El video del momento más esperado: Pocha y Guillermina fueron recibidas por otra elefanta en Brasil

Las elefantas que llegaron de Mendoza cada vez están más adaptadas al Santuario de Mato Grosso y ya hasta tuvieron contacto físico por primera vez con otra de las habitantes. El emotivo video.

El video del momento más esperado: Pocha y Guillermina fueron recibidas por otra elefanta en Brasil
El video del momento más esperado: Pocha y Guillermina fueron recibidas por otra elefanta en Brasil. Foto: Facebook Global Sanctuary for Elephants

Pocha y Guillermina son las dos elefantas asiáticas que, hasta el sábado 7 de mayo por la tarde, vivieron en el Ecoparque de Mendoza. Aunque ya llevaban más de un año adaptándose y siendo entrenadas para el viaje, esa tarde -pasadas las 18- madre e hija partieron vía terrestre hacia el Santuario de Elefantes de Brasil (en Mato Grosso) y desde entonces se convirtieron prácticamente en las protagonistas de un impensado reality show. Los casi 5 días durante los que se extendió el viaje para completar los 3.600 kilómetros que separan Mendoza de Mato Grosso, la llegada de las elefantas -de 56 y 23 años y que vivieron toda su vida en cautiverio- y los primeros días de ambas en el entorno selvático ubicado al centro-oeste de Brasil están siendo permanentemente monitoreados, mientras que las principales novedades son compartidas periódicamente en las redes sociales del Santuario.

Más allá de esta enorme exposición -que mantiene cautiva la atención de miles de personas en Argentina, Brasil y el mundo-, vale destacar que en el lugar las dos elefantas solamente se encuentran acompañadas por personal del Santuario y que disfrutan con tranquilidad de este espacio que se asemeja mucho más a su hábitat natural que el antiguo recinto de piedra, tierra y cemento en Mendoza al que Pocha llegó con 3 años y donde Guille nació. Y si se novedades se trata en la vida de las dos elefantas se trata, la más reciente tiene que ver con la excelente adaptación que “las chicas” están teniendo en Mato Grosso: hace unos días, en medio de la adaptación al nuevo hábitat, fueron recibidas por otra de las elefantas asiáticas que ya vive en el mismo sector.

El video del momento más esperado: Pocha y Guillermina fueron recibidas por otra elefanta en Brasil. Foto: Facebook Global Sanctuary for Elephants
El video del momento más esperado: Pocha y Guillermina fueron recibidas por otra elefanta en Brasil. Foto: Facebook Global Sanctuary for Elephants

Se trata de Maia, una de las 5 elefantas que esperan ansiosas a que las nuevas vecinas “mendocinas” terminen de adaptarse a su nuevo hogar, abandonen los amplios patios pensados para las primeras semanas y ya se integren a la manada y al amplio predio destinado a las hembras asiáticas. Si bien hace unos días ya otra elefanta se había acercado a darles la bienvenida -en aquella oportunidad se trató de Lady, aunque solamente se acercó a inspeccionarlas visualmente y casi sin moverse-, esta vez Maia se acercó a la puerta de rejas que las separa para integrarlas, darles la bienvenida y hasta acariciarlas con la trompa para que comiencen a sentirse parte de la manda.

El video, compartido por las redes sociales del Santuario Global de Elefantes, conmovió a cientos de miles de personas que siguen atentas la nueva vida de Pocha y Guillermina en Brasil.

Cada vez más cómodas

El jueves 12 de mayo pasado, el camión que había partido de Mendoza el sábado 7 con los dos contenedores donde viajaban las elefantas, llegó finalmente al santuario de Mato Grosso. Ni bien el vehículo se detuvo en el interior del predio -que en total cuenta con 1.500 hectáreas y está dividido en 4 sectores (hembras asiáticas, machos asiáticos, hembras africanas y machos africanos)-, cerca de las 13 del jueves (hora argentina, 12 en Mato Grosso) comenzaron los trabajos para que Pocha y Guillermina salgan de los contenedores. Y aunque se tomaron su tiempo, cerca de la medianoche de ese mismo día las dos elefantas ya habían pisado tierra y una vez más volvieron a estar una al lado de la otra.

Durante los primeros días, las elefantas prácticamente no se movieron del lugar donde habían desembarcado. Se trata de un primer patio, ubicado en la entrada del santuario y donde opera un área médica para controlar constantemente a los ejemplares que acaban de llegar.

El video del momento más esperado: Pocha y Guillermina fueron recibidas por otra elefanta en Brasil. Foto: Facebook Global Sanctuary for Elephants
El video del momento más esperado: Pocha y Guillermina fueron recibidas por otra elefanta en Brasil. Foto: Facebook Global Sanctuary for Elephants

El primer síntoma de que las elefantas estaban a gusto llegó esa misma medianoche en que abandonaron los contenedores: se dieron un “baño de tierra” (que consiste en arrojarse enormes cantidades encima de su cabeza y de su lomo utilizando la trompa), algo que esta especie suele disfrutar mucho y que -en el caso de Pocha y Guillermina- jamás habían podido realizar en el Zoológico de Mendoza (primero) y luego en el reconvertido Ecoparque de la provincia.

Durante esos primeros días, las dos elefantas se dedicaron a caminar, explorar y reconocer el nuevo suelo que habitaban. Aisladas todavía del resto de las elefantas asiáticas, las “ele” (como las han bautizado cariñosamente) pasaron horas enteras paradas, inspeccionando, y por momentos daban vueltas una y otra vez sin dejar lugar por explorar.

La primera bienvenida de Lady

El 16 de mayo, tras pasar el primer fin de semana en el Santuario de Elefantes de Mato Grosso y ya habiendo pasado a un segundo patio, Pocha y Guillermina tuvieron si primera interacción visual con otra de las habitantes del lugar. En aquella oportunidad fue Lady quien se acercó a “chusmearlas” y a darles la bienvenida.

Pocha y Guillermina exploran el santuario de a poco y una “histórica” elefanta ya les dio la bienvenida. Foto: facebook Global Sanctuary for Elephants.
Pocha y Guillermina exploran el santuario de a poco y una “histórica” elefanta ya les dio la bienvenida. Foto: facebook Global Sanctuary for Elephants.

Sin embargo, a diferencia de la reciente interacción con Maia, en aquella oportunidad las tres elefantas solamente se reconocieron e inspeccionaron visualmente, sin ningún contacto físico (y también con una cerca metálica de por medio).

Por primera vez en su vida se frotaron contra un árbol

Puede parecer una nimiedad, pero el hecho de que Guillermina con 23 años haya podido experimentar por primera vez qué se siente estar en contacto con un simple árbol -y recién lo hizo hace unos días, en el santuario- no es más que la representación de lo difícil que ha sido desde siempre la vida de la más jóvenes de las elefantas.

Pocha y Guillermina “conocieron” un árbol, interactúan con sus compañeras y no dejan de explorar. Foto: Gobierno de Mendoza.
Pocha y Guillermina “conocieron” un árbol, interactúan con sus compañeras y no dejan de explorar. Foto: Gobierno de Mendoza.

Y es que Guille nació en cautiverio, en 1998 en el entonces Zoo de Mendoza, por lo que jamás en su vida pudo frotarse o palpar un árbol. Porque en su antiguo recinto solo habían muros de piedras, cemento y tierra. Pocha, de 56 años, llegó en 1968 a Mendoza con 3 años. Y si bien nació en la India y en libertad, también había olvidado la sensación de poder acariciar y sentir un árbol.

Otro de los “placeres” que las dos elefantas descubrieron en Mato Grosso es el de los “baños de barro”. A diferencia de los de tierra, estos consisten directamente en introducirse a lodazales que hay en el predio y, como si se tratara de un spa u otro de esos tratamientos, embadurnarse todo el cuerpo con barro. ¡Los placeres de la libertad!

Pocha y Guillermina “conocieron” un árbol, interactúan con sus compañeras y no dejan de explorar. Foto: Facebook Elefantes Unidos del Sur.
Pocha y Guillermina “conocieron” un árbol, interactúan con sus compañeras y no dejan de explorar. Foto: Facebook Elefantes Unidos del Sur.

El cambio de conducta y Guille, que comienza a ser líder

Según han destacado los responsables del Santuario, la actitud de las dos elefantas ha cambiado considerablemente desde que llegaron y comenzaron a adentrarse en el lugar y su nuevo hogar, más cercano a su hábitat y en un entorno selvático, con montes, vegetación, árboles y espejos de agua.

Mientras estuvieron en Mendoza, era Pocha (la más “viejita” y madre de Guillermina) quien tomaba la iniciativa en prácticamente todo. Fue ella, de 56 años, quien primero comenzó a ser entrenada para entrar a los contenedores donde finalmente viajaron y fue Pocha la primera en ingresar a este habitáculo antes de partir hacia Brasil, mientras que Guille era quien la seguía, imitando los movimientos de su madre.

Pocha y Guillermina “conocieron” un árbol, interactúan con sus compañeras y no dejan de explorar. Foto: Facebook Proyecto Ele.
Pocha y Guillermina “conocieron” un árbol, interactúan con sus compañeras y no dejan de explorar. Foto: Facebook Proyecto Ele.

Sin embargo, desde la llegada a Brasil, Guille (de 23 años) evidenció un marcado cambio de comportamiento. De hecho, fue ella quien primero salió del contenedor para pisar el suelo del Santuario -se intentó que la primera sea Pocha, pero no lo hizo-. Y una vez que Guille salió, también lo hizo su madre.

También es Guille ahora quien camina por delante y quien toma la iniciativa de liderar, mientras que Pocha la sigue y ya comienza a advertir como su hija está lista para ser protagonista de sus acciones y como ella aguarda cederle el protagonismo.

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