Pensar en el futuro del cine mendocino nos invita a reflexionar sobre su papel no solo como un medio de entretenimiento, sino como un motor cultural y social capaz de construir una mejor provincia. Mendoza es reconocida por su industria vitivinícola, pero el cine tiene el potencial de convertirse en una característica cultural distintiva de la región, aportando a su identidad y economía. Para lograrlo, es clave enfocarnos en tres aspectos fundamentales: el fomento, la distribución y la educación.
Primero, un punto crucial para el crecimiento del sector es la creación de un fondo de fomento propio de la provincia para el cine. Esto brindaría no solo financiamiento, sino también autonomía y oportunidades de producción para proyectos mendocinos que hoy luchan por hacerse un lugar en el panorama audiovisual nacional. Tener un fondo propio permitiría apostar por contenidos que reflejen nuestras identidades y generen un impacto positivo a nivel local y nacional.
En segundo lugar, debemos ampliar el acceso al cine en todos los niveles, no solo para quienes quieren hacerlo, sino también para quienes desean disfrutarlo. Esto implica llevar el cine a todos los rincones de Mendoza: a los barrios más alejados, a las zonas rurales, y crear un diálogo constante entre las obras y el público.
Fortalecer la red de salas de la provincia es esencial para asegurar una mejor circulación de nuestros contenidos. No se trata solo de abrir más cines, sino de conectar de manera eficiente la producción local con su audiencia, brindando un espacio para películas que reflejen la diversidad de voces y realidades que habitan nuestra provincia.
Por último, se requiere un mayor compromiso con la profesionalización del sector. Para tener una industria audiovisual sólida, es fundamental mejorar las condiciones laborales y las oportunidades de desarrollo profesional. La inversión en infraestructura técnica, la capacitación continua y la apertura de canales de distribución para nuestros proyectos son claves para posicionar a Mendoza como un polo de creación cinematográfica. La industria del cine mendocino merece el respaldo y el esfuerzo necesarios para que la gente de Mendoza valore y sienta un profundo orgullo por el trabajo de sus realizadores locales.
En resumen, la Mendoza del futuro que imagino es una donde el cine se viva y se sienta en cada rincón; una provincia que impulse a sus creadores, valore sus historias y se comprometa a hacer del séptimo arte una herramienta de transformación social. Hoy, ese futuro depende de las decisiones que tomemos y las acciones que emprendamos.
*Dámaris Rendón es productora audiovisual en Año Luz