Juan Pablo Bruno (54) es músico. Integrante de “Karamelo Santo” y de “Parió la Choca” –dos de las bandas mendocinas más destacadas de las últimas décadas- , el saxofonista hace 30 años se dedica a la música y ha sido parte también de giras de “Los Enanitos Verdes” y también de “Eclipse”. Además, es informático, trabajo que -aclara- es su principal sustento.
Como mendocino, Juan Pablo está acostumbrado a los movimientos sísmicos y a esa sensación indescriptible de que uno sienta que “le mueven el piso”. No obstante, según sus propias palabras, jamás había vivido una experiencia como la que vivió hace unos días en Islandia. Y es que el músico e informático mendocino estuvo en Reikiavik -capital islandesa- hasta el sábado. Y vivió toda la previa –por demás movida, literalmente- de lo que fue la erupción del volcán en las inmediaciones de esa ciudad, registrada entre ayer y hoy, y de la que hoy habla el mundo.
“Eran temblores completamente distintos a los que sentimos en Mendoza. Es como que en Mendoza empieza de menor a mayor, pero los de acá son mucho más breves, pero sacudones intensos”, explica Juan Pablo a Los Andes desde Oslo, capital de Noruega y donde llegó a primera hora (en Argentina) de este martes.
Ya el viernes había dejado de temblar, algo que Juan Pablo Bruno percibió en la capital islandesa y en persona. Y ese fue el aviso de que era cuestión de horas –o días, como mucho- para que el volcán entrara en erupción. El volcán que hizo erupción entre la madrugada y la mañana de hoy (siempre tomando como referencia la hora argentina) se encuentra a 30 kilómetros al Sur de Reikiavik, donde estuvo Bruno, y en una zona repleta de campos de lava, volcanes y actividad geotérmica.
“La gente estaba esperando que el volcán entrara en erupción y, de hecho, sé que ahora están organizándose para ir todos a verlo y a sacarse fotos. En Islandia está lleno de volcanes y las erupciones son muy comunes, por eso cuando se registraban los temblores, yo me quedaba quieto y sorprendido. Pero en el hostel la gente seguía durmiendo, o en los bares seguían comiendo o tomando algo. Cada uno seguía con su vida, como si nada”, describe el saxofonista.
“Decían que en la última semana se habían registrado casi 3.000 sismos. Pero yo te puedo decir que perceptibles, y que llegué realmente a sentir, hubo –por lo menos- 5 por día”, agrega el mendocino.
Después del temblor, la erupción
Si bien Juan Pablo Bruno cumple a rajatablas con el manual del mendocino y tiene bien en claro qué hacer y cómo actuar ante un movimiento sísmico –sin perder la calma, principalmente-, reconoce que los temblores islandeses lo sorprendieron.
“Estoy viajando solo y justo conocí a una chica uruguaya que es geóloga. Ella me explicó por qué son diferentes este temblores, y tiene que ver con que, en el caso de los de Islandia, son movimientos de lava y no placas tectónicas”, cuenta Juan Pablo. Y entre risas agrega: “Ella estaba entusiasmadísima con lo del volcán, esperando la erupción. ¡Yo agradezco haberme ido justo!”.
Más allá de lo llamativo de la situación y de la novedad en lo que a geología se refiere, esta realidad es una constante en este país nórdico. Y es que en la reducida extensión de la isla hay, al menos, 300 volcanes diseminados en distintos puntos. En tal sentido, el que entró en erupción en las últimas horas es uno relativamente pequeño.
“Está a 30 kilómetros de la ciudad, de donde estaba yo. Pero los temblores se sentían como si estuviéramos al lado de la base. La gente está tan acostumbrada que estaban empezando a organizarse para ir a visitar el volcán en erupción, ¡hay hasta todo un circuito turístico!”, describe el mendocino.
Para cuando el volcán ubicado al sur de Reikiavik entró en erupción, Juan Pablo Bruno ya no estaba en la ciudad. Pero seguía en Islandia, más precisamente en Vik, un pequeño pueblito con muy pocas casas y que es la población más austral del país insular. Es el mismo escenario donde transcurre la trama de la serie “Trapped”, que fue un gran éxito en Netflix hace unos años. Y donde también los volcanes son los grandes protagonistas de la geografía y los paisajes.
La erupción del volcán en las inmediaciones de Reikiavik
El lunes a última hora, según confirmaron desde la Oficina Meteorológica de Islandia, comenzó la “erupción menor” en la zona de la península de Reykjanes (Islandia), a 30 kilómetros al Sur de Reikiavik.
De acuerdo al reporte de la OMI, se registró una fisura de 200 metros de largo en las laderas de la montaña Litli Hrútur, “de la cual emerge lava como una serie de fuentes”. Según se observa en algunas fotos compartidas por este organismo, sobresalen corrientes de lava recorriendo los campos oscuros, así como también pequeños incendios y columnas de humo espeso. Esto era algo que se esperaba ya, precisamente por la seguidilla de sismos menores registrados en las últimas semanas.
Asimismo, se confirmó que la erupción se registró en un área deshabitada, lo que descarta “riesgos inmediatos”, según las propias palabras de la OMI. No obstante, la oficina advirtió a la comunidad que no se aproximen al área afectada, ya que hay “niveles peligrosamente altos de gases volcánicos”.
Por su parte, la Oficina Regional de Gestión de Destinos de la península de Reykjanes advirtió también sobre la “contaminación masiva de gases que pone en peligro la vida”. Por esto mismo se cerraron todos los senderos que llevan al volcán.
Un mendocino en los países nórdicos
Además de agradecer no haber estado en Reikiavik en el momento en que se produjo la erupción, el músico e informático Juan Pablo Bruno describió maravillado los paisajes de Islandia y de toda la península escandinava.
“En Suiza vive un sobrino que es músico, Valentín Bruno. Me junté con él en España, nos fuimos a Suiza y estuvimos tocando música en la calle con él y dos españoles, también nos presentamos en algunos bares”, describe Juan Pablo sobre el inicio de su viaje.
Ya desde Zúrich, el saxofonista siguió con su itinerario en soledad. Tras estar dos días en Londres (“la ciudad más hermosa del mundo”, según su descripción), aterrizó en Reikiavik, donde estuvo 6 días.
“Islandia parece un pedacito de otro planeta. Hay campos de lava en todos lados y durante todo el año. Son como lagos, pero la lava está cubierta por una especie de musgo negro. A ello se suma que en esta época del año no hay noche. Es la 1 de la mañana y es de día, por lo que te cuesta un poco dormir. Tenés todo el tiempo como si fuera un día de sol, aunque con la luz menos brillante. Y entre las 23 y la 1, 1:30 está todo como si fuera un atardecer. Pero a veces yo me despertaba a 3 de la mañana y era de día”, describe el mendocino.
De Reikiavik y Vik (Islandia), Juan Pablo Bruno continuó con su periplo hacia Bergen, en medio de los fiordos de Noruega, y luego hasta Oslo.
