Su caso es insólito, parece guionado. Pero no, ocurrió en Mendoza, más precisamente en la clínica Santa María, de Ciudad. Una familia recibió el temido llamado: “El paciente (en este caso una anciana) acaba de morir, lo sentimos”. El acta de defunción certificaba la causa del deceso: paro respiratorio.
Lógicamente la noticia golpeó fuerte a la familia de María Dora Garro (71), la “fallecida”. La supuesta víctima fue sepultada luego de una breve ceremonia. “Nos dieron un ataúd cerrado y solo pudimos estar en la morgue unos minutos”, relató aún en shock y “todavía muy mareado por los nervios” Jorge, hijo de la mujer.
Pero menos de 24 horas más tarde volvió a sonar el teléfono de Jorge. “Su mamá está viva y pide a los gritos ver a sus hijos”. El hombre prácticamente no contestó a esa afirmación, hasta se tomó unos segundos para verificar que estaba en “sí” y no en una especie de trance postraumático.
Sí, era real. Su mamá no era a quien acababan de enterrar. Jorge salió de su casa, aceleró a fondo su auto y llegó en pocos minutos a la calle Federico Moreno al 1.519, donde está la Clínica Santa María. Recién allí creyó lo que le dijeron por teléfono. Pudo ver que María Dora Garro está viva.
Llegó con un dolor de espalda y se fue “muerta”
Dora comenzó a sentir un dolor intenso de espalda, fue revisada en ese centro asistencial pero el profesional consideró que no necesitaba internación y le indicó un tratamiento ambulatorio. Pero días más tarde, el cuadro empeoró.
La mujer comenzó a sentir un fuerte dolor de pecho, regresó a la Clínica y la internaron con “principio de neumonía”. Esto ocurrió el lunes pasado. Esa fue la última vez que sus familiares vieron a Dora con “vida”. Por los estrictos protocolos sanitarios por la pandemia, no dejan ingresar a parientes ni allegados de los enfermos a los nosocomios.
El jueves pasado. Exactamente a la 1.15 de la mañana. Jorge recibió la noticia del presunto deceso de su madre. Por estos procedimientos que buscan evitar la propagación del virus, no hubo velorio. “Estuvimos en la morgue muy poco tiempo, no nos dejaron verla y nos entregaron un cajón cerrado”, explicó Jorge.
El giro de “realismo mágico” aconteció ayer a las 15. María Dora Garro estaba viva en su habitación de la clínica Santa María.
“Ya pudimos verla. Ahora sí nos dejaron pasar”, dijo en medio de un bullicio propio de una situación tan inédita como la que padeció la familia de Dora.
La mujer está evolucionando y no tiene Covid-19. Los dos hisopados que la han practicado han arrojado resultado negativo.
Todavía no saben a quién enterraron ayer.
“Resucitó” pero sigue muerta para el sistema
María Dora Garro ahora es una NN. Para el sistema está muerta. Así lo certifica el acta de defunción. “Estamos viendo con abogados toda esta situación. Por el momento estamos haciendo el trámite de vida que corrobore que mi mamá no está muerta”, concluyó Jorge.