Stefanía Desirée Purita Díaz, la joven de 18 años que se vacunó contra el coronavirus en Avellaneda, habló luego de que estallara el escándalo por su inmunización.
“Voy a hablar con la verdad, sin eludir ninguna responsabilidad y contando la única realidad. Estoy viviendo una injusticia. Me anoté en diciembre para vacunarme. Lo hice para colaborar con el Gobierno, que buscaba concientizar a la gente porque había muchas dudas sobre las vacunas”, explicó a Clarín la joven que no es personal de Salud y tampoco pertenece a la población de riesgo.
“El 5 de marzo me avisan, por la aplicación, que estaba mi dosis. No quise aplicármela para entregársela a otra persona con mayor riesgo. Y no me permitieron donarla”, agregó.
“Cuando dije que no me la quería dar, me pusieron ‘en responsabilidad’, como diciendo que era culpable por querer donarla. Primero me lo dijo mi superior en la Municipalidad y luego los que aplicaban las dosis en el polideportivo comunal. Debe haber muchos jóvenes como yo, pero no tenemos la culpa. Hay que mejorar el sistema que asigna los turnos de vacunación”, dijo.
Purita Díaz también brindó una entrevista para el noticiero de Canal 13, Telenoche donde habló de sus motivaciones personales.
Y justificó: “Una cosa era la realidad del país en diciembre con muchos que nos anotamos para que otros también lo hagan, y otra realidad muy diferente es la de ahora, con tanta inequidad y desigualdad con el reparto de la dosis”.
“Hoy me enteré que me desvincularon. En los medios usaron este tema para ensuciar a Jorge Ferraresi”, dijo en relación al ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat.
“Es verdad que soy kirchnerista y Jorge me convocó por el trabajo que durante todo el año pasado hicimos en los barrios carenciados. Pero esto lo usaron para intentar enchastrarlo políticamente con una foto que tengo con él y que no dice nada más que una simpatía política y agradecimiento por su apoyo”, aseguró.
“Hasta me acusaron de truchar títulos: yo estoy cursando dos carreras, una licenciatura docente en la Universidad de Quilmes y otra en la UADE. Con lo que ganaba en la Municipalidad, que eran unos $20.000 por mes, me costeaba los estudios”, lamentó.
La joven reiteró que estaba arrepentida de no haber insistido en la donación de su dosis “Cuando te dicen así - en responsabilidad - parece que si no te la aplicás sos culpable”. Por último, la joven contó que viven con su mamá de 62 años, que es una paciente oncológica, y su abuela de 95.
“Yo por el trabajo de colaborar con los chicos carenciados en casas hacinadas también estoy muy expuesta y tengo que pensar en mi mamá y mi abuela. Además, en el trabajo administrativo de la Secretaría de Educación comunal soy contacto estrecho con los docentes”, concluyó.