La compañía Iconovo trabaja junto a la empresa de investigación de inmunología ISR para desarrollar un nuevo medicamento que podría ser un antes y un después en la lucha contra el coronavirus. Ambas empresas realizan estudios en Estocolmo para establecer la efectividad de la vacuna de polvo seco contra el covid sobre la que están trabajando contrarreloj.
El medicamento utiliza proteínas del virus del Covid-19 fabricadas (a diferencia de Pfizer, Moderna y Astra Zeneca, que utilizan ARN o ADN que codifican estas proteínas) y puede soportar temperaturas de hasta 40° C.
Esta posibilidad –la de la fabricación y la de conservación- representa un giro total respecto a lo que actualmente se emplea para las campañas de inmunización que se llevan adelante a lo largo y ancho del mundo: hoy se aplican dosis líquidas que deben conservarse en viales de vidrio resistente a temperaturas tan bajas como -70° C, antes de transferirlas a los freezers, o pierden efectividad, lo que se conoce como la “cadena de frío”.
Según lo detalló Ola Winquist, profesor de inmunología del Instituto Karolinska fundador de ISR, al portal BBC, “El cambio de juego es que se puede distribuir la vacuna en polvo con mucha facilidad sin la cadena de frío, y se puede administrar sin necesidad de proveedores de atención médica”.
Las perspectivas para su uso
Según lo detalló dicha cadena internacional, La compañía está probando actualmente sus vacunas en las variantes beta (Sudáfrica) y alfa (Reino Unido) de Covid-19. Cree que podría resultar especialmente útil para acelerar los lanzamientos de sueros en África, donde actualmente no hay fabricantes locales.
Y los climas más cálidos y los suministros limitados de electricidad generaron grandes desafíos cuando se trata de almacenar y entregar vacunas de coronavirus antes de que expiren. Todavía hay un camino por recorrer antes de que los ensayos muestren el potencial de la vacuna de secado al aire de ISR, incluido si es capaz de ofrecer el mismo nivel de protección que la lista actual de vacunas aprobadas por la OMS.
Hasta ahora, solo se probó en ratones, aunque ISR e Iconovo recaudaron fondos suficientes para comenzar los estudios en humanos en los próximos dos meses.
Pero ya hay optimismo dentro de la comunidad médica porque si las vacunas en polvo como esta tienen éxito, podrían revolucionar la respuesta global a la pandemia de coronavirus, además de facilitar el almacenamiento y distribución de vacunas para otras enfermedades.
“Es fácil y muy barato de producir”, dijo Johan Waborg, director ejecutivo de la empresa, que generalmente fabrica inhaladores para pacientes con asma. “Simplemente se quita un pequeño deslizamiento de plástico y luego se activa el de la vacuna y se pone en la boca, respirás hondo e inhalás”, agregó.