“Bueno. Básicamente lo que vamos a hacer es un tiroteo. Ya tengo las armas porque mi padrastro las tiene. Tenemos que ir al colegio, en este caso, al mío. La pregunta es: ¿ustedes quieren hacerlo? ¿Quieren hacerlo a esta edad o cuando sean un poco más grandes?”, se podía leer en uno de los mensajes del grupo integrado por alumnos de la Escuela de Educación Media N°4 de Escobar. El contenido de los mensajes salió a la luz gracias a que algunos padres de los chicos leyeron el contenido de la charla y dieron aviso de su aberrante contenido.
En la DGE analizarán eliminar la repitencia en la escuela secundaria. Foto ilustrativa: Mariana Villa / Los Andes
En Mendoza, 6 de cada 10 alumnos de primaria habla de situaciones de violencia doméstica en la escuela. Foto: Archivo Los Andes.
Este episodio, que no llegó a concretarse -y, afortunadamente, nunca se sabrá tampoco si estaba planificado realmente o era producto de una aterradora fantasía- volvió a poner la lupa sobre la violencia en niños, niñas y adolescentes. No solo en las aulas escolares, sino también en sus casas. Y, de acuerdo a un informe nacional, 1 de cada 2 alumnos del último año de primaria (53%) reconoce que habla de temas de violencia y abuso con alguien de la escuela.
En Mendoza, en tanto, la estadística está por encima de la media nacional, donde se redondea en la mitad de estudiantes. Porque en la provincia, 57% de los chicos consultados reconocieron hablar de violencia y abuso con algún integrante del grupo escolar. Es decir, 6 de cada 10 chicos (más de la mitad).
Por otro lado, y siempre con el foco en Mendoza, 13% de los niños, niñas y adolescentes consultados reconocieron no hablar con nadie de estos temas (a nivel nacional, el índice llega a 15% de los alumnos).
Masacre en Maschwitz
Se conocieron nuevos chats sobre la masacre en Maschwitz
“Es alentador ver cómo la interacción entre docentes y alumnos genera un círculo virtuoso, donde el diálogo sobre temas sensibles con los educadores conduce a un mayor interés y demanda de información por parte de los estudiantes. Sin embargo, es preocupante que aún haya un porcentaje significativo de alumnos que no discuten estos temas con nadie. Además, se evidencia la necesidad de un mayor apoyo del Estado y de la sociedad civil para fortalecer el rol de las escuelas, no solo en la identificación y reporte de casos de violencia, sino también en la conexión de las familias con los servicios necesarios para prevenir y abordar esta problemática de manera integral”, señala Mercedes Sidders integrante de la Fundación Abrazar y Centro de Estudios para el Desarrollo Humano de la Universidad de San Andrés y coautora del informe.
De eso sí se habla
“Situaciones de violencia en los hogares: detección y prevención desde las escuelas” es el nombre del estudio nacional realizado por Sidders, Leyre Sáenz Guillén y Eugenia Orlicki (del Observatorio de Argentinos por la Educación) en mayo del año pasado, pero que vuelve a tomar protagonismo luego del episodio de la escuela de Maschwitz.
Las conclusiones del trabajo que analiza el abordaje de temáticas de violencia en hogares dejan en evidencia el rol de las escuelas en lo referido a prevención y detección temprana de la violencia contra niños, niñas y adolescentes. Y lo hace a partir de las respuestas de directores y estudiantes del último año de primaria a los cuestionarios complementarios de las pruebas Aprender 2021.
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En Mendoza, 6 de cada 10 alumnos de primaria habla de situaciones de violencia doméstica en la escuela. Foto: Gentileza
A nivel nacional, además de la conclusión más resonante -referida a que la mitad de los alumnos y las alumnas habla de temáticas de violencia y abuso doméstico con alguien de la escuela-, sobresale que 1 de cada 3 directores de escuelas estatales ha tenido que intervenir en casos de violencia familiar. En las escuelas privadas, en tanto, 1 de cada 4 directores (26%) se ha visto involucrado en estas situaciones, conocida también como la "epidemia silenciosa".
Además, a nivel nacional, 44,2% de los alumnos dice que los docentes les hablaron sobre cómo cuidarse y evitar el maltrato, mientras que un 28,2% declara que le gustaría tener más información sobre esto.
"Los datos demuestran que, cuanto más los docentes aborden charlas y actividades para prevenir actos de violencia, los alumnos se sentirán más cómodos para pedir ayuda y contar sus experiencias", se destaca entre las conclusiones.
Incluso, el informe plantea que la escuela juega un rol clave en la detección y prevención de la violencia en los hogares, con severas consecuencias en la salud mental y física de niños y adolescentes.
Le vaciaron tres cuentas bancarias a una docente mendocina y le dan a entender que error fue de ella. Foto: Imagen ilustrativa.
En Mendoza, 6 de cada 10 alumnos de primaria habla de situaciones de violencia doméstica en la escuela. Foto: Imagen ilustrativa.
“La gran mayoría de niñas y niños víctimas de violencias temen pedir ayuda porque tienen terror a sufrir represalias peores de las ya vividas por parte de sus agresores: por lo general, sus propios padres, de quienes dependen económica, psicológica y emocionalmente para vivir. En este aspecto, resulta imprescindible la figura del docente a la hora de transmitir a las nuevas generaciones valores relacionados con la libertad de expresión y la desnaturalización de la violencia”, afirma la psicóloga especializada en el tratamiento de abuso sexual en la infancia, María Cecilia López.
Cuando la violencia se escribe en un chat escolar
La psicopedagoga y especialista en Neuroeducación y en Educación en Ciudadanía Digital, Mariana Savid Saravia también se refirió a la tenebrosa planificación del tiroteo escolar en Buenos Aires. En ese sentido, se refirió al peligroso trasfondo y todo lo que puedo haber derivado en este terrorífico grupo de WhatsApp.
"No hubo armas, no hubo intención real de ejecutarlo, pero sí hubo palabras. Palabras que asustan, que hieren, que evidencian un problema más profundo: ¿qué está pasando con nuestros adolescentes? ¿Cómo llegamos hasta acá?", se pregunta la especialista.
En ese sentido, reconoce que el miedo, la indignación y la necesidad de sancionar son reacciones lógicas e inmediatas. No obstante, Savid Saravia reconoce que de nada sirve quedarse solo en la condena y no ir más allá.
WhatsApp: caída mundial (Imagen ilustrativa / Web)
En Mendoza, 6 de cada 10 alumnos de primaria habla de situaciones de violencia doméstica en la escuela. Foto: Imagen ilustrativa / Web,
"Acompañar la adolescencia hoy es como enseñar a conducir en una autopista de altísima velocidad, donde los carriles digitales, sociales y emocionales se cruzan todo el tiempo. Si no les enseñamos a mirar el retrovisor, a frenar a tiempo y a leer las señales, no podemos sorprendernos cuando se descontrolan. Ellos están aprendiendo a manejar una vida compleja y acelerada, y necesitan guías firmes, afectuosas y presentes", reafirma la referente.
El entorno en que transitan los niñas, niños y adolescentes, donde lo digital diluye los límites entre lo real y lo ficticio y donde los videojuegos, las series y las redes normalizan discursos de violencia y deshumanización, deberían ser un llamado de atención para los adultos, según la especialista. Y llevarlos a preguntarse si están acompañado a los adolescentes en su desarrollo emocional y digital.
Alumnos de una escuela de Ingeniero Maschwitz planificaron por WhatsApp realizar una masacre
Alumnos de una escuela de Ingeniero Maschwitz planificaron por WhatsApp realizar una masacre
Gentileza
"La sanción por sí sola no educa. Separarlos de la escuela sin más, sólo los deja solos con su error, sin herramientas para procesarlo. ¿Y si en lugar de apartarlos, les damos la oportunidad de aprender? La Justicia ha dispuesto medidas cautelares, pero la escuela y las familias tienen un rol clave: convertir este hecho en una instancia restaurativa. Hacerlos reflexionar, involucrarlos en acciones que reparen el daño causado, ayudarlos a tomar conciencia de lo que sus palabras generaron en otros. Porque la vergüenza y el castigo no enseñan tanto como la posibilidad de reparar", reflexiona Savid Saravia.
La psicopedagoga y especialista en Neuroeducación insistió en que no aporta demasiado reaccionar solo cuando la bomba explota. "Tenemos que adelantarnos, construir espacios de diálogo antes de que sea tarde. Preguntarles qué piensan, qué sienten, qué les preocupa. Y sobre todo, estar ahí. Porque cuando los adultos nos corremos, otros ocupan ese espacio: las pantallas, los grupos de WhatsApp, las voces que no siempre enseñan lo que queremos que aprendan", concluye.