Evitar el desgranamiento durante la trayectoria escolar obligatoria es uno de los grandes desafíos que afronta el sistema, en particular en el nivel secundario.
Por ello, hay que decir que es una buena noticia que se aprecie una mejora los últimos años y que más estudiantes permanezcan en el colegio.
De acuerdo a un trabajo nacional, el abandono escolar cayó 9,3 puntos porcentuales en los últimos cuatro años en el país. En 2018, el 24,4% de los estudiantes de 17 años habían abandonado la escuela. Cuatro años después la cifra descendió al 15,1% entre los estudiantes que tenían 17 años en 2022.
Pero además, Mendoza es la segunda provincia que obtuvo la mayor mejora en este periodo, luego de San Luis. Sin embargo, aun así, queda por encima de la media nacional, es decir, con un nivel de abandono superior al promedio del país.
Los datos surgen del informe “Trayectorias escolares: ¿Cuántos estudiantes abandonan la secundaria en Argentina?”, del Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Paz Míguez (Fundación Éforo), Samanta Bonelli y Martín Nistal (Observatorio de Argentinos por la Educación). El documento analiza los niveles de abandono escolar en la escuela secundaria para el período 2012-2022, a partir del seguimiento de cohortes de estudiantes, utilizando los últimos datos del Relevamiento Anual del Ministerio de Educación de la Nación.
La tasa de abandono interanual es el porcentaje de estudiantes matriculados en un grado/año de estudio que no se vuelve a matricular al año lectivo siguiente como alumno nuevo, repitente o reinscripto, respecto del grado/año anterior.
De acuerdo al abordaje, en el período analizado, el abandono escolar acumulado para los estudiantes de 17 años disminuyó en todas las provincias, aunque en distintas proporciones. Las mayores reducciones se dieron en San Luis, que bajó 14,3 puntos porcentuales (pp), Mendoza que descendió 13,3 pp y Jujuy, con un descenso de 11,1 pp. En cambio, La Rioja (4,5 pp), Chaco (5,5 pp) y Misiones (5,7 pp) son las que menos redujeron el abandono acumulado a los 17 años.
El estudio compara la cohorte con 11 años en 2012 y 17 en 2018 versus la misma franja etaria entre 2016 y 2022. Allí se aprecia que Mendoza, pasó de tener 30,7% de deserción a 17,4%. Por aquel entonces se posicionaba como una de las provincias que podrían considerarse con uno de los niveles de abandono más elevados, por encima de la media, pero en cuatro años bajó esta proporción para ubicarse dentro de rango medio. Sin embargo, permanece por encima del promedio nacional. Éste era para la primera cohorte analizada de 24,4% mientras que luego se posicionó en 15,1%.
En 2022, las provincias con mayores tasas de abandono acumulado para los estudiantes de 17 años son Santiago del Estero (35,6%), Misiones (34,2%) y Formosa (28,9%). En contraposición, las provincias con menor porcentaje de abandono son La Pampa (3,6%), Tierra del Fuego (6,9%) y CABA (9,0%).
Mayor retención
“La matrícula aumentó en 3°, 4° y 5 año, esos eran chicos que antes se nos iban y ahora se quedan”, apuntó Emilio Moreno, director de Educación Secundaria de la provincia.
Además agregó que desde 2019 a fines del año pasado, hay 12.000 alumnos más en el secundario y 5.000 más específicamente en quinto año.
Detalló que en secundaria orientada en 2019 llegaban 8.500 alumnos a 5° año y el año pasado llegaron 12.000 y que hay un crecimiento similar en escuelas técnicas.
“Hemos podido retenerlos”, subrayó y consideró que esto se ha logrado gracias a diversas estrategias que ha implementado la Dirección General de Escuelas (DGE) tendientes a detectar trayectorias en riesgo y brindar un acompañamiento adecuado.
Mencionó un nuevo régimen implantado en 2019 y que se ha ido actualizando, es decir que se va a aggiornando a las necesidades del sistema.
Por otra parte, el informe nacional hace referencia a algunas limitaciones de los datos del sistema nacional entre los que se señala la carencia de datos nominalizados (individualizados). Ante esto, el funcionario recordó que Mendoza sí cuenta con un sistema de estas características, el GEM, justamente el recurso en el que se para la gestión para generar diversas estrategias. Es que tal cual explican, allí se concentra la información de toda la matrícula y eso es lo que permite hacer un seguimiento de cada estudiante, detectar alumnos con dificultades y generar acciones direccionadas.
También hizo mención al Censo de Fluidez Lectora que aborda a toda la matrícula, a diferencia de las evaluaciones Aprender nacionales. Además, Moreno destacó: “Tenemos el primer sistema de alerta temprana del país por inteligencia artificial, cuyos resultados no se ven aún en este informe”. Esto dado que comenzó a implementarse este año. Consideró también el impacto que tuvieron los cambios durante la pandemia para los chicos que el año pasado cursaban quinto y por todo esto, confían en que las mejoras obtenidas los últimos ciclos, con estos recursos se consoliden y profundicen hacia adelante.
La calidad
El equipo que elaboró el informe nacional consultó la opinión de un docente que advirtió sobre una pérdida en la calidad educativa. Este tema es planteado por diversos actores cada vez que se habla de un sistema más versátil e inclusivo.
“Hoy los regímenes académicos son más flexibles y otorgan más oportunidades para que los alumnos puedan acreditar materias pendientes”, dijo Bruno Videla, docente de escuela secundaria, sin dejar de señalar que el sistema debe adaptarse a las diferentes realidades.
Pero en ese proceso de adaptación para sostener trayectorias resaltó: “La disminución del abandono escolar no es un resultado que podamos festejar con demasiado entusiasmo, porque pareciera que la causa es que se bajó la vara”.
En ese sentido, Moreno se manifestó en desacuerdo ya que no cree que se haya perdido en calidad.
Para Claudio Peña, director del colegio José Vicente Zapata, tampoco. “Para mí no hay una pérdida en la calidad de aprendizaje, sino al contrario, creo que se ha ganado mucho en ese sentido en cuanto a priorizar los contenidos que tienen que ver con el mundo del trabajo y con lo que hoy en día son las herramientas que necesitan los alumnos y las competencias que necesita para el día de mañana”, consideró.
Desde su punto de vista en la mejora en la retención influyen una multiplicidad de factores. Comentó que hay gran cantidad de recursos a nivel nacional y provincial, humanos, materiales y económicos con los que las escuelas cuentan para distintos proyectos, trayectos o apoyaturas, lo cual permite poner en foco al estudiante y que permanezca en la escuela.
“Obviamente que también la Ley de Educación Nacional en todos estos años ha permitido la inclusión educativa (...) Puede que exista también una flexibilidad, pero que yo creo que es positiva porque tiene que ver también con una autonomía que tenemos en las instituciones para relacionar todos estos proyectos que ayudan a que el alumno pueda estar en la escuela, promover y también promocionar”, refirió. Agregó como positivo el nuevo paradigma de evaluación formativa que es más integral y que hace foco en el alumno y todos sus contenidos.
Causas y alertas
A mediados de este año, la DGE había detectado que en las escuelas secundarias de Mendoza había 9.261 estudiantes con trayectorias en riesgo. Aquellos que se encuentran en el nivel más severo, pueden terminar en abandono de la escolaridad, tal cual publicó Los Andes.
Ya tras las mesas de marzo que determinaron quienes debían permanecer (antes, repetir) la DGE identificó que alrededor de 1.000 chicos dejaron de asistir al colegio.
Son alumnos que asisten a escuelas públicas y privadas de todo el territorio y que han sido detectados gracias al nuevo sistema de inteligencia artificial (IA) que usa la Dirección General de Escuelas (DGE).
Están en esta situación 6 de cada 100 alumnos de nivel medio con diverso grado de criticidad. Tras procesarse información sobre la trayectoria de los 147.000 alumnos que forman parte de la matrícula total de la secundaria mendocina, el sistema arrojó que 2,2% están en riesgo alto, es decir 3.234 estudiantes. En tanto, 4,1% están en riesgo medio, lo que involucra a 6.027 alumnos, tal cual señaló Romina Durán, directora de Evaluación de la Calidad Educativa de la DGE.
La herramienta se llama Sistema de Alerta Temprana (SAT) y a partir de esto es que las escuelas registran que las principales causas de la vulnerabilidad en las trayectorias son las inasistencias reiteradas, el escaso acompañamiento de las familias y la acumulación de espacios pendientes de aprobación.
Hay otro factor que se ha sumado en el último tiempo: el contexto socioeconómico. Cada vez más adolescentes se insertan en el mercado laboral y los docentes relatan que en principio comienzan a ausentarse a clases y luego, muchos de ellos terminan por dejar el colegio. También sucede que se incorporan más miembros de la familia al mundo laboral y ellos deben ocupar un rol en las tareas domésticas y de cuidado.
En Mendoza, como en el país, el informe refleja otras mejoras. Por un lado una reducción de la sobreedad y por otro, que cada vez es menor la proporción de quienes abandonan a los 15 o 16 años, dejando la mayor concentración a los 17 años.