El Paso Internacional Cristo Redentor, que vincula vía terrestre a Argentina y Chile desde Mendoza, ha tenido un intenso movimiento en esta semana. Y es que, con motivo de las fiestas patrias trasandinas, chilenos y chilenas tienen -en su gran mayoría- toda la semana libre. Y, desde el viernes pasado, más de 31.000 trasandinos han aprovechado para cruzar la cordillera y venir a festejar, disfrutar y descansar en Mendoza.
Entre tantas escenas en el Paso Internacional -donde predominaron las esperas de más de dos horas, por momentos-, hubo una que llamó poderosamente la atención. Y es que un grupo de turistas chilenos aprovechó la espera en Horcones (en el Complejo Roque Carranza y donde se hacen los trámites para ingresar a Argentina) para ponerse a limpiar los papeles y otros residuos depositados al costado de la ruta.
En algunas fotos y videos que llegaron a Los Andes, se ven las postales del martes en el ingreso al complejo aduanero argentino. Organizados entre sí, se observa a los visitantes trasandinos caminando al costado de los autos mientras aguardan su turno en el control. Y, con bolsas, van juntado y acumulando los desechos para hacer una improvisada limpieza en el lugar.
LA LIMPIEZA EN EL PASO
Ya es un clásico el descuido higiénico en las inmediaciones de los ingresos a los complejos aduaneros del Cristo Redentor. Pero es del lado argentino donde mayor se evidencia la suciedad.
No solo por los restos de comida, servilletas de papel o envoltorios y otros objetos descartables, sino también por los restos del packaging de productos que argentinos compran en Chile. Muchas veces, con intenciones de hacer pasas muchos de esos productos como usados para no declararlos en la mercadería, la gente los abre a metros de ingresar al control.
Y en esos casos, las cajas y envoltorios de artículos electrónicos y hasta de indumentaria quedan desparramados por el lugar. A ello se suma que el viento -muy frecuente a esa altura- se encarga de diseminar y desparramar la basura. De esta manera, mucha queda al costado del camino, aunque otra se desparrama por las laderas de las montañas.
