El tortugo Jorge, que vivió durante casi 40 años en cautiverio en el acuario de la Municipalidad Mendoza, será trasladado a Mar del Plata la semana que viene y recibido en el Centro de Rehabilitación de Fauna Marina (CRFM). Ulpiano Suárez, intendente de la Capital, acompañará el viaje.
Una vez que llegue al Centro de Rehabilitación del Aquarium Mar del Plata, el tortugo tendrá una etapa de adaptación en un estanque de 120 mil litros de agua. Luego, se lo moverá a una laguna natural de dos hectáreas que se encuentra en la misma zona.
La edad del animal oscila entre los 65 y los 72 años y su peso es de 99 kilos. Actualmente, vive en un estanque de 20 mil litros de agua en el ex acuario de la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza, el cual cerró definitivamente sus puertas en 2021 y se convirtió en un “Centro para la Conservación de la Biodiversidad”.
Sebastián Fermani, el subsecretario de Ambiente de la Municipalidad de Capital, explicó que “el viaje se realizará en un avión privado que dispuso la comuna para que el riesgo sea mínimo y el animal se colocará en un contenedor con una base de colchón húmedo”. Una vez en Mar del Plata, profesionales de biología marina evaluarán cómo se desenvuelve y, además, analizarán qué tan seguro resultaría que el espacio fuera compartido por otras especies de agua dulce.
El tortugo, que se encuentra “en óptimo estado de salud”, se mantendrá bajo la tutela legal de la Municipalidad y será responsabilidad de esta institución mendocina hacer el seguimiento de “Jorge” durante su proceso de rehabilitación.
La llegada de “Jorge” a Mendoza y la historia de su nombre
La tortuga macho había llegado a Mendoza en 1984 luego de ser encontrada en una zona pesquera de Bahía Blanca, hacia donde se cree habría sido arrastrado por las corrientes marinas desde el Golfo de México, donde habitualmente habitan estas tortugas de gran tamaño. Sin embargo, como en la Argentina no había sitios para recibirlo, las autoridades decidieron alojarlo en el acuario de la Ciudad.
El nombre (“Jorge”) surgió de un niño de unos 10 años que era un visitante frecuente de las instalaciones de la calle Ituzaingó (parque O’Higgins), hijo de inmigrantes, de nombre George, cuya versión en español se decidió aplicar al gigante marino.