Guardián de la paz: el marino mendocino que garantiza la calma entre Pakistán e India

Matías Rumiz Donaire es infante de la Marina y fue enviado por la ONU a una misión de paz de un año en esa zona de conflicto de países enfrentados históricamente por razones religiosas y geopolíticas. “La paz en el mundo es una utopía necesaria”, sostiene convencido.

Guardián de la paz: el marino mendocino que garantiza la calma entre Pakistán e India
El marino mendocino que garantiza la calma entre Pakistán e India. | Foto: gentileza

“¿Si creo en la paz mundial? Soy pragmático y te digo que es una utopía y yo no creo en las utopías, pero son necesarias. Paz no ha habido nunca en la Tierra, pero me pregunto: ¿qué pasaría si la ONU y nosotros no estuviéramos acá? Creo que todo sería peor”. Por esa utopía, en la que cree, es por la que el mendocino Matías Rumiz Donaire viene cumpliendo misiones de paz alrededor del mundo desde hace varios años como infante de la Marina argentina.

Ya lo hizo en Haití y en Chipre como Casco azul y ahora cumple la Misión de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz entre India y Pakistán (Unmogip), enfrentados históricamente por razones religiosas y geopolíticas. Desde Srinagar, capital de Cachemira, al Norte de la India, en diálogo con Los Andes, este teniente de navío IM destaca la complejidad del conflicto y su compromiso con la tarea de mantener la paz en la región.

Allí recibe entrenamiento militar a diario, observa movimientos en las zonas de conflicto y asiste con información a su jefe de misión, Guillermo Ríos (otro argentino), para que “él tome buenas decisiones” y realiza, además, labores administrativas para la ONU.

El marino mendocino que garantiza la calma entre Pakistán e India. | Foto: gentileza
El marino mendocino que garantiza la calma entre Pakistán e India. | Foto: gentileza

Básicamente, la tarea de un observador militar de paz es garantizar que no se rompan los acuerdos bilaterales en zona de conflicto. Si sucede, debe informar al jefe de misión. “Hay un libro, un protocolo que nos guía a los militares por la paz, en este caso, sobre India y Pakistán. Sirve para chequear si en la zona de responsabilidad está todo normal o no. En Argentina no se tiene noción de la importancia que tiene que nuestro país participe en las misiones de paz desde hace tantos años. Nos acerca al mundo”, señala el militar de 36 años, con rango de teniente de navío.

En la línea de fuego

Oriundo de Godoy Cruz, Rumiz Donaire vivió seis meses del lado pakistaní, inmerso en la “línea de fuego”, entre en territorio compartido por musulmanes, hindués y skihs. Y desde hace dos semanas está en Cachemira, a pocos kilómetros del conflicto con la población musulmana. Allí le quedan otros seis meses de misión y le esperan “nuevos desafíos”, asegura.

Ambos países tienen capacidad nuclear y la tensión religiosa siempre está presente. De hecho, hubo dos conflictos bélicos, en 1965 y 1071. Fue recién en 1972 cuando se firmó el primer acuerdo de paz entre las partes y, desde entonces, los desacuerdos suelen arreglarse pacíficamente. “India es la cuarta potencia mundial y tiene una capacidad armamentística impresionante, pero tiene una política defensiva. Pakistán es fuerte, pero está en desventaja y su política de guerra es más ofensiva. Es el país que más proclama la presencia de la ONU en esta zona”, explica el mendocino, desde una de las seis bases militares de la zona donde se aloja el personal de Paz.

“Pakistán es muy primitivo”

Hasta ahora, Matías no ha tenido que avisar a su jefe de misión ninguna irregularidad que ponga en riesgo la paz en el lugar ni su vida. “No he tenido miedo, no hubo alertas o señales de conflicto en estos seis meses. Aunque sí hubo momentos de estrés, pero no tuvo que ver con el conflicto bélico, sino con el terrorismo, que es una alerta constante debido a los talibanes en Pakistán. Salís a la calle y te cruzás con hombres colgando fusiles como si nada. Eso está naturalizado. Cuando salimos de la base militar también salimos con cascos y chalecos balísticos”, describe.

Para el teniente mendocino, Pakistán, pese a todo el desarrollo armamentístico, es culturalmente “muy primitivo comparado a Argentina”. “En materia de derechos humanos, en la igualdad de las mujeres y en normas de higiene”, enumera. No obstante, rescata la solidaridad y la entrega de los más ricos hacia los más pobres y la poca violencia cotidiana. “El tránsito es un caos, pero si hay un choque, los pakistaníes se miran. No se gritan ni se insultan como en Argentina. Es algo muy diferente. Ni hablar con la mirada hacia la religión y la actitud desestresada que tiene la gente que vive sin nada”, relata el marino.

El marino mendocino que garantiza la calma entre Pakistán e India. | Foto: gentileza
El marino mendocino que garantiza la calma entre Pakistán e India. | Foto: gentileza

La “argentinidad” al palo

Fuera de su tarea por la paz, Matías toma mate en las tardes que puede tomarse un descanso y se proclama fanático del dulce de leche. Al pie del Himalaya, se las ingenia para conseguir leche condensada y hervirla por seis horas para convertirla en el dulce más argento.

También es promotor “involuntario” del vino mendocino en zona de conflicto, pese a que en Pakistán está prohibida la venta de alcohol. “Hay un mercadito autorizado por la ONU que nos provee al personal militar. Como yo hablaba mucho del vino de Mendoza, mi jefe pidió que trajeran vino mendocino. Hicimos un monopolio acá (ríe). Es lindo contarles de la historia del vino y mostrarle fotos de Mendoza a gente de todo el mundo. Es mi ‘mendocinidad’ estando al otro lado del mundo”, cuenta entusiasmado.

Y el asado en un país donde las vacas son sagradas no es un problema. El mendocino se las arregla para que el pollo o la pizza se cocinen a las brasas en cualquier parrilla improvisada.

El marino mendocino que garantiza la calma entre Pakistán e India. | Foto: gentileza
El marino mendocino que garantiza la calma entre Pakistán e India. | Foto: gentileza

Matías recuerda con cariño su infancia en Godoy Cruz. El fútbol de potrero, los partidos de vóley y los amigos de un club del barrio Bancario. Extraña los momentos en familia, los domingos en la finca familiar y los mates con sus padres panaderos, David y Miriam, mientras se encuentra lejos de su hogar y su país. Después de conocer 37 países y recorrer el mundo dos veces con la Fragata Libertad, no duda a la hora de responder qué es la patria: “La patria es mi familia”.

Argentina, comprometida con la paz

Argentina viene reiterando desde hace décadas su compromiso con la paz y la resolución pacífica y diplomática de los conflictos a través de las Operaciones de Mantenimiento de la Paz (OMPs).

Desde 1948, la ONU ha concretado 71 operaciones de paz, con más de un millón de participantes. Actualmente, casi 90 mil personas forman parte de las 12 misiones de paz activas, incluyendo la Misión de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz entre India y Pakistán (Unmogip), de la cual nuestro país participa.

Las misiones en curso de la Armada Argentina son: la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (Unficyp), el Organismo de la ONU para la Vigilancia de la Tregua en Medio Oriente (Untso), la Misión de la ONU para el Referéndum en el Sahara Occidental (Minurso), la Misión de Verificación de la ONU en Colombia (Unvmc) y la Misión Unidimensional Integrada de la ONU para la Estabilización en la República Centroafricana (Minusca).

Las misiones actuales de la Armada Argentina, con el aval de la Organización de las Naciones Unidas, incluyen a Chipre, Medio Oriente, Sahara Occidental, Colombia y República Centroafricana.

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