismo tiempo sea innovador”.

Explicó que es lo que se llama “slow fashion”: “Es como la idea de que te vas a comprar un par de zapatos que te van a durar muchísimo tiempo, en vez de comprar 4 pares que desechas y eso va a parar a la tierra”.

Es que otra característica de sus diseños es que se enmarcan en la economía circular. Si bien están hechos en cuero y a mano, busca aprovechar aquellos restos que la industria descarta. Todo apunta a reducir el consumo.

Los inicios

Hernán hizo la escuela primaria en el colegio San Luis Gonzaga y la secundaria en el Martín Zapata. Cuando estaba en tercer año de la facultad diseñó unos aros para que su hermana le regalara a una amiga y fueron un verdadero éxito. A partir de ahí otras amigas empezaron a preguntarle si vendía y así empezó a recorrer ese camino.

“A veces me pongo a pensar que desde pendejo me gustaba lo artístico, me acuerdo que hacía cosas para mi, me estampaba remeras, no me convencía mucho lo que estaba en el mercado, ilustraba prendas y zapatillas”, recordó.

De Mendoza al mundo. Hernan Guardamagna diseñador de calzados. Uno de sus diseños. Fotos: Gentileza
De Mendoza al mundo. Hernan Guardamagna diseñador de calzados. Uno de sus diseños. Fotos: Gentileza

Después de aquella experiencia empezó a hacer bijoux: “Empecé a vender, me acuerdo que dejé en un par de locales y llegó un punto en que me apasionaba y era lo que realmente quería hacer”.

Entonces colgó las leyes y partió rumbo al Este, a estudiar Diseño de Indumentaria en la Universidad de Buenos Aires. Empezó a trabajar para una marca que hace objetos de decoración y accesorios para el hogar de alta gama, hechos por artesanos para el mercado nacional.

Más al Este

Pero no era del todo lo que buscaba: “Yo quería entrar en el mundo de la moda”, reconoce.

“Entonces conseguí un trabajo como diseñador de calzado para la marca Boating, me ofrecían el puesto y fui honesto en decirles que no tenía experiencia en calzado, y fue genial porque las oficinas estaban arriba de la fábrica entonces aprendí un montón, tenía acceso directo y pude aprender mucho del proceso de confección, fue genial, estuve ahí dos años”, relató.

Reconoce que una Buenos Aires cosmopolita le abrió la cabeza y las puertas. Tenía conocidos extranjeros que le decían que se fuera hasta que una amiga de su hermana se instaló en Londres y le dijo que en su casa había una habitación esperándolo.

Entonces un día decidió ir más al Este aún. “Había pasado la crisis de 2008 y me acuerdo que mis amigos me decían que todo el mundo se estaba yendo a Berlín o Londres porque en otros países que resultaban más fáciles por el idioma, como España o Italia, no había tanto trabajo”, contó.

“Me compré un pasaje, no tenía muy claro un plan, era ir a Europa y estar viajando, estuve tres meses así y dejé Londres para el final, allí, al mes conseguí trabajo en una tienda como vendedor”, continuó su relato.

Pero su idea era hacer un posgrado y así logró ingresar al MA (máster) in mens footwear de la Royal College of Art.

El lugar le ofreció la oportunidad no sólo de adquirir más conocimientos sino además espacios para crear y la chance de conocer a gente que le abrió caminos.

“Eso fue un mega aprendizaje y después de eso hice un par de colaboraciones con gente de la universidad con la que manejábamos una estética parecida, haciendo calzado para las presentaciones del London Fashion Week y tuvieron muy buena repercusión, fue una muy buena oportunidad como para poner mi nombre en el mundo del calzado y la moda”, afirmó. Aquello fue poco antes de la pandemia de Covid y durante ella, continuaron con presentaciones on line. Luego trabajó un tiempo para una marca.

De Mendoza al mundo. Hernan Guardamagna diseñador de calzados. Algunos de sus diseños. Fotos: Gentileza
De Mendoza al mundo. Hernan Guardamagna diseñador de calzados. Algunos de sus diseños. Fotos: Gentileza

“A partir de ahí, esas oportunidades me sirvieron mucho, mientras hacía eso empecé con mi propio taller, donde podía hacer muestras, hacer calzado y estuvo genial porque me permitieron darme cuenta de la capacidad que tengo y ver la oportunidad de hacer cosas por mi cuenta”, destacó. Puede verse su trabajo en Instagram: @hernanguardamagna.

“Soy consciente de que no elegí una carrera fácil y en el lugar que estoy es una de las capitales mundiales de la moda pero también es muy competitivo, mi carrera está en constante proceso, es un work in progress, muchas cosas que querés que te pasen las tenes que generar vos, pocas veces en mi carrera me golpearon la puerta, por lo general tuve que salir a buscarla, a pelearla, buscar hacer visible mi trabajo”, analizó el diseñador.

Costumbres argentinas

Hernan se reconoce muy familiero y en Mendoza tiene a sus hermanas y el resto de su familia a los que quiere mucho, así que trata de venir al menos una vez al año y quedarse varias semanas.

Justamente, la cuestión de los vínculos está entre las que más extraña, no solo su familia sino también la facilidad con la que en Mendoza y Argentina se organizan reuniones y la calidad de las amistades.

“Nunca logré formar acá un grupo de amigos como el que tuve en Argentina”, afirmó. “Supongo que las personas son más frías, es difícil de explicar, quizás no tienen la calidez que solemos tener los argentinos, es mucho más complicado organizar juntadas, todo se programa con mucho tiempo y no existe espontaneidad”.

Tampoco pudo soltar algunas costumbres: sigue tomando mate y escuchando radios argentinas.

Destacó la forma de vida que se puede tener en Argentina, más tranquila, con más tiempo para los afectos y para sí y valoró otras cosas que consideró que a veces no se valoran en el país, como la educación y la salud públicas y el transporte accesible.

“Hay muchas cosas que no son geniales y no funcionan a la perfección pero empiezas a valorarlas (...) la calidad de vida está bastante bien, podés tener una vida buena, el clima es muy bueno, quizás no tendrás acceso a un iPhone pero tenés un montón de otras cosas que pesan mucho más”, resumió antes de asegurar: “Mendoza es un buen lugar para vivir”.

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