Cuando vieron que la crisis económica comenzaba a apremiar, los hermanos Emiliano y Fernando Padilla, ambos peluqueros y oriundos de Tunuyán, pensaron de qué manera podían colaborar aportando su granito de arena para una de las franjas más necesitadas en estos tiempos: los jubilados.
Fue así que, meses atrás, tuvieron la brillante idea de destinar un día de la semana, los primeros martes de cada mes, a personas de edad avanzada castigadas por la suba de precios y los magros salarios.
La iniciativa comenzó de manera silenciosa, casi anónima. Y de a poco la noticia comenzó a correr de boca en boca entre estos clientes que solían acudir y confesar sus malabares para llegar a fin de mes.
“Actualmente, los martes la fila empieza muy temprano. Nosotros estamos muy contentos porque pudimos implementar la idea y ha dado grandes resultados. No podemos menos que solidarizarnos con los abuelos, que deberían estar en una situación cómoda y no luchando para pagar las cuentas”, sintetizó Fernando en diálogo con Los Andes.
Fernando, que tiene 28 años, y su hermano Emiliano, de 30, tienen cada uno una sucursal en Vista Flores y en la zona céntrica de Tunuyán. El servicio gratuito y sin esperar nada a cambio que prestan en ambos locales no queda allí.
Como si fuera poco, les ofrecen un café y, de manera casi espontánea, se genera un espacio de charla y compañía. Porque, en definitiva, todas estas personas atraviesan situaciones similares, aclara el estilista.
“Ya sabemos que los martes la prioridad son los jubilados, aunque en algunos casos no se acuerdan y se acercan cualquier otro día de la semana. Les cortamos igual, por supuesto. Incluso suelen venir dos mujeres que usan pelo corto y también las atendemos”, resume el menor de los hermanos.
La peluquería se llama Brothers Barbershop. “Todo empezó hace menos de un año cuando notábamos en las charlas sus necesidades, la pobreza creciente, sus gastos y sus escasos sueldos”, enumera Fernando.
“Incluso nos produce mucha pena, tanto a mi hermano como a mí, escuchar que gente mayor tiene que seguir trabajando casi obligadamente a pesar de la edad, todo para poder comer. Nosotros lo vemos mucho porque solemos dialogar con los clientes. Hay albañiles y personas que se dedican a distintos oficios. Gente que tiene que seguir haciendo changas para sobrevivir”, puntualiza y reflexiona a la vez.
El espacio para el café y la charla entre gente que se conoce (porque, según Fernando, Tunuyán es una gran familia) representa otro “servicio” que aunque los jubilados no lo perciban, es casi tan importante como el corte de cabello propiamente dicho.
“Sí, es así, porque muchos tienen la necesidad de hablar, de contar aquello que les sucede, de compartir experiencias y de no sentirse tan solos en esta crisis sin precedentes. No es fácil afrontar este momento que estamos atravesando y menos para los jubilados, que no perciben ni el sueldo que merecen ni los aumentos de sueldo ante la inflación”, agrega el trabajador.
Fernando cuenta que es soltero y que, si bien no está a cargo de una familia, puede comprender lo que implica subsistir en este país tan convulsionado desde el punto de vista económico. Emiliano, en cambio, ya es papá y sostén de hogar.
“Somos trabajadores como cualquiera y la sufrimos como todos. Sin embargo, la franja mayor es la que más nos preocupa y nos apena. Insisto, escuchamos las charlas y es muy triste que alguien que trabajó toda la vida hoy se vea obligado a contar peso a peso para poder hacer algo tan sencillo como acudir a una peluquería”, expresa.
Los agradecimientos y la enorme recompensa que reciben estos hermanos de Tunuyán son infinitos, cuenta con profunda gratitud.
“Tenemos un cliente que es panadero y siempre acerca alguna factura para compartir. Son gestos muy valiosos porque indican que son agradecidos. Esta persona, a su edad, se levanta de madrugada para elaborar el pan. Insisto, son historias muy conmovedoras y nosotros decidimos tomar cartas en el asunto con lo poco o mucho que está a nuestro alcance”, concluye el menor de los Padilla.
Cómo sumar
Quienes deseen colaborar como clientes y seguir apostando por el funcionamiento de estas peluquerías solidarias situadas en Rivadavia 168 de Tunuyán y San Martín 280 de Vista Flores, pueden contactarse al 2622363026.
Ambos locales trabajan con turnos y, si hay disponibilidad, por orden de llegada. Los horarios son de lunes a viernes de 10 a 13 y de 17 a 21, mientras que los sábados permanecen abiertos al público entre las 10 y las 20. Eso sí: los martes son para los jubilados.