“Que escuchen y caminen a su ritmo, no se sientan forzados a correr o apresurarse para apaciguar la incomodidad de otros, sino que, como la tortuga de la Asociación Argentina de Tartamudez (AAT), marchen al ritmo de sus propios corazones”. Con esas conclusiones y la palabra de protagonistas y referentes en la materia, tuvo lugar en Mendoza la Jornada Nacional de Tartamudez, que incluyó la presentación del libro “Más allá de las palabras, guía de superación; no de supervivencia”, en el que el autor, Ignacio Vázquez Viera, contó su experiencia de convivir cada día con la tartamudez.
La jornada, organizada por la AAT y la Universidad de Mendoza a través de la gestión de la Facultad de Medicina y la Facultad de Ciencias de la Salud, dejó en claro que a partir de ahora se mencionará “disfluencia” en lugar de tartamudez.
Dicho evento se realizó en el marco del día internacional de la toma de conciencia que se conmemora cada 22 de octubre. El evento fue declarado de interés provincial por la Cámara de Diputados y de Senadores de Mendoza.
Entre las varias alocuciones, que contaron con un nutrido público, la licenciada Rocío Videla De Brito, directora de la licenciatura en Psicología de la UM, docente y especialista en
evaluación neuropsicológica y atención infantojuvenil, con orientación cognitivo-integrativa, tuvo a su cargo la exposición. Se refirió a las estadísticas internacionales, que señalan que la
tartamudez afecta al 1% de la población, con una edad de inicio entre los 2 y los 7 años de edad, siendo más frecuente en hombres que en mujeres.
Analizó cómo desde la psicología se brinda la posibilidad de hacer hincapié sobre la necesidad de un abordaje contextualizado de la problemática, permitiendo miradas multicausales y multidimensionales para comprenderla. “Las propuestas terapéuticas deben estar pensadas en función de la persona, y no pretender que las personas encajen en modelos estandarizados. Vale contemplar en el proceso los diferentes sistemas en los cuales nuestros pacientes están inmersos, desde la familia a la dinámica de la política económica que nos atraviesa”, dijo.
En primera persona
Uno de los momentos más trascendentes de la actividad fue Ignacio Vázquez Veira, autor del libro que se presentó en la ocasión, mendocino y también referente en la temática por su tartamudez, habló sobre su pasado y su presente. “De niño enfrentaba al bullying con mucho dolor. Sería fundamental que en cualquier tratamiento con profesionales se enseñe a gestionar las emociones que la tartamudez genera”, opinó en diálogo con Los Andes.
Vázquez Viera presentó un relato emotivo que lleva al lector, a través de un lenguaje simple y explicativo sus vivencias desde la infancia hasta a adultez, atravesando las situaciones que para muchos resultan cotidianamente comunes, “pero paralizantes, embarazosas y hasta dolorosas para una persona tartamuda”, describió.
También habló de cómo logró, a través de su propio esfuerzo, aceptarla y vivir con ella. El autor nació en la Ciudad de Mendoza el 2 de junio de 1982. Relató, ante el público presente, que desde su infancia, su familia fue un pilar para aprender a superar las circunstancias cotidianas de convivir con la tartamudez.
Es el hijo menor de Emilio y Silvia, hermano de Milo y Paula, tío y padrino de Mateo. “El deporte ha sido maestro de mi aprendizaje continuo de resiliencia ante las adversidades del camino de cada día. La música ha sido mi refugio y mi forma de expresar con fluidez el sentido de vivir más profundo”, reflexionó.
Ignacio es egresado de la Universidad de Mendoza, con los títulos de abogado y escribano. Actualmente se desempeña como decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de esa casa de estudios. Además, es docente de dicha facultad y de la de Ciencias Jurídicas y Sociales.
El apoyo de la DGE
La Dirección General de Escuelas (DGE) de la provincia manifestó la relevancia de la capacitación de los docentes en tartamudez y comprometió su apoyo para difundir tales conocimientos en el ámbito educativo. En ese sentido, se destacó que Mendoza posee un grupo de ayuda mutua denominado “Palabras libres” coordinado por Claudia Ochoa y Lucio Fornes, y que forma parte de la delegación Cuyo de la AAT.
Esa agrupación también estuvo presente planteando sus experiencias.
“Palabras libres” comenzó a funcionar a partir de septiembre de este año y está integrado por profesionales fonoaudiólogos y personas con tartamudez, con el fin de generar espacios de difusión actualización y concientización en las provincias de Mendoza, San Juan y San Luis.
El rector de la UM, Eduardo Fernando Luna, se refirió a “un tema de importante impacto social donde la educación juega un rol trascendente”.
“Es a través de la educación en todos los niveles que se logra la promoción de la comprensión y aceptación de esa disfluencia, creando un ambiente en el que las personas con dificultades se sientan seguras y apoyadas”, remarcó, para agregar que es necesario entender y reconocer que las personas que tartamudean no padecen una incapacidad, sino “una dificultad en el modo de comunicarse”.
A continuación, Beatriz Biain de Touzet, licenciada en Fonoaudiología, especialista en tartamudez y doctora en Lenguaje y Perturbaciones de la Comunicación Humana, además de miembro de comités internacionales, brindó un pantallazo sobre la evolución del tratamiento de la tartamudez en el país.
De este modo, enumeró frases de los ‘90, como “No hay más personas con tartamudez”, y otras como: “No figuran en estadísticas”; “Es emocional y hay que abstenerse porque agrava el síntoma”. Reconoció que la tartamudez no se estudiaba en la carrera de Fonoaudiología.
“En la actualidad, se trabaja con los tratamientos adaptados al actual conocimiento científico. Esto permite la reparación de los procesos de integración sensorial, motora, lingüística, auditiva y social”, dijo.
Lo cierto es que hoy se difunde un término más fácil y correcto: disfluencia.
“Los pediatras derivan, los docentes buscan ayuda; los padres respuestas en las consultas abiertas de la asociación y los grupos difunden. Las personas con tartamudez hablan por radio y televisión. Se validó la fonoaudiología por la evidencia y la experiencia”, expresó la especialista, para resumir: “Se recupera a una persona con tartamudez con el derecho a elegir trabarse o hablar fluido”.
El encuentro, estructurado en tres bloques, cubrió un amplio espectro de escenarios, situaciones y problemáticas, analizados por grupo interdisciplinario de Buenos Aires y Mendoza.
La actual presidenta de la AAT es la fonaudióloga Adriana Flores, también disertante de la jornada y luego moderadora del espacio “Interdisciplinar y Tartamudez”, en donde se conversó sobre la prevención, la derivación temprana y el trabajo interdisciplinario con los profesionales de la salud.
Asimismo, se proyectó la presentación del doctor Lucas Oliva, abogado de la AAT, quien tiene a su cargo el asesoramiento a personas con tartamudez en temas de cobertura de tratamiento fonoaudiológico, discriminación y cuestiones relacionadas con instituciones educativas. Fue el autor del proyecto de ley de abordaje integral.
Por último, José Thomas, titular de la DGE, destacó la importancia de formar a docentes para brindar clases en aulas heterogéneas y ofrecer formación específica para interactuar con estudiantes que tengan disfluencia.
“La formación docente que impulsará y estará enfocada en la detección temprana y en poder relacionarse empáticamente con sus estudiantes mientras promocionan relaciones saludables entre los compañeros y desmitificar falsas ideas y posturas generadas por el desconocimiento”, dijo.
