Es un crimen ser borracho

Entre fines del siglo XIX y principios del XX el alcoholismo era un problema grave en la sociedad mendocina. Son muchas las crónicas de Los Andes que tratan el tema, describiendo diversas situaciones y sus desenlaces.

Es un crimen ser borracho
Imagen ilustrativa / Archivo

El 16 de marzo de 1888 leemos en los archivos de este diario: "Anteanoche serían las diez y media, poco o más o menos, produjese un bochinche en la calle Bolivia entre varios individuos que se hallaban reunidos en una pulpería o una especie de fondín, que se encuentra ubicada a inmediaciones de la calle Constitución.

Cinco de los promotores del escándalo se encontraban en medio de la calle propinándose sendos trompis, mientras otros tantos se entretenían en prodigar una surra de azotes a varias mujeres que se encontraban en la mencionada pulpería.

Cuando un agente de la policía fue avisado de lo que ocurría, los autores del hecho habían huido en diversas direcciones".

El alcoholismo no era patrimonio de los masculinos y tanto la policía como la justicia dedicaron muchas fojas a ciudadanas mendocinas. También en marzo pero doce años más tarde leemos en Los Andes:

"Se sobreseyó en el sumario instruido para averiguar el origen de las lesiones recibidas por la mujer Dominga González, que hace aproximadamente un mes fue encontrada en una de las calles del departamento de Belgrano [actualmente Godoy Cruz], con señales de haber sido atropellada por un carro.

Como Dominga en el momento del accidente se hallaba en completo estado de ebriedad, no pudo dar razón de la causa de las lesiones que presentaba, creyéndose que se quedara dormida en medio de la vía donde sin duda fue apretada por algún vehículo".

Imagen ilustrativa / Archivo
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Las historias son tan variadas que incluyen cocheros manejando en estado de ebriedad hacia el cementerio, llevando en estas condiciones a un féretro y a los familiares del difunto.

El alcoholismo era percibido por muchos estudiosos como un problema mental, de hecho los manicomios estaban repletos de personas en rehabilitación. El primer alienista de nuestra historia, el Dr. Lucio Meléndez, se quejó de dicha realidad diferenciando al alcohólico del demente. Sin embargo fue en vano.

La vida que llevaban los ebrios los hizo más propensos a contraer tuberculosis, por ello las ligas contra esta enfermedad daban espacio a la lucha contra el alcoholismo. Una publicidad de entonces señalaba estas relaciones advirtiendo que consecuentemente “era un crimen ser borracho”.

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