Pablo Acevedo sufrió un radical cambio de vida en solo unos días. Estaba en pareja con Marcela Rossi hace casi una veintena de años y eran padres de Ignacio (6). Además, esperaban mellizos.
La mujer se dedicaba a la pastelería desde su casa y Pablo trabajaba en un bingo en Buenos Aires, pero por la pandemia hacía meses que no se desempeñaba en sus funciones, por lo que estaba ayudando a su cuñado en una ferretería.
Mientras transitaban el quinto mes de embarazo de los mellizos, Ana y Francisco, Marcela comenzó con un resfrío leve y, luego, sintió un dolor persistente en la cintura.
En la guardia, le dijeron que era una infección urinaria, pero como los dolores seguían le hicieron una placa y la peor noticia llegó: “tenía una neumopatía muy grande en el pulmón derecho y, por eso, le dolía la espalda”, le contó Pablo a Infobae.
La internaron, pero con el correr de los días empeoraba, por lo que el 21 de abril ingresó a Terapia Intensiva y fue intubada. Fue la última vez que Pablo pudo hablar con ella.
“Estaba muy mal, tenía la mirada perdida, los labios resecos... Me dijo que estaba muy preocupada por los bebés. Tenía mucho miedo por ellos”, reveló con tristeza.
Su cuadro se siguió agravando por lo que decidieron practicarle una cesárea para salvar a los bebés.
“Ana pesó 1.5 kilos y Francisco, apenas 950 gramos. Desde entonces, están en Neonatología. Después de la cesárea, Marcela volvió a Terapia Intensiva, donde le hicieron una punción de pulmón. Recién ahí, el tercer hisopado le dio positivo de coronavirus y la dejaron aislada”, explicó.
“El único consuelo que encuentro es pensar que Dios se la llevó porque tenía otra misión para ella, en otro lugar”.
El 10 de mayo, el estado de salud de Marcela había mejorado, pero “cuando la sacaron del coma, no despertaba. El covid le dejó secuelas neurológicas y le provocó isquemias múltiples en el cerebro”.
El 21 de mayo, Marcela tuvo un primer paro cardíaco y el segundo le costó la vida.
“El único consuelo que encuentro es pensar que Dios se la llevó porque tenía otra misión para ella, en otro lugar”...
En tanto su hijo está al cuidado de la familia de su madre y Pablo va y viene del sanatorio, donde sus otros dos hijos siguen internados en Neonatología.
“El mismo día que su madre murió, le conté que sus hermanitos habían nacido y que estaban bien. Le mostré las fotos de los bebés... Así se enteró de la muerte de su mamá. Jamás pensé que todo iba a terminar de esta manera”, aseguró.
Los mellizos siguen evolucionaron bien y en 10 días podrían tener el alta definitiva. Pero Pablo necesita ayuda ya que ahora debe cuidar a tres hijos, solo, y no puede ir trabajar.
“Toda la vida trabajé, pero lo que gano ahora no me alcanza para nada. Le tuve que pedir ayuda a la gente y me dio muchísima vergüenza, porque no estoy acostumbrado”.
Quienes quieran ayudar a Pablo y a sus hijos pueden colaborar en su cuenta del Banco Comafi. ALIAS: MUELLE.OMBU.ROSACBU: 2990001700110451930013Acevedo Pablo Oscar