Durante la gala de los Premios Oscar de 2019, el documental “Free Solo” ganó la máxima estatuilla de la Academia en la categoría “Mejor Documental Largo”. La producción se centra en la travesía del escalador estadounidense Alexander Honnold y en su preparación para completar la escalada de la pared de casi 1.000 metros “El Capitán” (un monolito granítico ubicado en el Parque Nacional de Yosemite, Estados Unidos), que tuvo lugar el 3 de junio de 2017. Un detalle más que importante es que Honnold se destaca en el estilo “escalada en solitario libre”, lo que significa -en criollo- que realiza sus misiones sin protección ni seguridad, sin cuerdas que lo sujeten. “Solitario y libre”, como bien describe el nombre del estilo.
Pero esta fue y es una de las tantas -prácticamente infinitas- aventuras que ha protagonizado Alex, el escalador de 37 años, nacido en Sacramento (Estados Unidos) y quien es apodado como “el Messi de la escalada”, en una metáfora que lo describe como el mejor en lo suyo. Precisamente por estos días, Honnold se encuentra en el Aconcagua mendocino para sumar un nuevo hito a su impactante trayectoria y sus incontables récords. Y, entre los habitués del andinismo y la escalada, la fascinación y la revolución en Plaza Argentina y otros campamentos marcan el día a día en el parque provincial.
Alex Honnold llegó hace unos días al “Coloso de América” y lo hizo acompañado de otro gran exponente y con una amplísima carrera en el montañismo: el guía ecuatoriano Esteban “Topo” Mena. Se estima que la semana próxima bajará y abandonará el Parque Provincial Aconcagua.
Quién es Alex Honnold y por qué lo llaman “El Messi de la escalada”
Alexander J. Honnold escaló sin protección ni seguridad la mencionada pared El Capitán en 3 horas y 56 minutos, lo que marcó uno de sus principales récords y que se refleja en “Free Solo”, que -además del Oscar- recibió 44 nominaciones y 14 premios internacionales. Pero, además, el aventurero norteamericano ostenta otros tantos récords, como -por ejemplo- el triple ascenso, también en estilo solitario libre y con un tiempo de 18 horas y 50 minutos, de los montes Watkins, El Capitán y la cara noroeste del Half Dome.
En 2011 también fue protagonista de una de las travesías más difíciles e impactantes de las que se tenga memoria. Puede considerarse como “una de las más arriesgadas” en su CV de alto riesgo: escaló una pared de 40 metros, totalmente lisa, también en el Parque Yosemite. Se la conoce como “The Phoenix”. El valor agregado de esta misión fue que dicha pared contaba con escasas fisuras para colocar y apoyar manos y pies y con pocas salientes, a metros de una cascada.
Esta aventura fue grabada por Peter Mortimer y su cámara, y con solo ver el video y sentir los escalofríos recorriendo la espalda es suficiente para entender lo complejo, arriesgado y “loco” de la escalada.
Sus inicios en la escalada se remontan a cuando Alex Honnold tenía 11 años, pero a los 18 fue cuando decidió dedicar su vida a tan apasionante y adrenalínica actividad. Aunque había comenzado la carrera de Ingeniería en la Universidad de California, abandonó la carrera para comenzar con su nuevo estilo de vida.
Otro dato llamativo tiene que ver con la forma y el lugar en la que vive Honnold. Y es que el hogar del escalador es una camioneta, lo que le demanda un gasto mensual menor a los 1.000 dólares y es ello lo que le permite ahorrar y destinar el dinero a su pasión; las incontables ascensiones que completa todos los años.
El hombre sin miedo
En agosto de 2016, la revista Nautilus -una publicación científica- dedicó una de sus investigaciones al deporte, en general, y a la escalada y a Alex Honnold en particular. “El extraño cerebro del escalador en solo más grande del mundo”, fue el título del artículo, firmado por J.B. MacKinnon. Y lo acompañó del siguiente subtítulo: “Alex Honnold no experimenta miedo como el resto de nosotros”.
Durante este trabajo, MacKinnon describe el estudio neurológico realizado sobre el cerebro de Alex Honnold, además de repasar las interesantes e impactantes conclusiones.
Durante el escrito se describe cómo fueron los estudios sobre el escalador más famoso e importante, que se extendieron a lo largo de varios encuentros. En uno de ellos, los científicos le mostraron a una rápida sucesión de intensas imágenes, al tiempo que iban controlando la reacción de su amígdala cerebral (centro del miedo del cerebro). En ese estudio se verificó que, comparado con otro sujeto de referencia (otro escalador de edad similar), la respuesta de la amígdala de Honnold era prácticamente inexistente mientras la del otro sujeto “hormigueaba” de actividad.
La siguiente prueba que se realizó sobre Honnold y su cerebro tuvo como finalidad comprobar el nivel de importancia de la recompensa, que se mide por medio de la secreción de dopamina en el núcleo accumbens (adyacente a la amígdala).
“De nuevo, el resultado fue parecido, con el cerebro del sujeto de referencia ofreciendo una alta intensidad en la respuesta, mientras el de Honnold continuaba inactivo, a excepción de los centros de visión”, resumieron las conclusiones de las segundas pruebas.
“¿Podría estar sucediendo lo mismo cuando Honnold escala sin cuerda en situaciones que causarían que casi cualquier otra persona se derritiera de terror?”, se pregunta en el mencionado artículo MacKinnon. “Sí, de hecho, eso es exactamente está pasando. Cuando no hay activación, probablemente no hay respuesta a una amenaza. Honnold tiene verdaderamente un cerebro extraordinario, y de verdad podría no estar sintiendo miedo allá arriba. Ningún miedo. Nada en absoluto”, se responde a sí mismo en el mismo trabajo.
La principal conclusión del trabajo, entonces, es que el cerebro de Alex Honnold es un “desafío difícil de entender” para la comunidad científica, de la misma manera en que lo es su actividad como escalador, incluso para los aficionados y compañeros de Alex en la escalada.
Las otras visitas de Honnold a Argentina
Previo a su actual vista al Aconcagua, Alex Honnoold ya estuvo anteriormente en Argentina. Fue en 3 oportunidades y lo hizo para completar escaladas en El Chaltén (Santa Cruz).
“¿Cual ha supuesto el mayor desafío y por qué?”, le preguntó en una oportunidad la revista National Geographic a Honnold.
“La Travesía Fitz Roy, en la Patagonia, fue la escalada más complicada porque requiere todo tipo de técnicas y equipo. Nos llevó un día simplemente llegar a las montañas. Después, cinco días de escalada. Es lo opuesto a la escalada libre en solitario, donde solo llevas contigo tus shorts, una camiseta, una bolsa de magnesio y escalas simplemente usando tus manos y pies para subir. Para la Travesía Fitz Roy necesitas piolets y crampones y todas esas cosas. Mi compañero, Tommy Caldwell y yo hicimos escalada libre en gran parte de la Travesía. Pero lo más difícil es saber cuándo hacer escalada libre y cuándo necesitas ayuda – lo que significa ponerte el equipo – o cuando usar las cuerdas para atajar algunas partes. Tuvimos que dormir allí también. Cuando oscurecía, buscábamos una repisa y excavábamos una pequeña plataforma de nieve”, contestó.