María Cecilia Alfonsín tiene 39 años, hace dos años se enteró que es adoptada y busca a su madre biológica. Al igual que a Gisel Martorell, también la dieron en adopción a través de la obstetra Delia Rosa Mascareño de Gómez en la calle Pellegrini al 945 de Godoy Cruz. Su fecha de nacimiento es la madrugada del 4 de octubre de 1982. Hoy decide contar su historia y pedir ayuda para llegar a su mamá o a su verdadera identidad.
Era una noche de octubre, muy tarde, cuando sonó el teléfono y la madre de crianza de María Cecilia atendió. Era la partera diciéndoles que había una chica que acababa de dar a luz a una nena, que si la querían debían ir en ese momento. Así fue que los padres adoptivos fueron y recogieron a esa bebé con apenas unas horas de vida el 4 de octubre de 1982.
Los padres no habían podido tener hijos, a través de un tal “Dr. Camino” habían llegado a una cita con esta partera que los podía ayudar. En esa cita le habían preguntado preferencia de sexo y qué harían en caso de mellizos, ellos no tenían problema con ninguna opción, por lo que Mascareño les dijo que iba a haber un varón para noviembre, que les iba a avisar.
Así fue que los padres adoptivos se habían preparado para un varón, pero finalmente llegó una nena antes: María Cecilia Alfonsín. Apenas la recibieron la llevaron a la Clínica del Niño para constatar que todo estuviera bien.
37 años después de ese episodio ella se enteró de que es adoptada. Su padre ya no vivía, sus tíos, que habían estado en ese momento, tampoco. Solo tiene a su madre, que le dijo lo poco que sabía.
“Quedé en shock, lo primero que quise fue que ella no se sintiera mal, yo estaba con mi hijo más chico, lo fui a dejar a mi casa y me largué a llorar, le mandé un mensaje y le dije ‘mira qué grande, qué quieres adoptar un bebé, en cuanto a la parte de amor, yo siendo mamá de cuatro hijos, veo y digo es un acto de amor gigante” y ahí ella recuerda que “me mandó un mensaje y me dice. Mirá cuando quieras hablamos y te cuento”.
María Cecilia siempre lo supo
“Desde chiquita sabía que algo raro había. A los nueve o diez años descubro en la biblioteca de mi mamá, un libro que se llamaba ‘Cómo educar a un hijo adoptado’, entonces lo primero que hago es agarrar el libro y preguntarle, entonces me dice ‘no, es que yo había perdido muchos embarazo, y una de las posibilidades que habíamos hablado con tu papá era buscar un niño, pero bueno, después que viniste vos, vino a tu hermano, y no hizo falta” cuenta María Cecilia quien recuerda que a los tres días volvió a buscarlo y ya el libro había desaparecido.
A los 20 fue mamá y en una juntada con una amiga y otras vecinas, una de ellas con la que no se llevaba muy bien, le dice “vos sos adoptada” María Cecilia respondió que no era así, y la vecina retrucó “Todo el mundo sabe que te trajeron a la noche en un auto”.
Le contó la situación a la madre, pero le negó todo, “Yo en ese momento, el embarazo lo pasé sola porque tu papá viajaba mucho, asique no salía de la casa y como estaba re flaca y andaba con ponchos no se me notaba la panza” le había dicho la madre.
El 7 de octubre del 2020, en plena pandemia, la madre le empieza a contar cosas de la familia, de los abuelos, de gente que ella no había conocido. Entonces María Cecilia le dijo “La verdad que tenemos que mirar para adelante, dejar todas las historias tristes en el pasado, hay que largar las mochilas, las cargas, los secretos… no le hace bien a nadie los secretos familiares”, dice asegurando que no sabe por qué pero así le salió.
Acto seguido, le pregunta nuevamente si ella era adoptada, la madre se lo niega pero ante la insistencia le termina diciendo la verdad: si era adoptada. María Cecilia terminó de confirmar lo que siempre había sentido.
Afrontar la verdad
“Yo al principio te juro estaba re contenta porque decía que bueno que me enteré, para mí fue un shock en mi vida, pero no estaba enojada con mi mamá, ni con mi papá, ni con mi familia”, recuerda.
Sin embargo agrega “Después de que pasaban los meses me daba cuenta que en realidad yo no es que no estaba enojada con ellos, sino que estaba enojada contra mí, yo me hice mucho daño a mí misma, yo caí en una depresión muy grande, tuve que reconstruirme de nuevo, teniendo cuatro hijos y un marido. Tuve que dejar de trabajar, después gracias a Dios ahora pude volver a trabajar porque no me daba la cabeza”.
María Cecilia se contactó con la ONG Mendoza por la Verdad, quienes le recomendaron que hablara con la partera. Después de mucha insistencia, pudo hablar pero no tuvo éxito, ya que, le dijo que no se acordaba de nada.
“Me hice el ADN ancestral que es el Family Tree, pero no tuve ninguna coincidencia, tuve primos cuartos pero da la casualidad que también son apropiados, así es que no tengo un hilo conductor” cuenta la joven.
También se hizo el ADN de Abuelas de Plaza de Mayo, en noviembre del año pasado pero aún sigue esperando el resultado “Una de las cosas que es muy fuerte en mi caso, es que mi apellido es Alfonsín, porque mi papá era primo hermano de Alfonsín. Lo primero que me preguntaron era si tenía un familiar militar o político”, afirma.
Las dudas
Son muchas las dudas que enfrenta María Cecilia Alfonsín sobre su identidad, no hay certezas de cómo fue su nacimiento porque su madre de crianza nunca vio a su madre biológica ni saben de qué manera fueron las cosas.
María Cecilia asegura que “Después de ver tantas historias de mamás que han sido engañadas cuando tuvieron a su bebé yo no tengo la certeza de que mi mamá biológica realmente me haya querido dar”.
Por esta razón insiste en que “Tengo que llegar a la gente, como para decir bueno a lo mejor llega a esa mamá que dio a luz un 4 de octubre que quizás le dijeron que morí o que era un varón, u otra cosa”.
La importancia de dar a luz
Cuando le hicieron la entrevista las Abuelas de Plaza de Mayo, recuerda María Cecilia, que le llamó mucho la atención que le preguntaron si era mamá y cómo había sido el primer parto, qué había sentido. Asegura que eso “es muy importante”.
Ella cuenta que “Cuando yo entro al quirófano yo estaba para un parto natural, pero después no pude y en el momento que yo iba en la camilla, me acuerdo que miraba los azulejos del quirófano del Hospital Español y sentía que tenía mucho miedo de que me robaran a mi hijo”.
Cuando María Cecilia contó eso en la entrevista con la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) dice que le dijeron que eso era muy importante, ya que “Está comprobado que nosotras, como mujeres, cuando tenemos nuestro primer hijo o nuestras primeras experiencias como mamá, nos traslada los sentimientos o los miedos que tenía nuestra mamá cuando nos paría”.
A pesar de su presentir, María Cecilia sigue buscando cualquier dato que la acerque más a su verdad y a su derecho a la identidad, por eso pide ayuda para compartir su historia y que quizás así, le pueda llegar a las personas correctas.
“Todos los días esperás el milagro. Yo soy parte de casi todos los grupos de búsqueda por internet, por Facebook, con la esperanza de leer algún día, alguien 1982 una historia que me cierre y poder contactarme o que me contacten a mí”, sueña María Cecilia.