Euforia, emoción y hasta susto entre los hinchas mendocinos que estuvieron en la final de la Copa América

Francisco Albarracín, de 16 años, vio la final junto a su papá y, aunque no la pasaron nada bien al ingresar, en medio de la avalancha, vivieron con gran nerviosismo un espectáculo “inolvidable”. Luis Rubén Panella viajó con un amigo, ambos son fanáticos de La Scaloneta, se la jugaron y compraron la entrada cuando Argentina pasó a cuartos de final.

Euforia, emoción y hasta susto entre los hinchas mendocinos que estuvieron en la final de la Copa América
Francisco y su papá Julián se hicieron amigos de hinchas colombianos en Miami. | Foto: gentileza

Francisco Albarracín tiene 16 años, vive en la Ciudad de Mendoza, y vivió en el estadio Hard Rock de Miami una de las experiencias más emocionantes de su vida con el triunfo de la Selección Argentina frente a Colombia, que llevó a La Scaloneta a obtener la Copa América por segunda vez.

“No solo estoy feliz por el triunfo sino porque compartimos la experiencia con mi papá, algo increíble. El día se había iniciado muy temprano con un asado que nos preparamos en una parrillita que llevamos al estacionamiento. No sé si estaba permitido, pero todo el mundo lo hacía”, dijo a Los Andes Francisco, vía telefónica.

Claro que poco después, la alegría y las expectativas que generaba el cotejo se vieron empañadas por la avalancha. Francisco y Julián, su papá, quedaron en el medio de una masa de gente, calor y humedad. “No podía respirar. Me asusté, fue un momento muy duro”, recordó “Fran”, que está en cuarto año del colegio Maristas.

Jamás pudo escanear su entrada (tampoco su papá). “Era tal el caos que entramos sin pasarlas por el scanner”, contó.

Padre e hijo y la pasión por La Scaloneta. | Foto: gentileza
Padre e hijo y la pasión por La Scaloneta. | Foto: gentileza

Francisco llegó el 25 de junio y pudo presenciar, además de la inolvidable final, dos partidos más. El primero fue en Nueva York contra Chile; el restante contra Perú, en Miami.

“El partido de ahora fue increíble. Nos mezclamos con los colombianos y hasta hicimos chistes. Nos tomamos fotos. Claro que al final del encuentro no estaban nada contentos”, ironizó.

Agradecido con esta experiencia y, especialmente, con su papá, Francisco dijo que cuando se jugó la copa anterior era muy chico. “Ahora, ya con 16, me volví loco”, dijo.

El gol de Lautaro Martínez fue un delirio, según recordó. “Una vez que terminó, salimos de la cancha en medio de un calor insoportable y una humedad terrible. Nos fuimos directo a una estación de servicio a comer una hamburguesa. Todo era festejo y alegría para los argentinos. De todos modos, se hizo muy tarde como para andar festejando demasiado tiempo más. Eran as 3 de la mañana”, señaló.

El triunfo contra Canadá y un pasaje en el momento

Luis Rubén Panella, empresario, junto con un amigo también mendocino y fanático de la Selección Argentina también fueron de la partida. Dijo Luis que, especialmente, siguen a muerte al gran Lionel Scaloni. “Pero ojo, somos fieles a Scaloni y no de ahora, sino de mucho tiempo atrás”, coincidieron, en diálogo con Los Andes, desde Miami.

“Nos decidimos a comprar los pasajes y la entrada una vez que Argentina pasó cuartos. Siempre dijimos que Canadá no podía estar en la final. Y así fue”, dijo Panella.

“Vivimos una emoción increíble porque no fue solo ver una gran final sino también la despedida de jugadores que marcaron una historia”, sostuvo.

“Llegamos sin voz a la cancha y seguimos así. Sin voz, pero con una felicidad indescriptible”, agregó, con una sonrisa de oreja a oreja.

Precavidos, ambos llegaron al estadio Hard Rock mucho tiempo antes del inicio del cotejo, por eso ni siquiera se enteraron del desafortunado ingreso a la cancha donde hubo avalanchas, piñas y la intervención policial. “Nos dimos cuenta porque hablábamos por whatsapp con nuestras familias”, señalaron.

Lo cierto es que Luis y su amigo se acomodaron perfectamente alrededor de las 16 (el partido se iniciaba a las 20 en ese país) y comieron algo de las muchísimas opciones que se ofrecían en el estado. “Acá los estadios son muy distintos y los patios de comida son buenísimos”, indicó Luis.

Luis Panella es mendocino y compró la entrada a la final cuando Argentina pasó a cuartos. | Foto: gentileza
Luis Panella es mendocino y compró la entrada a la final cuando Argentina pasó a cuartos. | Foto: gentileza

“¿Quién nos quita lo bailado?”, dicen estos amigos a los que todo se les dio a la perfección y, ahora, ya están de regreso con el corazón explotado.

Los hermanos Duclós y una singular vivencia

Tomás y Lucía Duclós, de 18 y 14 años, respectivamente, también estuvieron entre los mendocinos que no quisieron perderse el espectáculo. Y si bien, al igual que todos los hinchas, aseguran que fue un día de gran emoción, el ingreso al estadio fue en medio de la desesperación, los gritos y, por momentos, el pánico.

“Fuimos con amigos, aunque ellos tenían asignada otra puerta, por eso con mi hermana ingresamos solos. Fue un verdadero caos no solo por el calor sofocante y la humedad, sino por ver a gente desmayándose o intentando ingresar por cualquier lado, incluso por conductos de la ventilación”, recordó Tomás a Los Andes. La mayoría de quienes intentaban sortear la seguridad eran colombianos, dijo.

“Mi hermana había empezado a llorar. Yo la llevaba abrazada y en un momento era tal la multitud que, realmente, me asusté”, rememoró.

Eso sí: una vez que lograron acceder a su lugar, entre hinchas argentinos y colombianos, todo pasó rápidamente a un segundo plano. “Empezamos a disfrutar en ese mismo instante. Bueno, en realidad a disfrutar y también a sufrir. El gol no llegaba y no podíamos más de los nervios”, sostuvo Tomás, para admitir que Colombia jugó un gran partido.

Tomás y Lucía Duclós. | Foto: gentileza
Tomás y Lucía Duclós. | Foto: gentileza

“Algo que me dejó sorprendido fue la actitud de los hinchas rivales, que se acercaban a felicitar y a saludar a cuanto argentino veían por allí”, reflexionó.

Tomás, que está haciendo el preuniversitario para la carrera de Ingeniería, dijo que el gol de Lautaro Martínez fue un delirio que resonó en cada rincón del estadio. A partir de ese momento quedaron (él y su hermana) sin voz. Se olvidaron repentinamente de todo el peligro y el riesgo que habían sufrido en el momento de ingresar al Hard Rock.

Tomás y “Luchi” viajaron a Miami hace algunos días junto a sus padres Marta y Carlos, que observaban “muertos de miedo” los incidentes. “Tampoco queríamos llamarlos a cada rato”, dijo la mamá.

Tomás relató que, aunque pertenece al mundo del rugby, juega en Los Tordos, fue muy consciente del privilegio que significó vivir en carne propia el triunfo de Argentina en la Copa América.

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