Elba Espósito portaba la banda de San Martín y ya varios de los amantes de las reinas vendimiales le habían echado el ojo en 1963 como para considerarla candidata al trono mayor.
Había representado a Alto Verde, uno de los distritos del Este más claramente representados por sus miles de hectáreas de vid y con tradición en esto de dar reinas departamentales. Y ya desde sus primeras apariciones, su porte señorial, sencillez y sonrisa luminosa, llamaban la atención.
El golpe de gracia para llegar al trono, sin embargo, lo dio al parecer su paso por el carrusel de ese año. Si bien ese desfile completo no había sido un dechado de majestuosidad, el “carro” que la transportó desde el Parque General San Martín era sencillo entre los más sencillos: un automóvil Jeep, desprovisto de ornamentos, con apenas un cartel corpóreo que decía “San Martín” apoyado sobre el parabrisas que se volcaba sobre el capot. Quizás ese minimalismo ayudó a resaltar la figura de una reina con cabello no muy largo, recogido, que la hacía aparentar más a una estrella del Hollywood de la época (basta recordar el peinado de una Audrey Hepburn, por ejemplo) que a una coterránea del Este mendocino.
A pesar de resaltar entre las candidatas por su simpatía y magnetismo, Elba tuvo una firme competidora a la corona vendimial en otra representante. Y no es exagerado decir esto: de hecho, el escrutinio fue peleado voto a voto hasta el final, en lo que los diarios llamaron una votación “electrizante”: “En ese ambiente de expectativa y calidez popular se llegó a los 40 sufragios igualados entre Elena Fragapane (Godoy Cruz) y Elba Espósito (San Martín): a partir de allí se anotó el franco repunte de la candidata del Este mendocino, que arribó al término de la elección con una diferencia de seis unidades sobre su tenaz perseguidora”, contaba, por ejemplo, Los Andes.
Elba I, que así se la llamó, finalmente fue la elegida y se quedó con la otra porción de la historia que le había tocado, y tenía que ver con ser coronada en ese nuevo ámbito, el teatro griego Frank Romero Day, en medio del aplauso y el fervor popular.
Más tarde, Elba se convertiría en la primera reina en ver cómo coronaban a una hermana suya con el título de Reina Nacional de la Vendimia: y es que, ocho años más tarde y también en el Frank Romero Day, su hermana Isabel fue también electa como la máxima representante de la fiesta mayor de los mendocinos.
Después de su reinado, Elba siguió viviendo en San Martín, en una vida austera y familiar, pero seguramente brillando hasta hoy como brilló aquella vez y para siempre, al convertirse en la primera reina del Frank Romero Day.