Un guardia de seguridad vio a un joven con actitud sospechosa en el interior de un supermercado y supuso que algo se había robado. Pero lo que terminó de confirmar sus sospechas no fue la actitud evasiva ni algún bulto entre sus ropas.
Por el contrario, la evidencia del hurto fue ni más ni menos que un particular polvo blanco en el pantalón del delincuente. El hecho ocurrió el jueves pasado en la ciudad de San Lorenzo, en Santa Fe, cunado un muchacho de 22 años ingresó a un supermercado y tomó de una góndola dos salames picado grueso y luego los ocultó en ropa interior.
Lo que no se percató del ladró fue que el producto despidió el clásico moho que protege a los embutidos y el mismo cayó sobre su pantalón oscuro. Ante esta situación, el guardia lo siguió y luego le preguntó qué había hecho con la mercadería que había tomado.
El joven argumentó que la había devuelto, pero no resultó muy convincente, por lo que le solicitó que se abriera el abrigo. Allí notó que de la cintura asomaban los dos salamines por cuales le había consultado.
El vigilante lo retuvo hasta la llegada de la policía y relató a los efectivos que no era la primera vez que el joven demostraba una actitud extraña, por lo que consideraba que en otras ocasiones se habría llevado productos del supermercado sin abonarlos, según consignó La Capital.