En Gran Mendoza, 4 de cada 10 chicos viven en entornos con contaminación ambiental

Un informe nacional de la UCA tuvo en cuenta a niños y adolescentes menores de 17 años. Según destacó, las malas condiciones del hábitat afectan su calidad de vida y posibilidades de desarrollo.

En el Gran Mendoza, 4 de cada 10 chicos viven en entornos con contaminación ambiental. | Foto: Los Andes
En el Gran Mendoza, 4 de cada 10 chicos viven en entornos con contaminación ambiental. | Foto: Los Andes

En el Gran Mendoza, 4 de cada 10 chicos menores de 17 años están expuestos a contaminación ambiental que afecta su calidad de vida y posibilidades de desarrollo.

Según expresa el informe “Diagnóstico del Hábitat Infantil para un Desarrollo Sostenible”, de la Universidad Católica Argentina (UCA), 41,4% de los niños, niñas y adolescentes de entre 0 y 17 años del Gran Mendoza habitan en viviendas próximas a áreas contaminadas como fábricas contaminantes, basurales, quema de basura y/o plagas.

Foto:  Los Andes
Foto: Los Andes

El dato es preocupante, por el impacto que tiene en su calidad de vida aunque está por debajo del promedio nacional que alcanza prácticamente a la mitad de los menores de 17 años. En el país, 48,6% vive en esa condiciones.

De ellos, 32,5% vive en entornos expuestos a plagas, 24,3 % cerca en basurales y 20,5% respira aire contaminado por quema de basura.

Se trata de datos 2023 de EDSA, Agenda para la Equidad (2017-2023) del Observatorio de la Deuda Social de la UCA y que le ponen números a una realidad condicionante, invisible para muchos.

Más de la mitad de ellos pertenecen a los estratos de trabajadores marginales (57%) o de obreros integrados (50,9%). Pero también están expuestos a estas condiciones de contaminación medioambiental -aunque en menor medida-, quienes pertenecen a estratos medios no profesionales (39,3%) y medios profesionales(23.9%).

Mendoza muestra un indicador similar al de Gran Córdoba (que es igual con 41,4%), el Norte del Gran Buenos Aires (42,4) y muestran mejores condiciones, aunque lejos de ser ideales, Gran Rosario con 38,8% y CABA con 39,7%.

“La existencia de un medioambiente tanto sostenible como saludable, es imprescindible para el pleno ejercicio de los derechos humanos, concepto que abarca múltiples aristas: los derechos a la vida, la salud física y mental, un nivel de vida y alimentación adecuados, agua potable y saneamiento, y una vivienda digna”, subraya la UCA.

Además, refiere el impacto que tiene en su calidad de vida y desarrollo y fundamenta con normativa nacional e internacional que se ha ocupado del tema.

Impacto

“En realidad es más de lo que vivimos siempre en los barrios populares, porque siempre estamos rodeados de eso”, apuntó Johana, referente del barrio 25 de Marzo, de El Challao, en Las Heras. Lo ha vivido y vive en carne propia y conoce los desafíos que afronta su comunidad. En el lugar hay construcciones de material pero también de chapas, nylon y lo que se pueda.

Con su familia, siempre, incluso hoy, vivieron cerca del canal. “Es un foco de infección, hay plagas, entran a los patios pericotes y pájaros que hacen nidos y los usan de baño”, señaló.

Pero además, la gente del barrio “convive con el fuego” y sus desechos contaminantes. “La gente quema cable por ejemplo, la mayoría son personas que trabajan con el tema del reciclaje, son cartoneros y además hay personas que tienen animales, viven con chanchos, caballos y cosas así”, relata. Todas esas actividades van generando además un cúmulo de residuos. Por ello, dijo que no es extraño que los niños tengan reacciones alérgicas, diarreas u otras patologías.

El Observatorio advierte que las infancias se encuentran entre las poblaciones más sensibles a la contaminación ambiental, hacinamiento, mala calidad del agua, condiciones de vivienda deficitarias e inseguridad ciudadana.

En el Gran Mendoza, 4 de cada 10 chicos viven en entornos con contaminación ambiental. Las malas condiciones del hábitat afectan su calidad de vida y posibilidades de desarrollo. | Foto: Los Andes
En el Gran Mendoza, 4 de cada 10 chicos viven en entornos con contaminación ambiental. Las malas condiciones del hábitat afectan su calidad de vida y posibilidades de desarrollo. | Foto: Los Andes

Esto se deriva de que, no solo poseen menor resistencia a diversos tipos de daño ambiental, al encontrarse en pleno desarrollo físico, sino que también los efectos de la contaminación y demás daños ambientales, pueden tener consecuencias a lo largo del resto de su vida. Además explica que los infantes beben más agua que los adultos en relación con su peso corporal y absorben una mayor proporción de productos químicos transmitidos por esta.

Los servicios

“En el 25 de Marzo los servicios son irregulares; estamos colgados de la electricidad, usamos pozos sépticos de baño, gas no tenemos, usamos envasado”, relató Johana.

Es que entre otras cosas, deben adaptar su vida a la falta de servicios y tienen un grave problema con el abastecimiento de agua, que se agrava según la zona del barrio. El acceso al vital recurso comenzó a complicarse más cuando comenzaron a edificarse en la zona barrios privados que requirieron más agua. Parte del cuadro es que, tal cual destacó Johana, sus barrios están rodeados de los paredones de esos vecindarios de la gente con más recursos: afuera, ellos y sus luchas.

“La mitad del barrio, a los de arriba, directamente no les llega el agua, la que consumen es en botellas, que tampoco tienen la higiene correspondiente para poder consumirla, juntan agua en tachos y cosas así”, describió. Viven de la generosidad de los vecinos del Barrio 8 de abril y de lo que llevan camiones de la municipalidad.

El informe también consideró el acceso a red de agua: 1,2% de los chicos mendocinos tiene déficit en el acceso a la red y 15,7% señaló percepción de falta de agua en su barrio.

En cuanto al acceso a red de cloacas, 7,3% tienen un déficit en Gran Mendoza, mientras que 25,6% tiene déficit de acceso a la red de gas natural.

Si bien mucho de esto tiene que ver con infraestructura, no puede soslayarse la condición socioeconómica como una variable de peso. En ese marco, hay que señalar que Mendoza tiene los índices de pobreza más altos de la región. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en el Gran Mendoza hay 493.955 personas que viven en la pobreza y, dentro de ese total, 146.277 lo hacen en la indigencia.

Los datos del segundo semestre de 2023 muestran que el 47% de la población en la provincia es pobre y el 13% es indigente.

Pero hay otro aspecto que determina las conductas, posibilidades e incluso los riesgos: la inseguridad. De acuerdo al abordaje, en el Gran Mendoza la percepción de inseguridad supera la media nacional y alcanza a 8 de cada 10 (81,6%), versus el 77% nacional. La respuesta no varía según el estrato social.

Además, entre los mendocinos, 9 de cada 10 (92,9%) cree que hay pocos policías en su cuadra. Este número es el más alto de todos los aglomerados del país y supera ampliamente a la media que es de 75,3%. En tanto, en Gran Mendoza 32,2% mencionó que hay venta de droga en su barrio.

Empeoramiento

Se trata de una situación que, para colmo, va en deterioro, como el resto de las variables socioeconómicas: en abril, se conoció que en Mendoza subieron 30% los delitos de hurtos y robos durante 2024 en relación al primer trimestre del año pasado.

Una trabajadora social que se desempeña en escuelas y organizaciones sociales aceptó que en el contexto actual se observa un mayor deterioro. “Quienes trabajamos en los territorios empobrecidos hemos visto mayores complicaciones en el acceso a los servicios que deberían permitir mejores condiciones de vida para las infancias. Por ejemplo en las zonas rurales, donde hay instalaciones de bodegas, no hay cuidado en los espacios donde se desechan algunas cosas. Si bien pueden ser no contaminantes, sí complican los accesos, la posibilidad de jugar y de transitar en espacios limpios”, expresó.

Comentó que las familias y niños que viven en los barrios populares manifiestan la necesidad de contar con espacios seguros, espacios verdes y limpios para encontrarse, jugar y convivir en comunidad.

“En el tiempo que llevo trabajando con niñas y niños creo que el impacto de no contar con condiciones de hábitat y un ambiente digno es profundizar las desigualdades en la sociedad. La posibilidad de crecer en un ambiente y hábitat seguro, es garantizar los derechos de los niños y niñas. Esto es responsabilidad del Estado y de hecho existen recomendaciones por ejemplo del Comité de Ginebra en el 2023 sobre este tema”, subrayó la profesional.

“La existencia de un medioambiente tanto sostenible como saludable, es imprescindible para el pleno ejercicio de los derechos humanos, concepto que abarca múltiples aristas: los derechos a la vida, la salud física y mental, un nivel de vida y alimentación adecuados, agua potable y saneamiento, y una vivienda digna”, subraya la UCA.
“La existencia de un medioambiente tanto sostenible como saludable, es imprescindible para el pleno ejercicio de los derechos humanos, concepto que abarca múltiples aristas: los derechos a la vida, la salud física y mental, un nivel de vida y alimentación adecuados, agua potable y saneamiento, y una vivienda digna”, subraya la UCA.

En la provincia, 14,3% dijo tener déficit en servicios públicos como alumbrado público, recolección de basura, pavimento o empedrado, vereda cubierta con materiales resistentes (baldosa, mosaico, cemento, etc.), desagües pluviales (alcantarillas, sumideros).

Otro aspecto que afecta las condiciones y calidad de vida de los chicos es el hacinamiento, que en la provincia involucra a 16,5% mientras que 9,6% habita una vivienda precaria.

A los chicos los afecta en la inseguridad, en la educación, en la salud, en el acceso también a los derechos que tenemos como seres humanos como la salud, que es lo principal”, resumió la referente barrial.

Hay un combo explosivo en ese sentido. En la zona faltan luminarias, pero sacaron las líneas de colectivo por la inseguridad y deben caminar por ese lugar, hay que pensar que quizás el que transita es un chico que va a la escuela.

La trabajadora social reafirmó: “Las condiciones socioeconómicas actuales sin duda van profundizando la vulneración del derecho a crecer en un ambiente sano y seguro. El deterioro de las condiciones para generar el acceso a servicios, el hacinamiento en las viviendas y terrenos, el freno de la obra pública seguramente generan impactos muy negativos. Además el retroceso en otros derechos hace que la política pública actual tenga que poner el ojo en otros temas, casi cómo paliar lo urgente y muchas veces las condiciones de hábitat no son tomadas como lo urgente”.

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