En primera persona: una voluntaria cuenta cómo se prueba la vacuna contra el coronavirus en Argentina

Unos 4.500 argentinos fueron seleccionados para probar el procedimiento. Una mujer que vive en Buenos Aires detalla cómo es el proceso completo y se ilusiona: “Deseo que encuentren una vacuna que salve vidas”.

 En primera persona: una voluntaria cuenta cómo se prueba la vacuna contra el coronavirus en Argentina
Las pruebas constan de dos aplicaciones en un lapso de tres semanas, pero con seguimiento y control durante dos años. Foto: AP

Unas 25.000 personas se anotaron como voluntarios para probar la vacuna contra el coronavirus que el laboratorio Pfizer elaboró en conjunto con BioNTech, pero sólo unas 4.500 fueron seleccionadas. VíaPaís acompañó a Adela Hansani, una de las personas que inició este proceso con la ilusión de que se encuentre pronto la vacuna que nos permita retomar nuestra vida normal.

Las pruebas se realizan en el Hospital Militar de Buenos Aires, y constan de dos aplicaciones en un lapso de tres semanas, pero con seguimiento y control durante dos años. Los postulantes deben vivir en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o estar a menos de 60 kilómetros de CABA y tener entre 18 y 85 años. Embarazadas o en período de lactancia tampoco podían aplicar.

Se trata de una de las tantas vacunas que están en proceso de verificación. En este caso, Argentina fue elegida para “ser parte de la Etapa 3 de un ensayo clínico cuyo objetivo principal es probar la eficacia de una vacuna” para prevenir el Covid-19.

Adela se enteró de que podía ser voluntaria a través de amigos y no dudó un segundo: “Me parece que hay que hacerlo. Yo tenía muchas ganas de ser parte de esto pero me anoté con muy pocas expectativas porque sabía que mucha gente lo iba a hacer”.

En la previa a lo que fue el día de estudios en el Hospital Militar, Adela detalló cómo vive el aislamiento social. “La cuarentena la pasé con altas y bajas, como todos. Cansada del encierro, preocupada pero no asustada”, confió.

Con el anhelo de que esta vacuna sea exitosa, contó que luego de inscribirse en el sitio web la llamaron para anotarla en lista de espera por si algún candidato se “bajaba”. Aceptó, se puso a disposición y la llamaron para que asistiera a hacerse todos los estudios el lunes 17 de agosto.

Ella se mostró en todo momento convencida de lo que iba a hacer pero comentó que su entorno no lo tomó bien. “Tengo a toda mi familia en contra. Todas las personas a las que le conté me dijeron: ‘Estás loca’, ‘¿Para qué?’, ‘A mi no se me ocurriría’. Pero en ningún momento me asustaron ni me arrepentí. No tengo miedo y estoy muy convencida de hacerlo”, argumentó.

Y agregó: “Es una decisión mia, que yo sé que no voy a correr riesgo. A lo sumo no hará efecto o la pasaré mal unos días y listo. Estoy convencida de lo que decidí”. Al mismo tiempo contó que la mitad de los voluntarios recibirán la vacuna, mientras que a los restantes se les aplicará un placebo.

Seguimiento

En la previa a iniciar el proceso, Adela remarcó que todo “está super bien organizado” y resaltó la contención que recibió desde el minuto cero. Por llamadas o WhatsApp, una persona realiza el seguimiento de su caso y ella deberá completar un formulario todos los lunes detallando sus síntomas. Si bien en tres semanas se realizará la segunda aplicación, el seguimiento de su caso será por dos años.

Al mismo tiempo detalló: “En cualquier momento puedo darme de baja”. “No estoy obligada a terminar el tratamiento. Yo no lo haría porque estoy decidida”, sostuvo con una sonrisa y agregó: “De todos los que conozco, no llamaron a nadie”.

Relajada y sin miedo, Adela espera recibir la vacuna y no el placebo, pero de esto no se enterará a menos que de manera particular se haga los estudios correspondientes. Al consultarla por sus expectativas, antes de que las pruebas comiencen, fue muy clara: “Deseo que se encuentre una vacuna que salve vidas y retomemos la vida que llevábamos antes. Aspiro a que podamos volver a encontrarnos sin barbijo. Se extrañan los vínculos”.

“Fue una muy buena experiencia, me sentí contenida en todo momento”, aseguró Adela y contó que el procedimiento duró tres horas. Algo que llamó su atención fue la cantidad de voluntarios que había en el Hospital Militar, pero no sólo para vacunarse sino médicos y personal para organizar todo el procedimiento.

Un auto la buscó en su casa y al llegar recibió un kit con un termómetro, alcohol en gel, barbijo, agua mineral, barritas de cereal y caramelos. Además, le dieron una “carpeta bastante grande con un consentimiento”. Para que se saque todas las dudas y reciba toda la información antes de vacunarse, Hansani charló 40 minutos con un médico.

Ella sabe que la mitad de los voluntarios reciben la vacuna, pero los restantes un placebo (en forma de inyección de solución fisiológica) y aprovechó este espacio de preguntas para tener mas información al respecto: “Me aclaró que esto es un doble ciego, que ni yo se lo que recibo, ni ellos saben lo que ponen y que posiblemente no lo sepa nunca salvo que la Anmat decida romper con eso, cosa que no pasa”.

Al mismo tiempo detalló: “Lo que puedo hacer, una vez que pase todo, es ir a hacerme el análisis por mi cuenta para saber si tengo o no anticuerpos. Eso es a mi criterio, pero ellos no lo recomiendan”.

Otra de las cuestiones que el médico aclaró fue la composición de la vacuna: “Eso me tranquilizó porque sabía que me iban a inyectar”, dijo. Además le informaron que si presenta “algún trastorno causado por la vacuna el laboratorio Pfizer se va a hacer cargo de mi atención” y que cuenta con un seguro. “Hay te resulta un poco fuerte”, sostuvo pero aseguró que nunca dudo en seguir adelante con la prueba.

Una vez  firmado el consentimiento, le realizaron diversos análisis clínicos y averiguación de antecedentes de sus salud. “Me hicieron un test de embarazo”, contó entre risas aclarando que dio negativo y explicó que se hace “porque hasta los 60 años podría quedar embarazada”. También fue sometida al hisopado, pero el resultado del mismo también será desconocido por ella, y recién en esta instancia fue a vacunarse.

“El momento de la aplicación fue un poco fuerte. Sentí que en ese momento estaba haciendo un poco de historia”, comentó con una sonrisa y recordó una situación rumbo al hospital, que le marcó que su decisión era la correcta: “En el taxi pasamos por un control y nos pidió el permiso. El taxista le dijo: ‘La señora es voluntaria, va a probar la vacuna’. No sabes como me agradeció el gendarme, me hizo sentir una heroína”.

El día después y los controles durante dos años

Al consultarle como se sentía, señaló: “Ligeramente, si me toco el brazo me duele, pero casi nada”. Y detalló que todos los días tiene que tomarse la temperatura y cada lunes responder una serie de preguntas para detallar su estado de salud. Esto es por dos años.

“No estoy enfocada en ver que me pasa, que siento. Tengo que hacer vida normal y olvidarme que me apliqué la vacuna. Solo notificar si me siento mal”, comentó y agregó que le dieron una línea de contacto por dudas o problemas que se puedan presentar tanto en Argentina como Estados Unidos.

En la previa la reacción de sus familiares y amigos no fue positiva, por eso optó por no contarlo y hablar del tema una vez que pasara. “Desde que me vacuné y lo cuento, se sorprenden. Tengo una taller de cine y al hablarlo me decían: ‘Qué corajuda’, ‘Sos nuestra idola’ ‘¿Cómo te animaste?’”, comentó y los miedos o comentarios negativos se transformaron en agradecimiento y admiración.

“Creo que 30.000 personas en el mundo se eligieron para esto y es re loco pensar que soy una de ellas. Yo quería ir como fuera la cosa, estoy contenta y lo volvería a hacer”, dijo y agregó: “En algún lugar del mundo hay otras personas que estan probando otras vacunas y alguien lo tiene que probar porque sino esto no avanza y no vamos a tener la vacuna que es la salida de esta pandemia”.

Adela sabe que desde el momento en el que firmó el consentimiento y pasó a ser parte de esta prueba se convirtió en un número donde toda su historia clínica queda almacenada en la base de datos del laboratorio: “Todo lo que yo completo va a EEUU: los resultados de mis análisis o de mi ficha, va todo para el estudio. Me dieron una tarjeta que la tengo que llevar conmigo durante estos dos años, por que si en algún momento me tengo que hacer algún procedimiento en una clínica o donde sea, tengo que dar el número para que se contacten con el laboratorio y tengan acceso a la información”.

En cuanto al siguiente paso, comentó que queda esperar a ver si hay reacciones y aclaró que ya le dieron el turno para recibir la segunda dosis: el 9 de septiembre. “No queda más que esperar. Espero no tener ningún síntoma y que me hayan dado la vacuna. En todo momento me sentí muy bien y contenida en el hospital”, remarcó y agradeció a todos los voluntarios y el personal que la acompañó en el proceso.

*Este texto fue publicado originalmente por Vía País. Se reproduce aquí con la autorización correspondiente”

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