El 3 diciembre de 2019, cuatro ladrones perpetraron dos asaltos millonarios y de película, uno de ellos en el barrio privado Dalvian. Entre ambos golpes se hicieron con más de siete millones de pesos. Pero -como suele decirse- no existe el robo perfecto y un detalle los delató: en el interior de uno de los vehículos que utilizaron para los robos y luego abandonaron se encontró un guante de látex. Este objeto fue suficiente para identificar y detener a uno de los delincuentes durante los primeros días de 2020 y para esclarecer todo el hecho.
Poco más de dos años antes, en octubre de 2017, uno de los ladrones que había ingresado a una conocida óptica de la Peatonal tras romper un vidrio y se había llevado 15.000 pesos, fue identificado y detenido. ¿Cómo? Gracias a una gota de sangre que quedó en la escena, producto de una herida que se produjo al romper los cristales.
Ambos hechos tienen algo en común: fueron resueltos en cuestión de días y a través de los matches (coincidencias) que “saltaron” tras los exámenes en el laboratorio del Registro Provincial de Huellas Genéticas del Ministerio Público Fiscal de Mendoza. A ellos se suman episodios de abusos sexuales (algunos con altas condenas ya dadas a conocer), resonantes asesinatos y hasta la reciente imputación y detención de un hombre que había violado y dejado embarazada a una mujer, quien pudo interrumpir la gestación por medio del procedimiento de ILE (Interrupción Legal del Embarazo). En este último caso -registrado hace cerca de un mes-, el material genético del feto permitió dar con el violador.
En poco menos de tres años, el registro permitió resolver y avanzar en el esclarecimiento de más de 500 causas penales en Mendoza. “Hasta hoy (por ayer) hemos tenido 223 matches; que repercutieron en 517 causas. Esto es porque muchos de ellos son de personas que han tenido intervención en más de un episodio. Las pruebas son muy efectivas en los delitos de abusos sexuales”, destacó el director del registro, Miguel Marino, quien indicó que entre enero y agosto de este año ya se lograron resolver por medio de esta herramienta 71 causas; más del doble de las 35 que se habían esclarecido en el mismo período del año pasado también por medio del registro.
“Una base de datos de este tipo es más efectiva mientras más personas tenga incorporadas. Incluso en el contexto de pandemia, en el laboratorio no paramos nunca”, resaltó Marino, quien indicó que se cuenta con absolutamente todos los datos de las personas registradas.
Cómo funciona
En octubre de 2016 fue sancionada la ley que creaba el registro, mientras que a partir de noviembre de ese año se tomaron las primeras muestras genéticas a efectivos de la Policía Científica y del Cuerpo Médico Forense (CMF). “En enero 2017 se tomaron las muestras en todas las unidades carcelarias, mientras que en paralelo se fueron tomando a todos los nuevos imputados en causas penales”, detalló Marino.
El experto resaltó que para fines de ese año ya se tenían los registros de la totalidad de la población penitenciaria y de los flamantes imputados que ingresaban.
Entre las pruebas ya guardadas está el material de todos los efectivos de las fuerzas de seguridad y del CMF (lo que se denomina por lo general “perfiles de descarte” ya que corresponde a los efectivos policiales, peritos, fiscales y personal que participa de cada actuación e irrumpen en la escena) junto al de los imputados. En el caso de estos últimos, una vez que ingresan al sistema judicial por el delito que sea, se los deriva prácticamente en el acto al Registro de Huellas Genéticas Digitalizadas. Allí se le pasa una paleta, que tiene papel de algodón, por la parte interna de la mejilla y así se obtiene una muestra de la mucosa bucal. Este material luego se codifica e ingresa al proceso del laboratorio y ya queda dentro de la base de datos.
Desde fines de septiembre y comienzos de octubre de 2018 se incorporó además el sistema Codis (Sistema de Índice Combinado de ADN), un software desarrollado por el FBI que permite comparar muestras con perfiles genéticos de la base de datos y que aumenta de esta manera la probabilidad de dar resultados más precisos.
Los casos más resonantes
El caso ya detallado del hombre que fue identificado al “saltar el match” luego de que se cotejaran los rastros de sangre hallados en la escena del robo en la óptica céntrica fue el primero de los casos en que el laboratorio y el registro tomaron un fuerte protagonismo. En este caso, se contaba con el material de ADN del implicado porque había salido unas semanas antes de la cárcel.
En mayo de 2018, y también gracias a la intervención del registro, un efectivo policial de 27 años que había cometido al menos cinco robos con abusos sexuales a sus víctimas fue identificado en otro de los matches, lo que facilitó su detención. En este caso, su información genética había sido procesada con anterioridad porque su mujer lo había denunciado por violencia de género y tenía una causa anterior por ello. Lo llamativo es que ese hombre cometía sus ataques con su uniforme reglamentario, con el que se presentaba en los domicilios previo a robar y a atacar sexualmente a las víctimas.
También durante el primer semestre de 2018, un joven de 25 años y de quien se contaba con su material tras haber sido imputado en 2017 por un robo simple, cayó luego de que dos mujeres de 60 y 70 años denunciaran haber sido asaltadas y violadas por un delincuente.
Tras realizar las pruebas y cruzar los datos, el match lo identificó a él -quien se desempeñaba como albañil- como el autor de los ataques.
En simultáneo con estos dos casos, el laboratorio permitió también dar con otro hombre que había cometido múltiples abusos sexuales agravados en Godoy Cruz.
“Lo más resonante de esos casos de violación no fue sólo haberlos resuelto, sino que en el caso del joven que trabajaba de albañil y el otro del agresor de Godoy Cruz, en tres meses tuvimos fuertes condenas. Al hombre de Godoy Cruz se lo condenó a 23 años de prisión y a quien había atacado a las mujeres mayores, a 18 años. Fueron condenas elevadas y en juicios abreviados, algo que no es muy común”, detalló Marino.
A fines de junio del año pasado, el asesinato de un verdulero en el barrio Reconquista de Las Heras conmocionó a todo el vecindario. Rodrigo Miliotto (41) había sido ejecutado en un asalto. Una semana después, los efectivos policiales dieron con el autor del asesinato.
“El caso del verdulero tuvo el agregado de que posicionó a la genética en la parte forense. La víctima del robo, para defenderse, hirió al asaltante. Entonces, con una gota de sangre se pudo identificar en 48 horas a quien había sido el homicida y dimos nombre y apellido. A esta persona se la tenía registrada porque había estado en la cárcel”, destacó el director del registro.
En números
-223 matches identificados
-517 causas fueron resueltas y tuvieron avances gracias a estas coincidencias
-76% de las personas que integran la base de datos tiene entre 18 y 40 años.
-40% tiene entre 20 y 30 años.
-12% oscila entre los 18 y los 20 años.