El ciclo lectivo 2020 dejará mucha tela para cortar, análisis, aprendizajes, dudas e inquietudes. Entre ellas, puede apreciarse que el escenario de las clases no presenciales tuvo cambios entre el primero y el segundo cuatrimestre.
Entre otras cuestiones, se redujo el contacto diario con la escuela y se hizo menos frecuente pero quizás más eficiente.
La sobrecarga que implicó el abrupto cambio de la primera etapa, cargada de estrés y dudas, parece haber dado lugar a una forma de trabajar que encontró mejoras en la gestión del tiempo. Pero por otra parte, se advierte cierta laxitud y agotamiento que han tenido impacto en estas conductas.
Es lo que se expresa en el informe “Los cambios en la educación argentina durante la pandemia de COVID-19. Un estudio sobre la evolución de las prácticas escolares y familiares durante el aislamiento”, realizado por el Observatorio Argentinos por la Educación. Los autores son Sandra Ziegler (FLACSO), Víctor Volman y Federico Braga.
Se trata de lo elaborado a partir de los resultados de una encuesta hecha a familias de alumnos de Nivel primario de todo el país, con representación también mendocina, aunque con el sesgo de que se trata de aquellas con conexión a internet.
Datos del segundo cuatrimestre
“De junio a noviembre disminuyó 11 puntos porcentuales la comunicación diaria entre estudiantes y docentes en las escuelas primarias urbanas (respecto del primer trimestre). En paralelo, se incrementó la comunicación cada 15 días, es decir que el vínculo de los alumnos con la escuela pasó a ser más esporádico”, expresa. La proporción de quienes se comunicaron diariamente pasó de 51% a 40%.
Pero esta comunicación cambió de tono y tuvo un tono más personal, los docentes buscaron saber cómo estaban los alumnos. También apuntó a la evaluación algo propio de la época del año en que debieron realizarse acreditaciones de saberes.
“Las prácticas prevalecientes de contacto fueron el envío de tareas a resolver y la evaluación de aprendizajes, y no se evidencian otros modelos de actividad en el trabajo remoto”, señaló Sandra Ziegler, coautora del informe. Dijo además que se destaca “la preocupación por la situación emocional y de cuidado de niños y niñas ha resultado un motivo de contacto de las escuelas a medida que avanzó el año”.
El psicopedagogo Alejandro Castro Santander es referente del equipo en Mendoza. Para él esto puede ser visto como una mejora. “Ya no es sólo mandar tareas, se insistió mucho en lo socio afectivo y los pocos contactos que tenían con los docentes mejoraron, no necesariamente se hablaba de la materia sino que fue un contacto más relacionado con lo personal”, explicó.
Para el experto en el caso de Primaria lo que se hizo fue armonizar un poco los tiempos: “Al inicio era caótico, los docentes estaban muy estresados, algunos llegaron a decir que le dedican el triple de tiempo del habitual, en el segundo cuatrimestre empezaron a gestionar mejor el tiempo, tanto los docentes como los padres y los chicos en la casa”.
Menos dedicación pero más eficiente
En el abordaje también pudieron identificar que decreció 6,5 puntos porcentuales la proporción de alumnos que destinan más de 3 horas por día a sus actividades escolares: se pasó de 52,2% a 45,7% en este período.
“Tres horas promedio no me parece mal, no va en desmedro de lo aprendido”, señaló el psicopedagogo, quien recordó la recomendación de la Unesco de reducir las tareas en la casa.
Además, una proporción importante de padres creen que perdieron aprendizajes. Entre un cuatrimestre y otro aumentó en 4 puntos porcentuales la proporción de familias que consideran que sus hijos están perdiendo aprendizajes: 7 de cada 10 familias (66,7%) piensan que la suspensión de las clases presenciales será perjudicial para el aprendizaje.
En el informe de la primera mitad del año se había señalado que había sido muy escasa la cantidad de evaluaciones en este nivel, en cambio, en el segundo la cantidad de alumnos que tuvieron exámenes pasó de 11,5% en junio a 23,0% en noviembre: hubo un aumento de 100,0%.
Esto puede ser una percepción errada de lo que es la evaluación ya que este año hubo una evaluación continua y formativa y no tanto al estilo de los exámenes tradicionales.
Para Nancy Quevedo, directora de la escuela Guaymaré, después de las vacaciones hubo un relajamiento y costó volver a atraer a los alumnos para continuar el vínculo.
“Se volvió a retomar pero no con la misma fuerza, quizás se pasó a otra etapa de la pandemia, salieron más y priorizaron hacerlo quizás porque estaban cansados”, expresó. Por eso en muchos casos hubo que provocarlos para seguir aprendiendo.
Castro Santander remarcó que hubo cierta relajación cuando se informó que 2020 y 2021 serían unidad pedagógica.
Por otra parte, Quevedo dijo que los exámenes pasaron a ser individuales, llamaban personalmente a los alumnos y respondían al indicador de logro que necesitaban evaluar, fue más personalizado y puntual. Destacó que cambiaron la forma de evaluar para saber si el chico realmente había aprendido .
Y agregó: “con el séptimo se volvió y nos llevamos una sorpresa, quedamos anonadadas porque habían aprendido más de lo que esperábamos”.