Hallan en el Tupungato la mochila de un escalador fallecido en 1985

Ocurrió en febrero pasado. Una expedición encontró pertenencias del experimentado Guillermo Vieiro, entre ellas una cámara filmadora y una piqueta.

Hallan en el Tupungato la mochila de un escalador fallecido en 1985
Guillermo Vieiro fue uno de los montañistas más destacados del país en los años 70.

Dos guías de montaña hallaron en el volcán Tupungato la mochila y la cámara filmadora de Guillermo Vieiro, uno de los principales andinistas argentinos de su generación, que falleció cuando bajaba de la cumbre en el verano de 1985.

La mochila hallada en el Tupungato es el reconocido andinista tandilense Guillermo Vieiro.
La mochila hallada en el Tupungato es el reconocido andinista tandilense Guillermo Vieiro.

El ecuatoriano Oswaldo Freire y la mendocina Gabriela Cavallaro lideraban una expedición al cerro tupungatino en febrero, cuando divisaron lo que creyeron era el cuerpo de un montañista, semi enterrado en una pendiente helada. Al acercarse comprobaron que se trataba de una mochila con su contenido intacto, a pesar de la exposición a los elementos durante casi 40 años, a más de 6.000 metros de altura.

Como el equipo estaba adherido al hielo y no encontraron identificaciones, Freire decidió tomar fotos con su celular y bajar la cámara y una piqueta de escalar. De regreso al llano, una ronda de consultas apuntó hacia la expedición de 1985. Finalmente Guadalupe Vieiro, hija de Guillermo, confirmó que el equipamiento era de su padre.

“Para nosotros este hallazgo fue algo muy impactante, no podemos creer que la mochila siga ahí y en esas condiciones”, indicó Guadalupe a Los Andes. “Siento que es la forma que tiene mi papá de hacerse presente aún en nuestras vidas. Y la forma que tengo de hacerlo presente a él es a través de sus objetos”, completó. La hija de Guillermo tiene 39 años, vive en Bariloche y ha mantenido el contacto con la actividad de montaña.

El destacado escalador Guillermo Vieiro junto a otro montañista.
El destacado escalador Guillermo Vieiro junto a otro montañista.

Guadalupe se ilusiona con recuperar estas pertenencias, e incluso con llegar hasta el punto en el glaciar donde aún sigue la mochila. Pero como lo avanzado de la temporada impidió montar una expedición de rescate, espera poder lograrlo el próximo verano. Cuenta con el apoyo de Gabriela Cavallaro, la guía mendocina que participó en el hallazgo.

Tal vez por su condición de local -es tupungatina- o tal vez por pura empatía, Cavallaro lo siente como una cuestión personal: “No se pudo volver (al volcán) este verano, pero necesito bajar la mochila y entregarla a la familia para que puedan tener un cierre”, asegura.

El hallazgo

Con Ossy (Freire) y dos clientes habíamos acordado subir el Tupungato desde Chile, por la ruta normal. Partimos desde Santiago el 9 de febrero, pero ya en la primera jornada nos empezó a complicar cómo estaban de crecidos los ríos” -narra Gabriela-. “Al tercer día ya no pudimos avanzar. Tuvimos que cambiar de planes, y ‘cruzarnos’ hacía una ruta alternativa, el glaciar Sur del volcán”.

El 16 de febrero iniciamos nuestro día de cumbre, a las 2 AM porque era una jornada muy larga -continúa-. A las 11.30 se hizo evidente que una de las personas no estaba para seguir y decidimos que bajara conmigo. En ese momento Ossy me señaló que más arriba se veía una vieja mochila en la nieve, y lo que parecían restos de una persona. Pero la clienta necesitaba descender, y acordamos que Ossy y el mexicano Sebastián pasarían a revisar el sitio después de ir a la cumbre. Y así lo hicieron; pero venían agotados, con más de 10 horas de esfuerzo en altura, y con el alivio de comprobar que no había un cuerpo, sólo buscaron alguna identificación. La mochila estaba ‘soldada’ al hielo, y Ossy bajó la filmadora y la piqueta, que podrían ayudar a ubicar al dueño. Pero dejó el resto”, competa su relato Gabriela.

El grupo volvió sobre sus pasos y descendió por el lado chileno. Freire regresó a Ecuador, con la cámara, con la idea de que podría revelar el origen y el dueño del equipo hallado. Ahora el guía ecuatoriano y la familia Vieiro analizan cómo restituir la filmadora, una pieza muy importante para los hijos de Guillermo.

Rabal, de 20 años, era hijo de un médico muy querido. Guillermo Vieiro (44) estaba casado y tenía tres hijos.
Rabal, de 20 años, era hijo de un médico muy querido. Guillermo Vieiro (44) estaba casado y tenía tres hijos.

La expedición de 1985

Guillermo Vieiro fue uno de los montañistas más destacados del país en los años 70. Ingeniero de profesión y nacido en Buenos Aires, labró parte de su carrera en el Aconcagua, donde completó escaladas adelantadas para su época: el tercer ascenso del Glaciar de los Polacos, ascenso y descenso de la difícil Pared Sur y la apertura de una ruta en los glaciares de la cara Este del Aconcagua. También participó en una expedición argentina al Everest, en 1971. Unos años más tarde, pasó tres días en la cumbre del Aconcagua, con Ulises Vitale, como preparación para otra incursión himalayista.

A principios de 1985 Vieiro lideró una expedición al Tupungato con montañistas de Tandil. Con su compañero de escalada, el joven Leonardo Rabal, planeaban encarar un tramo desconocido del volcán, una nueva ruta en el caos de roca y hielo de la cara Este (lado argentino) del monte de 6.570 metros. Otro grupo de tandilenses ascendería una ruta menos técnica, el glaciar sur.

Ambos equipos se separaron en el campamento base, en el valle del Tupungato. Planeaban encontrarse en la cumbre el 25 de enero y bajar juntos.

El encuentro nunca se produjo. Las condiciones del tiempo y el temblor del 85 forzaron el descenso del segundo grupo sin ir a la cumbre. Pero Vieiro y Rabal no regresaron al campamento base. Tras unos días se inició una expedición de rescate. El 20 de febrero se confirmó el peor desenlace: el montañista local Ulises Vitale, compañero de Vieiro en muchas aventuras, halló los cuerpos sin vida en el glaciar sur.

Rabal y Vieiro habían caído durante la bajada, tras lograr su objetivo de completar el ascenso del glaciar Este del volcán. La noticia causó gran conmoción en el ambiente de montaña y en la comunidad de Tandil. Leonardo Rabal, de 20 años, era hijo de un médico muy querido. Guillermo Vieiro (44) estaba casado y tenía tres hijos. La más chica, Guadalupe, era recién nacida.

Para Rodrigo, el mayor de los Vieiro, recuperar las pertenencias de Guillermo reviste una importancia emocional: “Me surgió la necesidad imperiosa de saber qué tiene la mochila, si escribió algo, si era ordenado… Qué había llevado, qué contiene la cámara. Y una necesidad absoluta de recuperar todo eso, que era suyo, para también mostrárselo a sus nietos. Creo que recuperando esa mochila que él tuvo que cargar tanto tiempo, podrá también descansar en paz”.

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