Desde los orígenes de la Tierra y sus distintos cambios geológicos surgen los cristales. En su interior tienen guardada la memoria del desarrollo del mundo que conocemos como tal, por eso hay quienes dicen que son el ADN de la madre Tierra.
Envueltos por el misterio, pueden ser compañeros en distintos tramos de nuestra vida por su gran potencial energético. Sabios como pocos, al dejar atrás la fase oculta se brindan a quienes quiénes relacionarse con ellos. Como toda práctica, lleva tiempo y experiencia, pero si de energías se trata, hay cinco que recomendamos para empezar a bucear en ese mundo.
Cuarzo cristal
Es quizás el más conocido y probablemente al momento de leer esta nota, venga a la mente la imagen de alguno de ellos dispuesto en muebles o rincones.
El cuarzo es una piedra que se encuentra en todo el mundo, con varios colores y trabaja en distintos niveles multidimensionales del ser. Como sanador, se le atribuye un gran poder y también como amplificador energético.
Una de las razones por las que está en las casas es porque absorbe, almacena, libera y regula la energía. Es un gran limpiador del alma y conecta la dimensión física con la mente. Es famoso por la dirección energética que aporta cuando una persona tiene una necesidad específica. Echa luz sobre varios temas, por eso se lo suele utilizar en rituales.
Como toda esponja energética, debe limpiarse para volver a cargarse. Una de las técnicas más utilizadas es con agua: en donde se colocan los cuarzos en un cuenco o recipiente de vidrio, cubierto de agua y con un puñado de sal gruesa, que será la encargada de ayudarlo a descargar lo que necesite. Deben estar durante tres días y tres noches, pasado ese tiempo hay que enjuagar.
Para cargarlos, se pueden colocar en una tela o uno al lado del otro al aire libre para que reciban la energía solar y lunar, también durante tres días. Transcurrido este tiempo, están listos para usarse. ¿Una recomendación? Observar cómo estaba la energía antes y después de los cristales cargados, seguramente se notarán diferencias.
Amatista
Es una de las piedras más espirituales que se usan, por su gran poder transmutador de energía de baja vibración en energía positiva. Una de sus propiedades es la de la relajación, por eso muchas personas las colocan debajo de la almohada, para poder dormir mejor.
Tiene mucha conciencia para compartir, abre el chakra corona permitiendo que lo nuevo llegue a nosotros. Los más creyentes aseguran que la amatista demuestra que en la vida no existe el desamparo e incluso, despierta una chispa interior de luz, ya que ésta es su esencia.
Al igual que con los cuarzos, pueden limpiarse con agua. Otra técnica puede ser con el humo que surge de quemar hierbas como cuando se hacen limpiezas energéticas. La mirra y el incienso son un clásico, y al encenderlas, se debe pasar el cristal por el humo que se desprende, se pueden rezar mantras. Después, hay que guardarlos en un lugar protegido.
Turmalina Negra
Las turmalinas negras son muy recomendables en estos tiempos de uso excesivo de dispositivos electrónicos porque absorben las ondas electromagnéticas. Es ideal tenerlas cerca de la computadora para que toda la energía no impacte de lleno en nosotros, sino que este cristal absorba.
Otras de las bondades es que purifica y transforma la energía densa en vibración más ligera con un gran poder sanador en lo mental que transmuta los patrones de pensamiento negativo, ayudando a comprenderse y comprender a los demás. Lleva a lo profundo del ser y fomenta la confianza en uno mismo.
Para limpiarlas, se recomienda lavarlas al menos una vez por mes, con sal en un vaso con agua durante 24 horas en donde reciba sol y luna. Es muy probable que pasado este tiempo, pueda verse que el agua tiene la apariencia de la soda evidenciando que la piedra absorbió durante un mes todas las ondas radioactivas iónicas de todos lo electrónico.
Citrino
El citrino cautiva por sólo mirarlo por su color vibrante, aunque antiguamente se creía que el color de esta piedra venía de su relación con la energía solar. La realidad es que su amarillo pálido (en algunos casos es casi naranja) de debe a restos de hierro que se fueron incorporando, poco a poco, en su estructura cristalina.
Es otro de los cristales con gran poder limpiador y regenerador de energía que posee el poder del sol. Es un cristal muy benéfico, que energiza absorbiendo, transmutando y logrando protección en el ambiente.
Uno de los talentos que se le atribuyen es el de atraer la abundancia, por eso se lo suele usar en rituales relacionados con estas temáticas. Se dice que anima a compartir lo que uno tiene e imparte alegría a todos los que la contemplan. Favorece la calma interna y ayuda a trabajar desde la energía positiva. Aporta buena energía en los vínculos desde una conexión genuina.
A la hora de limpiarlos, se puede hacer como hemos descripto en cuarzos y amatistas. Otra opción es sumergirlos en agua salada (ya sea con sal gruesa o de mar) durante unos 10 minutos y retirarles, con agua templada, lo que les quede de sal. Después solo resta secarlos al sol, puede ser por 24 horas, y volver a tenerlos a mano como aliados.
Obsidiana
Este es uno de los cristales más misteriosos por su poder de ir a nuestras profundidades, por eso hay personas que antes de tener contacto con obsidianas, empiezan por otras más suaves.
Al originarse con el enfriamiento de la lava volcánica, su trabajo consiste en que saquemos lo que tenemos dentro, y a veces no estamos para esos trotes. Pero para quien quiera mirar sus miedos, angustias y temores, tendrá en la obsidiana una gran ayuda.
Uno de sus grandes poderes es actuar sobre los bloqueos y eliminar cualquier tipo de tensiones, además de estimular el crecimiento espiritual porque como dijimos, nos espeja con quiénes realmente somos.
Los patrones de conducta, esos que queremos derribar, se trabajan también con estos cristales, como también las creencias o formas de comunicarnos. Conectar con lo realmente importante, olvidando lo superfluo, es otra de las características de la obsidiana.
Para limpiarlas, al ser afines al agua, se pueden usar las técnicas descriptas anteriormente para el resto de los cristales.
La Gemoterapia es quizás la disciplina por excelencia para profundizar estos conocimientos, además de la bibliografía que abunda, pero el mejor complemento a estas teorías es la propia práctica. Cuenta la leyenda que cuando necesitamos de un cristal, éste nos elige y nos magnetiza de tal manera hasta que decidimos llevarlo con nosotros. “Te miran”, dicen quienes ya han pasado por esa experiencia.