La falta de insumos para realizar diálisis está llegando a una situación límite que pone en riesgo la prestación del servicio. Es que las entidades que realizan la prestación advierten que están usando su stock de reserva y estiman que alcanzarán hasta fines de diciembre o principios de enero. Así lo advirtió la Confederación de Asociaciones de Diálisis de la República Argentina (CADRA), alertó que se están agotando las reservas disponibles de insumos importados, como sales y cloruros entre otros.
En un comunicado que preocupa, explicaron que estos son indispensables para la preparación de los concentrados con los que se efectúan las sesiones de diálisis, como así también jeringas, catéteres, líquidos peritoneales, etcétera.
Los prestadores ya habían advertido a fines de julio que ante las dificultades para abastecerse de productos peligraba la prestación del servicio para 30.000 argentinos que lo requieren. A esta altura del año, y con relativas soluciones, el escenario se agrava.
“Lamentablemente muchos centros de diálisis cuentan con stock de insumos que, se estima, alcanzarán hasta fines de diciembre o principios de enero y, de no recibir nuevos lotes, nos encontraremos ante una situación de extrema gravedad que sólo puede modificarse con la reposición de esos materiales prioritarios”, alertó el doctor Jorge Abdala, presidente de la entidad médica.
En Mendoza, la situación es la misma. El doctor Miguel Discépolo, presidente de la Asociación Prestadores Privados de Hemodiálisis y Transplantes Renales de Mendoza dijo que los centros que han podido se han stockeado como para un mes así que no lo que hay puede permitir llegar, como a nivel nacional hasta fines de diciembre o inicios de enero. “No más de eso”, subrayó.
En toda la provincia hay 1.610 pacientes que dependen de este procedimiento para mantener su calidad de vida e incluso su vida. Reciben la asistencia en 22 centros distribuidos en todo el territorio. La indicación de tratamiento es tres veces por semana durante 4 horas por sesión. “Lo grave de esto es el peligro que tienen los pacientes de llegar un momento en que no puedan recibir tratamiento”, advirtió. “No hay plan B, esto es un tratamiento que no tiene plan B, o sea, el plan B es el trasplante”, remarcó el médico ante alternativas de resolución.
“Todo el tema de insumos es común a todo el país porque los proveedores de insumos son los mismos para Buenos Aires y para diferentes lugares, entonces estamos en un momento límite, de hecho la Sociedad Argentina de Nefrología hace tiempo ya se expidió sobre esto”, señaló a Los Andes.
Arrastre de hace tiempo
“Esta situación no es nueva, ya que desde hace casi dos meses, junto a proveedores del sector, hicimos saber nuestra preocupación ante la posibilidad la reducción, e incluso prohibición, de la importación de insumos médicos, lo que en la práctica pone en serio riesgo la continuidad de las prestaciones, sobre todo para los pacientes de diálisis peritoneal”, explicó Abdala.
Además, se refirió a la respuesta recibida: “Luego de nuestros reclamos en octubre pasado, se conformó una mesa de negociación con empresarios y funcionarios nacionales, se destrabaron algunas situaciones y los centros de diálisis, especialmente los más pequeños, pudimos seguir atendiendo. Sin embargo –continuó Abdala- ahora el tema alcanza otro cariz ya que hoy no nos reciben, ni atienden los teléfonos en el Ministerio de Salud y está en serio riesgo la prestación de la diálisis a más de los 30 mil pacientes diseminados en todo el país, ya que se están terminando las reservas de insumos importados y no se está permitiendo el ingreso de los mismos desde el exterior”.
Discéplo dijo que hay stock como para un mes si no cambian la situación y se empiezan a liberar al menos un poco las importaciones. “Nosotros somos absolutamente importadores-dependientes”, resaltó. Explicó que todos sus insumos son importados o las materias primas para su elaboración: “filtros, agujas, todo eso es importado”, refirió.
Como opción extrema, ante la consulta de si podría apelarse a dilatarse la cantidad de sesiones por paciente para cuidar los insumos dijo que estaría fuera de lo indicado.
“Es la dosis adecuada, imagínense que los riñones de una persona que está sana, funcionan las veinticuatro horas del día durante los trescientos sesenta y cinco días y esto es una terapia sustitutiva. En el caso de la hemodiálisis, también está la diálisis peritoneal, que es una diálisis que se realiza en el domicilio, pero que también tiene sus inconvenientes porque si no hay insumos tampoco puede hacerse. Digamos, la modalidad de diálisis está en todas sus variedades amenazadas”, explicó el profesional.
Situación generalizada
No es algo propio de la especialidad. Las clínicas, centros de atención médica y profesionales vienen advirtiendo hace tiempo sobre el desafío que implica cubrir las necesidades de insumos de diversa índole.
A tono con lo que ocurre en el resto del país, en la provincia la Asociación de Clínicas y Sanatorios de la Provincia de Mendoza (Aclisa), señaló un agravamiento en el acceso a los insumos, descartables y medicamentos de uso habitual en sus clínicas y sanatorios. “Esto, además del desabastecimiento existente, pone en riesgo la atención de la salud de la población en el corto plazo dado que también se han producido aumentos desmesurados que dificultan la actividad de las instituciones”, señalaba en un comunicado. Esto afecta particularmente al sector privado donde han debido incluso postergarse cirugías no urgentes.
“Por ejemplo, no ingresan prótesis importadas para el área de Traumatología, ni siquiera pagándolas, de manera que es muy complicado brindar un turno para cirugías. Nosotros necesitamos garantizar la atención del paciente, pero no tendremos más remedios que frenar, no podemos seguir operando ante la falta de stock”, sostuvo Rodolfo Torres, coordinador médico de la entidad.
La situación también ha afectado a las farmacias hospitalarias, donde se advierten faltantes de medicación para pacientes diabéticos y tiras reactivas.
En agosto, Los Andes publicó el caso de Silvana Lardet, una mendocina que por burocracia y falta de insumos, lleva dos años esperando una cirugía. Sufrió un accidente en 2012 que la dejó con limitaciones físicas. En 2021 le dieron fecha para una cirugía en el hospital Central, pero se vio afectada por una serie de obstáculos de todo tipo.