Grandes y pequeñas empresas buscan cada vez más afianzarse bajo el paradigma de Empresas B, es decir, apelar a la incorporación de acciones y prácticas que hagan que ‘su hacer’, no sólo implique valor económico sino algo que va más allá, como generar un verdadero valor social y ambiental en los entornos que se mueven y desarrollan.
Mendoza no queda exenta de este escenario y, en su redefinición empresaria, Grupo BRODA ha sido pionero en una filosofía que constantemente replica en sus unidades comerciales como es la de generar ‘negocios de impacto’.
En esta línea, con su cadena de locales de cercanía al estilo almacén barrial –FRAT–, los hermanos Barbera buscaron sumar mujeres –algunas jefas de hogar– al exigente mercado laboral.
FRAT, una oportunidad para crecer
Desde un inicio, el concepto FRAT implicó un fuerte compromiso social. Más allá de detectar la necesidad de negocios donde los clientes pudieran encontrar cercanía, comodidad, atención personalizada y excelencia en la calidad de productos –en contraposición con las grandes cadenas supermercadistas-, tuviesen un valor agregado como que mujeres de familia, dirigieran estas unidades, tal como si fueran sus propios hogares.
Así, bajo el nombre de ‘anfitrionas’, los locales mendocinos de FRAT son dirigidos íntegramente por mujeres de más de 40 años, quiénes en su gran mayoría, tenían problemas de acceder al mercado laboral. Allí BRODA detectó el potencial de estas mujeres no solo para mejorar la propuesta de valor de FRAT, ofreciendo locales con calidad de productos, buenos precios y cercanía, sino que fueran atendidos por personas con
marcado perfil: ser mujeres cálidas, atentas y expertas en la economía doméstica; es decir, verdaderas ‘anfitrionas’. Y a partir de esto, generar una gran oportunidad para esta dura realidad de inserción laboral de género que enfrentan muchas de ellas.
“Desde FRAT consideramos que el perfil de nuestras anfitrionas enriquece el modelo de nuestro negocio. Por un lado, nadie mejor que ellas para vender un producto en primera persona a un cliente, y por el otro, para cada una de nuestras anfitrionas es una gran oportunidad de crecimiento. Son modelos de negocio de gran impacto positivo y que repercuten a largo plazo”, señala Martín Barbera, director de Grupo BRODA.
En la actualidad, 4 son los locales FRAT abiertos, mientras que dos nuevos prevén su apertura breve en Barrio Bombal y Guaymallén, para luego buscar que esta expansión alcance 10 negocios para fines del 2024.
Pero en estos números es importante incluir casi 36 historias de vida de las mujeres que los conforman y que han encontrado en esta marca una forma de crecer y tener nuevas oportunidades.
Carina Gómez y Ana Corvalán, son un claro ejemplo. Ambas ingresaron hacia finales del año 2022 y de inmediato, ‘tuvieron puesta la camiseta’ de FRAT.
“Recuerdo que presenté mi CV al quedarme sin trabajo, y luego de una entrevista y una prueba, comencé a los cinco días a trabajar en FRAT”, afirma Carina Gómez. “Fue algo totalmente diferente para mí, sobre todo por el ambiente de trabajo y la calidad humana”.
El caso de Ana fue similar. Ex visitadora médica, tras quedarse sin trabajo tuvo como tantas otras mujeres, que salir al ruedo y encontrarse con una dura realidad.
“Por mi edad no conseguía trabajo. El día que quedé para ingresar a FRAT fue simplemente glorioso e implicó todo un desafío ya que era otro ámbito totalmente diferente al que estaba acostumbrada”, apunta.
Para las dos, FRAT ha sido la posibilidad de un trabajo formal al que antes no podían acceder. Hoy, tener aportes, obra social para ellas y para sus hijos, es un valor incalculable.
Trabajo en equipo
Como parte del Grupo BRODA, las prácticas de Empresa B deben afianzarse en todo sentido en cada una de las unidades de negocios que posee. En esta línea, el compromiso social de FRAT comienza mucho antes de iniciar el trabajo en cada local a través de la Academia FRAT. En este espacio, y por tres meses, las futuras anfitrionas son capacitadas en técnicas de ventas, manejo de caja, oratoria, atención al cliente, manejo de grupo y otras herramientas útiles que les permitirán desempeñar sus tareas como las mejores anfitrionas, ya que más allá de una venta, este modelo de negocio busca ofrecer que el cliente encuentre conocimiento del producto, acercamiento, cordialidad y atención personalizada en quien lo atiende.
“Nuestro trabajo es 100% en equipo. Todas hacemos un poco de todo… ¡te pones el local al hombro y haces todo en equipo!”, expresa Carina Gómez.
“Además de las capacitaciones, nos escuchan en todo momento. En este día a día que trabajamos y estamos en contacto con los clientes, surgen muchas veces ideas o sugerencias que podemos expresar libremente ya que nos escuchan y las toman en cuenta, y en muchos casos, son aplicadas para mejorar el negocio”, señala Ana Corvalán.
Es así que para el cliente de FRAT, cada una de las anfitrionas se ha convertido en un nexo fundamental encontrando en ellas la cercanía y expertise al momento de efectuar sus compras. Por su parte, para estas mujeres, ha representado una gran posibilidad para sus vidas.
“Representa mucho trabajar aquí, desde la confianza depositada en mí del momento que ingresé, a las oportunidades de crecimiento que tenemos todas y que nos permiten desde la empresa para quienes deseamos continuar con estudios o necesitamos mayor flexibilidad de
horarios”, señala Carina. “Creo que todas las que formamos parte de FRAT sentimos lo mismo: buscar seguir creciendo, aprendiendo todos los días ya sea con el cliente como con las herramientas que nos brindan desde la empresa y evolucionar con el equipo para un objetivo común como es salir adelante”, finaliza.