- No fue el retiro que esperabas; te retiraron las circunstancias.
-Me retiró la lesión; dejé por una cuestión de salud. Estaba muy ilusionado con esa pelea. En realidad, cuando pierdo el título mundial, tuve un gran bajón. Después seguí boxeando porque no tenía proyectos, boxeaba por boxear y pensaba: “¿Qué será de mi futuro?”, No tengo estudios, no tengo preparación y de lo único que entiendo es de esto. En 2002 salió la oportunidad y le compré el galpón al patrón de Bracamonte. En el 2003 decidí hacer el gimnasio. Había días que entrenaba y otros que trabajaba con Braca y los chicos. Le metí toda la energía y los ahorros que tenía. Gracias a Dios acerté y por ese gimnasio soy autónomo, tengo mi pequeña empresa y sigo apostando al futuro.
Pablo Chacón
Pablo con al cinturón de campeón mundial pluma de la OMB y la medalla olímpica que conquistó en Atlanta 1996.
Daniel Caballero / Los Andes
- Sos un tipo que vive para el boxeo.
- Siempre estoy tratando de ayudar y colaborar con las demás escuelas y el boxeo en general. Estoy más allá de los intereses personales. Estoy para sumar. Soy un agradecido de la vida. Gracias al boxeo, soy quien soy y logré lo que logré. Mi compromiso es con el boxeo; a mí me gusta ayudar, sumar, ser positivo y dar una mano. Esto sin importar si la persona está o no de acuerdo conmigo. A mí me interesa que me vaya bien, pero a la hora de competir con otros gimnasios, son rivales circunstanciales, no enemigos.
- ¿El boxeo y tu zurda fueron tu pasaporte?.
- Si no fuera por el boxeo, no podría haber salido nunca de la provincia. Hubiese seguido trabajando con una carretela o sería albañil, que es un trabajo honrado. No tenía otra posibilidad en la vida. No tuvimos la posibilidad de estudiar, porque no está en la cultura de donde vengo. El humilde, el pobre, hace la primaria y después se dedica a trabajar. Son muy pocos los que tienen posibilidades de estudiar. También a veces no es porque no puedan seguir, sino porque no tienen esa cultura del estudio. Mi esposa viene de muy abajo, mi suegro era albañil y, sin embargo, ella estudió. Es una cuestión cultural, no está previsto seguir estudiando. Por eso digo que el boxeo fue mi escuela, mi primaria, mi secundaria, mi facultad. Me abrió la cabeza, empecé a viajar y a ver distintas culturas.
- Muchos aseguran que el pobre es pobre porque quiere.
- A veces no tenés la cultura y otras no están las posibilidades de salir adelante. En su amplia mayoría, eso es lo que han visto y es su mundo, que es muy chiquito y no conocés otra vida. Generalmente, el pobre no sabe lo que son las vacaciones, algo que logré entender con el paso de los años. Tenerlas, para mí, aunque sean dos días, son fundamentales. Cuando era chico, las vacaciones nuestras eran el descanso del domingo o ir a comer a la casa de mis abuelos en El Borbollón. Ese era nuestro mundo. La gente no tiene otras posibilidades, no sale y no conoce nada. Las vacaciones las ve por la tele.
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El ex campeón del mundo de boxeo Pablo Chacón analiza su carrera y su presente.
Daniel Caballero / Los Andes
- Como si no les correspondiese.
- Creo que te crías así, como que ese derecho no es para vos, porque no lo tenés o no hay posibilidades. A los 17 años no conocía nada; solo Las Heras, Lavalle y la Ciudad, a donde íbamos a juntar cartones en la carretela. Sin embargo, a los 17 años me fui a Buenos Aires a un campeonato argentino. ¡Una locura!
- ¿Alguna vez imaginabas con viajar por el mundo?
- Empecé a boxear porque mi papá Alejo era boxeador. Yo veía una foto de él y quería ser boxeador, pero nunca soñé con el futuro. Empecé y se fueron dando las cosas. Campeón amateur del torneo Guantes de Oro en el '91, el Campeonato Argentino del '93, la frustración de los Juegos Panamericanos del '95, la Selección y las Olimpiadas. Después, ser profesional. Se fueron dando las cosas. La pelea que perdí por el título mundial con Freddie Norwood fue una frustración muy grande. Y al año siguiente salí campeón mundial. Todo eso no lo planifiqué y no lo soñé como dicen otros deportistas. Empecé a boxear y todo se fue dando.
- ¿Te acordás de la primera vez que fuiste a entrenar?
- Tenía 13 años cuando le dije a mi papá que quería boxear. Teníamos un vecino, Roque Pepe Huaquiní, que era boxeador amateur del Gimnasio Mocoroa. Mi papá le pidió a Pepe si me podía llevar al gimnasio, él me llevó en la bicicleta y esa fue la primera vez. Después empecé a ir solo. A veces andaba laburando en la carretela y se me hacía la hora de entrenar y me iba al gimnasio en a carretela.
- ¿Es verdad que Don Paco (NdR: Francisco Bermúdez) se enojaba porque ibas en la carretela?
- El caballo hacía sus necesidades en la puerta del gimnasio y se sentía el olor y Don Paco le decía a Braca "oiga genio, dígale a ese chico que se lleve ese animal de ahí por favor" (risas). Braca me llamaba: "Nene, Don Paco está enojado, saque ese animal". Mi hermano corría la carretela una cuadra y me esperaban que saliera del gimnasio. No era muy seguido, pero sí iba en la carretela. Eso fue por abril de 1989.
- Se te nota un tipo nostálgico...
- Mirá, no me gusta correr ni caminar, pero si andar en bicicleta. Cuando salgo, me voy para allá abajo, para los barrios humildes. Soy nostálgico, veo los muchachos que pasan en la carretela laburando y me paro a charlar; ¡una locura mía! Los veo, pienso y agradezco a Dios que me dio esta oportunidad con el deporte, porque ese era mi futuro. Gracias al deporte mejoré. Siempre me gustó laburar. A los 10 años trabajaba en una carnicería. Hacía los mandados y la limpieza. Ahí me daban la verdura y los huesitos con carne. Quería crecer. Éramos muy pobres; no teníamos nada. Sin embargo, siempre fuimos muy felices; nunca pasé hambre.
- ¿Tenías buena relación con tu papá?
- Mi papá era un changarín, un laburante de albañil. También tocaba en un conjunto folclórico llamado Tradiciones Argentina, con Eduardo Ibaceta, Carlitos Flores y Paulino Robles. Pero a la hora de las costumbres, teníamos algunos conflictos por el tema de mi madre, a quien yo defendía mucho. No me gustaban algunas culturas o costumbres suyas. Era muy chapado a la antigua. De él heredé el amor por el campo, andar a caballo al campo, el folclore y el boxeo.
Pablo Chacón, el pionero
El 25 de mayo de 2000, en el estadio Malvinas Argentina se llevó a cabo el primer combate por el título del mundo frente a una multitud. Tuvo como protagonistas a Pablo Chacón y al norteamericano Freddie Norwood. El lasherino perdió por puntos.
- ¿Qué significó la medalla olímpica?
- Me dio todo; me abrió las puertas al mundo. Era un pibe de provincia y me costó muchísimo adaptarme. Carlos Tello, que fue fundamental en la Selección, fue un padre para mí: vivía con nosotros en el Cenard, era un motivador y un gran amigo.
- ¿Cómo se administra un gimnasio en estos tiempos?
-Es durísimo. Los impuestos te matan: me llegaron 600 mil pesos de luz, más agua y el gas, que no puedo pagar por una vieja deuda que me quedó de la pandemia. Hoy está todo muy duro y muy complicado, pero seguimos luchando como se puede.
- Han pasado distintos gobiernos por Las Heras, pero siempre has tenido una buena relación.
- Es valiosa la ayuda. Con la actual gestión estoy bien. No están obligados a ayudar, porque uno es autónomo, pero todos los días por el gimnasio pasan 150 personas, donde 20 son boxeadores profesionales y 50 amateurs. Ellos son quienes representan al departamento y a la provincia. Tenemos una boxeadora y otros chicos en la preselección Argentina. Cada uno de ellos fue con el apoyo de su familia. No es una obligación, pero considero que uno hace un trabajo comunitario de contención e inclusión.
Hace 19 años Pablo Chacón se consagraba campeón mundial peso pluma. Foto: Los Andes
En junio se cumplirán 24 años que Pablo Chacón se consagró campeón mundial peso pluma OMB, donde venció por nocaut al húngaro Istvan Kovacs. Foto: Los Andes
- ¿Ganaste plata con el boxeo?
- Me fue bien, pero no para salvarme. Pude invertir en algunas cositas. También hice malas inversiones y me equivoqué por falta de conocimiento o porque uno cree que el deporte no se va a terminar nunca y si no estás preparado, cuesta administrar.
- ¿Con qué soñás a tus casi 50 años?
- Soy un agradecido de la vida y sigo teniendo ilusiones: quiero volver a tener un campeón mundial, o una campeona, o un representante olímpico que salga de nuestro gimnasio. Sueño que el próximo medallista olímpico sea nuestro. Lo más importante es que el boxeo vuelve a ser podio.
La charla, delante de su familia, permite la participación de su esposa Verónica, quien ante la consulta sobre si es familiero, lo anticipa: "Es familiero. Le gusta compartir con la familia y también con los amigos. Cuando vamos algún lado, a lo mejor nosotros estamos disfrutando y él se queda sentado observando, pero lo disfruta de esa manera. No es una persona a la que le guste estar solo".
- Soy feliz cuando nos juntamos y cuando hacemos un asado, me gusta invitar a alguien.
- ¿Cómo te llevas con el cariño de la gente?
- Me hace feliz. Estoy a punto de cumplir 50 años y todavía soy el Pablito Chacón. Ese cariño me hace muy bien y lo disfruto. Por eso siento que a través de mi gimnasio doy oportunidades como me las dieron a mí.
- ¿Qué podés decirme de Ricardo Bracamonte, quien fuera tu entrenador?
- Bracamonte dejó una huella. Una marca. Era un maestro porque tuvo cuatro campeones mundiales. Él siempre está en nuestro recuerdo. Se preocupaba siempre por mí. Si me enfermaba me traía remedios o zapatillas para entrenar; ¡hasta una bicicleta me regaló! Siempre creyó en mí.
- El gimnasio va a cumplir 22 años, en el cual sos polifuncional.
- Hago de todo un poco acá, pero mi fuerte es ser entrenador. Intento transmitir mi experiencia y un método de enseñanza, gracias a Dios. Tratamos de dar contención, inclusión y oportunidades, porque tenemos chicos de Mendoza y otras provincias. Todos estos años me he encargado de que cada chico que no es del gimnasio, trabaje con sus respectivos trabajadores y no dejarlos afuera. No me gusta robarme el trabajo de nadie.
- ¿Qué necesita el deporte en lo político?
- Más difusión y abrir más escuelitas, porque se pueden desarrollar deportistas mientras más escuelitas de boxeo haya. Se puede desarrollar, contener, incluir y sacar a los chicos de los malos hábitos, que es lo principal. Si después te llega un talentoso, a ese lo desarrollas. Lo que falta es más inversión en el deporte. El boxeo no necesita tanta infraestructura para contener a los chicos. Hace falta un proyecto a largo plazo y mantenerlo; el deporte es una escuela.
- ¿Cómo ves la situación del país?
- Parece que va mejorando, por lo que dicen.
- Siendo un referente, ¿Nunca te interesó la política?
- Nunca me interesó y tampoco tuve ofrecimientos. Lo mío es el deporte. Tengo mucho conocimiento de cómo deberían funcionar las cosas en lo deportivo. Si se me diera por la política, tendría que ser un gran proyecto y siempre creyendo y queriendo lo mejor para Las Heras. Si alguna vez se diese, tendría que ser con gente honesta y con conocimiento, donde cada uno se gane su mango laburando. A veces podés ser un gran referente, pero tenés que tener gente con capacidad intelectual y que también pueda protegerte. Por eso sigo laburando y trato de no mancharme con la política. Lo que tengo lo he ganado gracias al deporte y a mi trabajo.
- ¿Cómo ves la situación del país y la provincia?
- Creo que la provincia se maneja con los recursos que tiene, pero me duele, como lasherino, como están las cosas. Suelo andar en bicicleta por los barrios y no me gusta como están las cosas. La pobreza, la gente de la salud reclamando. Lo sufro también desde mi gimnasio. Me gustaría que todos estos problemas se pudiesen arreglar.
- ¿El gimnasio es una empresa familiar?
- Sí. Mi hija Brisa es la administradora. Porque cuando hay boxeo, todos trabajan a la par. Mi hijo Nicolás juega al fútbol en Argentino y también ayuda. Tengo mi otro hijo, Matías, que trabja y tiene su familia. Verónica, mi esposa, es quien organiza también.
- ¿Si tuvieses que elegir momentos de tu vida?
- Obviamente las Olimpiadas, cuando gané el título del mundo y los 20 años del gimnasio