La ley de etiquetado frontal es un proyecto sobre la promoción de la alimentación saludable. Por esta razón son amplios los sectores de la sociedad que apoyan su tratamiento y aprobación en la cámara de legisladores de la nación (el pasado miércoles no hubo quórum para que esto ocurriera), al contar con media sanción de senadores. Otros, en tanto, aluden a la rapidez con que intentó aprobarse la norma, aunque señalan que no se oponen al objetivo que persigue.
Recordemos que el texto final unificado de los proyectos fue presentado por Julio Cobos (Cambia Mendoza) y por Anabel Fernández Sagasti (Frente de Todos) y trabajaron en forma conjunta asesores y otros legisladores de diferentes bancadas para lograr un texto unificado y conseguir su aprobación el 29 de octubre del año pasado. También recibió un importante aporte de legisladores de otros países (México y Chile fundamentalmente). Así, la necesidad de esta ley trasciende partidos políticos como ocurrió en su momento con, por ejemplo, la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).
A nivel local, son varias las instituciones que señalan su importancia. Entre ellas Fundación Interamericana del Corazón Argentina (FIC) desde donde señalaron que “Una ley de salud pública debe estar por encima de cualquier diferencia política. De lo contrario prevalecerán los intereses de la industria alimentaria sobre el derecho a la salud de la población”.
En tanto que la Organización Panamericana de la Salud con sede en Argentina (OPS) advirtieron que: “Da información más clara y ayuda a tomar decisiones para cuidar la salud” y que: “en Argentina el sobrepeso y la obesidad son un grave problema de salud pública. La Ley de etiquetado con perfil de nutrientes de OPS contribuirá a mejorar esta situación”.
Un país con 68% de sobrepeso
Esta ley es fundamental para la alimentación sana de los niños, ya que, por ejemplo, quienes la impulsan sostienen que según la segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud realizada sobre 22 mil casos-año 2019 hay un 13% de niños de 0 a 5 años con exceso de peso, hay un 41% de niños de 5 a 17 años con sobrepeso y un 20.4% con obesidad. Además hay un 68% de personas mayores de 18 en Argentina con exceso de peso.
En tanto, y según la misma encuesta, respecto de la influencia de la publicidad de alimentos en el comportamiento de compra 21,5% de los adultos refirió haber comprado en la última semana un producto porque lo vio publicitado. Por otra parte, 23,5% de los padres compraron un producto porque sus hijos lo vieron en una publicidad, solo en la última semana. Y respecto del etiquetado vigente: solo un 13% de la población comprende la información nutricional del envase.
La ley busca garantizar el derecho a la salud y a una alimentación adecuada y, entre otros puntos, también advertir – mediante los octógonos negros- sobre los excesos de componentes como azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías, a partir de información clara, oportuna y veraz. Además busca promover la prevención de la malnutrición en la población y la reducción de enfermedades crónicas no transmisibles.
En esta línea, entre los fundamentos que dan origen a este proyecto de ley se indica que los patrones alimentarios, lejanos a las guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA), en nuestro país dejan mucho que desear. De hecho, solo un tercio de la población consume al menos 1 vez por día frutas y verduras y solo 4 de cada 10 consumen lácteos recomendados diariamente. Además, la mitad de la población consume carnes al menos 1 vez por día.
Por otra parte, el consumo de alimentos no recomendados es extremadamente alto. Según se indica, el 37% toma bebidas azucaradas diariamente, 17% consume productos de pastelería y galletas dulces, 36% snacks y 15% come golosinas al menos dos veces por semana.
Un impacto directo en la salud
Maite Lizundia, licenciada en nutrición, explicó que esta ley es fundamental en cuanto al impacto que tendrá en el estado de salud de la población argentina. Y para la especialista, esto va más allá de una cuestión de estado, sino que viene impulsada desde organismos tales como la Organización Mundial de la Salud o Unicef.
“Es una ley que no solo está relacionada con la implementación de sellos octogonales. Durante los últimos años cambió nuestro patrón alimentario. Según un estudio del CESNI (Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil) en los últimos 20 años el consumo de pizza, masa de tartas y empanadas se cuadruplicó. El de productos cárnicos como la hamburguesa se duplicó. Y este cambio es es que ha tenido incidencia sobre el exceso de peso de los argentinos. Y eso sumado a la inactividad física. Somos uno de los países con más inactividad”, dijo Lizundia.
Continuando, dijo que la intención no es asustar a la gente sino acostumbrarla a que pueda leer fácilmente lo que consume. Para ella es una herramienta más para poder dar batalla al flagelo del exceso de peso. “Tenemos valores alarmantes de diabetes. La última encuesta de factores de riesgo hizo una trazabilidad sobre el porcentaje de riesgo de diabetes y arrojó que 20% de la población está en esa condición”, remarcó.
Por otro lado, enfatizó que alimentarse mejor no es mas caro. Por el contrario, dijo que es alarmante el bajo consumo de frutas y verduras y que estas no son más caras que una botella de gaseosa. “Acá el factor importante es el de la publicidad. Y el de los estados emocionales asociados al consumo de estos productos. No es que sean más caros o más baratos. Hay otro entramado. Pero comprar mandarinas no es más caro que comprar unas papas fritas light”, señaló.
Continuando, enfatizó que el derecho a la salud es el derecho a la alimentación adecuada, de calidad, suficiente y nutritiva. Porque si la alimentación es mala, si la información es mala, se dificulta el derecho a la salud.
Para Lizundia, el sistema de salud corre riesgo de colapso. Fundamenta su idea en que el 73,4% de las muertes ocasionadas en Argentina están relacionadas con el exceso de peso. El 52% de la reducción de años de vida se da por esta razón y 75% de las razones por la que la vida se ajusta por discapacidad tienen que ver con estas enfermedades crónicas no transmisibles. “En Argentina triplicamos el consumo de azúcar recomendado por la OMS y se duplicó el consumo de gaseosas y jugos en polvo. Lideramos el consumo de este tipo de bebidas”, remarcó la especialista.
Para terminar, dijo que si bien 71.8% de los argentinos considera que su alimentación es muy o bastante aceptable, eso no se condice con el 68% de personas con sobrepeso. “Hay una pérdida de la percepción. La ley sirve para trabajar sobre esto”, reflexionó.
Características de las etiquetas
Como se dijo, esta ley obliga a etiquetar con la información mencionada a quienes fabriquen, produzcan, elaboren, fraccionen, envasen, distribuyan, comercialicen, importen, hayan puesto su marca o integren la cadena de comercialización de alimentos y bebidas analcohólicas de consumo humano, en todo el país.
Según indica el proyecto de ley, el sello en la cara principal debe indicar una advertencia por cada “nutriente crítico” en exceso según corresponda. Estos nutrientes críticos son: exceso en azúcares, en sodio, en grasas saturadas, en grasas totales o calorías. Además, en caso de tener edulcorantes el envase debe contener una leyenda de precaución por debajo de los octógonos con la leyenda “contiene edulcorantes, no recomendable en niños/as”. Esto ocurre en el mismo sentido ante la presencia de cafeína.
En cuanto a lo estético, y como sucede en otras partes del mundo, el sello debe ser de color negro con letras blancas en mayúsculas, no pueden ser inferiores al 5% de la cara principal del envase y no debe ser cubierto por otro elemento. Respecto de los azúcares, es obligatorio declarar el contenido cuantitativo. Es decir, se deben indicar hidratos de carbono simples (disacáridos y monosacáridos), en el rotulado nutricional de los alimentos envasados para consumo humano en ausencia del cliente.
Prohibiciones
La ley estipula que los alimentos y bebidas analcohólicas envasadas que contengan algún sello de advertencia no pueden incorporar en sus envases por ejemplo información nutricional complementaria o avales de sociedades científicas o asociaciones civiles. Tampoco podrán incorporarse personajes infantiles, celebridades, deportistas o mascotas, entre otros.
También se prohíbe la publicidad de este tipo de alimentos en los que contengan al menos un sello de advertencia y que estén dirigidos a niños y adolescentes. En tanto que en aquellos productos para mayores, también con un sello o más, no se pueden resaltar declaraciones nutricionales complementarias para no confundir a quienes lo desean consumir y deben visibilizarse los sellos de advertencia en su totalidad.
La ley también está pensada para promover la alimentación saludable en las escuelas
Como se indica, esta ley impulsa a que el Consejo Federal de Educación promueva la inclusión de actividades didácticas y de políticas que establezcan los contenidos mínimos de educación alimentaria nutricional en los establecimientos educativos de nivel inicial, primario y secundario del país, con el objeto de contribuir al desarrollo de hábitos de alimentación saludable y advertir sobre los efectos nocivos de la alimentación inadecuada.
Al respecto vale señalar que, según la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, en las escuelas la provisión de frutas y lácteos es muy baja, solo 21,5% frutas frescas y 30,3% yogur, postres lácteos o leches. Por otro lado, respecto de la provisión de agua, sólo el 57% de los estudiantes reportaron que la escuela la ofrece.
Además, 70% de los estudiantes menciona que se provee de alimentos no recomendados por su elevado contenido de nutrientes críticos (facturas, productos de pastelería, galletitas dulces) y 1 de cada 4 estudiantes refirió que la escuela provee bebidas azucaradas. Por otra parte, 8 de cada 10 chicos refirió que su escuela tiene kiosco y los productos más comprados son golosinas y bebidas azucaradas.
Es por esta razón que los alimentos y bebidas analcohólicas que contengan al menos un 1 sello de advertencia no pueden ser ofrecidos, comercializados, publicitados en los establecimientos educativos que conforman el Sistema Educativo Nacional.
Empresarios mendocinos: de acuerdo con los objetivos en desacuerdo con la metodología.
Raul Giordano, presidente de la Cámara de Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim), indicó que no están en desacuerdo con los objetivos de la ley, sino con la metodología. “Esta ley está planteada como una urgencia, sin un tratamiento en el mercosur y por los canales que corresponden”, dijo.
Y continuó advirtiendo que no va a tener la utilidad que tiene que tener. Porque, para el empresario, la ley debe darle herramientas al consumir con información fidedigna, clara y esto lo va a asustar al tener hexágonos negros. “Esta ley la venimos trabajando hace mucho tiempo junto a Brasil y la CONAL (Comisión Nacional de Alimentos) con las empresas para un estudio claro, eficiente y que cumpla con el objetivo que es informar al consumidor”, advirtió.
Remarcó además que no están de acuerdo con los objetivos sino en la metodología y que respecto de su industria en particular, la del durazno en conserva, por el azúcar natural de la fruta el envase aparecerá con etiqueta negra.
“Nos vamos a asustar y no vamos a comer nada. En los lácteos, por su naturaleza, aunque sea descremado un yogur, sin grasa pero que igual tiene azúcar, va a tener un hexágono negro. No esta técnicamente bien tratada esta ley. Esto merece que no se maneje políticamente. Los políticos deben nutrirse de gente que está en el tema y no como algo político para salvar la ciudadanía. Es un ardid político que no cumple los objetivos”, enfatizó.
Por otro lado señaló que los alimentos que no llevarían el etiquetado frontal son imposibles de comprar por lo caras y en este sentido la ley como está planteada no sirve. “No cumple con el objetivo de informar, de dar pautas a una dieta saludable. No todo es malo, hay grasa y calorías que son importantes o carbohidratos que necesitan los deportistas que van a salir señalados en negro”, advirtió.
Respecto a lo que sucedió en Chile, donde sí se implementa el etiquetado frontal contó que la gente en un principio la gente no sabía que comer y luego terminó no dándole importancia a la etiqueta porque primero no tenía plata para acceder a otros productos y luego fue tan común que lo tomaban como un código de barra.
“La persona debe poder decidir pero los productos no son un veneno. Un durazno en mitades o una fruta en almibar es un producto genuino que no tiene aditivos. No echamos azúcar para que esté mas dulce sino que es la necesaria para que se mantenga la misma azúcar que tendría si no se diluyera con el almibar. Por eso, reitero, no estamos en contra del objetivo de la ley, sino que está mal tomada y pierde el sentido para la cual fue hecha”, remarcó.
Para terminar, dijo que quien come chocolate igual lo va a seguir haciendo y que son leyes hechas en un escritorio que no está acompañada por una campaña de educación.