Mauro Nicolás Santín (conocido popular y artísticamente como Santin Lotty) y Diego Gómez se conocieron hace ya algunos años. Ambos son de Guaymallén y sus caminos se cruzaron cuando eran muy chicos y se hicieron grandes amigos. Durante el momento más estricto de la pandemia, además, ambos trabajaron como riders (repartidores) de una conocida app de envío de comida y mercadería a domicilio, por lo que siempre han sido muy unidos.
Las idas y vueltas de la vida llevaron a que cada uno siguiera su propio rumbo. En la previa del Mundial de Fútbol de Qatar 2022, Mauro (27) saltó a la fama gracias a la exposición que obtuvo tras participar de un desafío impulsado por la propia app, donde invitaban a la gente a compartir su pedido personalizado para la Selección Argentina de fútbol en las redes. Santin Lotty –nombre artístico de Mauro y con el que se inició en el mundo del trap y los ritmos urbanos- subió su propio video, donde contaba que su sueño era poder hacer la canción del mundial. En el hilo compartió su creación y fue tal la viralización y el alcance que tuvo esa pieza en las redes sociales que Santin Lotty pudo viajar a Qatar para vivir el mundial.
Diego Gómez (32), por su parte, siguió trabajando para la plataforma. Pero su día a día se tornó muy complicado y difícil de asimilar. Y todo estuvo –y está todavía- relacionado a un problema de salud, porque a raíz de un cáncer, Diego perdió gran parte de su nariz (carne y huesos). Esta situación y una mala praxis durante una cirugía –con la que, a priori, le habían garantizado que mejoraría su calidad de vida- lo sumieron aún en una fuerte depresión.
Pero este panorama está comenzando a cambiar, afortunadamente, para Diego. Y es lo que ha permitido que la amistad entre ambos guaymallinos vuelva a reunirlos. Porque Santin Lotty ha iniciado una campaña solidaria en las redes que busca ayudar a Diego a adquirir una prótesis para su nariz, la que le permitirá sentirse más feliz consigo mismo y perder el temor y la angustia de enfrentarse cara a cara con sus quehaceres cotidianos.
“Mi idea es poder juntar la plata necesaria para la prótesis. Porque, aunque intente hacer de cuenta que no, yo veo que la gente me mira y se codea cuando me ven a la cara. Entonces hay momentos en los que directamente prefiero no ir a ningún lado y no salir a ni para nada nada. Estoy yendo al psicólogo hace 3 meses y hago todo lo que una persona puede hacer cuando quiere salir de una situación así”, resume con mucha simpleza y honestidad Diego a Los Andes.
El joven ya completó los tratamientos de quimio y radioterapia, por lo que recibió el alta en lo que al cáncer se refiere- Sin embargo, gran parte de su nariz fue consumida a raíz de la enfermedad. Y la cirugía a la que se sometió para la reconstrucción no hizo más que empeorar en panorama, dejándole inutilizable lo que le quedaba en esa parte del cuerpo y con una cicatriz de grandes dimensiones.
“Hay otra operación que, bien hecha, puede implicar toda la reconstrucción usando otros huesos. Sabiendo que está esa posibilidad, ya tengo ese objetivo fijado en mi cabeza. Pero, hasta que pueda conseguir los medios y la garantía de esa cirugía, necesito la prótesis”, se sincera el joven, que continúa trabajando como rider.
Aunque habían conseguido presupuestos superiores a los 6.500 dólares para adquirir una prótesis –y que, además, implicaba que Diego Gómez deba trasladarse a Estados Unidos para su colocación-, luego de una minuciosa búsqueda consiguieron la posibilidad de encargarla y completar todo el proceso en Buenos Aires. Para ello necesitan recaudar 2.000 dólares, y es esa la campaña que se ha puesto al hombro Santin Lotty para ayudar a su amigo.
“Las puertas de mi casa siempre están abiertas para Diego. Pero necesitamos la ayuda de todos para llegar a esos 2.000 dólares, en los que ya están incluidos los pasajes de avión a Buenos Aires y los viáticos. Por eso se me ocurrió anoche empezar con esta campaña”, acota el artista mendocino. La colecta ´se está haciendo por Mercado Pago y por cuenta bancaria también. “Lo que más me interesa es poder mejorar la calidad de vida de mi amigo”, se sincera Santin Lotty.
La difícil historia de Diego
En 2017, mientras Diego Gómez trabajaba en tareas relacionadas al mantenimiento de acequias y cunetas de la Municipalidad de Guaymallén, empezó a sentir algunas molestias en la zona de su nariz.
“De un momento para el otro empecé a sentirme mal de la nariz, con dolores y molestias. Fui al Hospital Lagomaggiore y allí me dijeron que era sinusitis, rinitis y todas las cosas terminadas en ‘itis’. Así estuve casi un año, pero como no se me pasaba, fui al Hospital El Carmen y allí me dijeron que era cáncer”, repasa el joven.
Según relata, la enfermedad fue avanzando y, a diario, Diego perdía pedazos de huesos y de carne, que se iban consumiendo con la enfermedad. Comenzó con quimioterapia, radioterapia y así pasaron los meses. “Durante todo el proceso tenía esa parte de la cara inflamada, pero cuando volvió a su forma, se veía que me faltaba todo un pedazo de la nariz”, agrega Diego.
Los años posteriores no fueron nada fáciles para Diego, quien encontró en el espejo y en las miradas de los demás –aunque intentaran ser disimuladas- una gran adversidad.
“Fueron 3, 4 años en los que tuve la nariz hundida, se me veía muy fea y a mí no me gustaba eso. En ese momento sentía que era la muerte, por lo que busqué posibilidades para operarme y consulté a varios médicos de Mendoza. La mayoría me dijeron que no se podía hacer nada, pero apareció un médico que me dijo que se podía, que no era fácil, pero que era posible y me iba a quedar como antes”, sigue Gómez.
El joven mendocino fue sometido a la compleja operación, aunque el resultado distó –y mucho- de ser el esperado y el que le habían prometido.
“Este médico me operó el año pasado, y no solo que la nariz siguió hundida –cada vez más-, sino que –además- ahora tengo una cicatriz de por vida. Como la cirugía salió mal, ahora, en una nueva operación, me tienen que sacar el poquito de nariz que me quedó y tienen que hacerme todo un proceso de 4 cirugías en 6 meses. Y tengo un poco de miedo de que, de nuevo, no quede bien”, resume con angustia.
La alternativa de la prótesis
Luego de averiguar en Estados Unidos y de dar con el presupuesto de 6.500 dólares (a los que debían agregarse, además, la visa de viaje, los pasajes y la estadía), Diego y Santin Lotty dieron con la alterativa de Buenos Aires (más precisamente, en Caballito). Y es a ella a la que apuntan con la campaña solidaria.
“Yo me operé el año pasado porque me daba vergüenza salir a la calle y ahora, que no cambió nada y se suma esta cicatriz, me cuesta muchísimo ir a trabajar. En la parte personal también se me ha complicado la parte personal. Me peleé hace unos meses con mi novia y tengo miedo de que nadie más me de pelota o me acepte por ser diferente”, confiesa.
Y aunque Diego reconoce haberla pasado realmente mal, cuenta que –de a poco, y como puede- está trabajando para salir de ese bajón.
“Estoy trabajando en todo lo que puedo, voy al gimnasio, me puse braquets y le meto entrenamiento en el gimnasio todos los días. La nariz no va a ser condicionante para que yo sea una persona con éxito”, dice,
El objetivo de Diego Gómez es juntar la plata necesaria la prótesis y colocársela. No se trata de una prótesis fija, sino que es móvil –se retira y se coloca-, por lo que precisa de un mantenimiento diario y toda una limpieza en la zona antes de ser colocada.
“Si la prótesis queda bien y se adapta, podría dejarla permanente. Pero la idea es tener la prótesis hasta que pueda hacerle frente a la nueva operación, ya con las garantías necesarias. Yo trabajo como delivery y podría intentar seguir más alto con el tema de las ventas, pero siempre ello implica contacto con otras personas. Y nunca me voy a sentir cómodo si percibo que la atención en cualquier contacto con la gente se la va a llevar mi nariz”, agrega Diego.
Cómo ayudar:
Mercado Pago
Alias: SALSA.ABEJA.FOGATA
0170085540000034635065