Que el sistema de salud tiene temas que resolver está claro, cuando no es una cosa es otra, o varias a la vez. El asunto es que tal cual se anticipa, pueden aparecer nuevas problemáticas si es que no se toman en cuenta las alarmas que ya suenan. Es que persiste el éxodo de médicos, éxodo hacia diferentes lugares, el asunto es que quien se va no está cómodo donde estaba o tiene mejores alternativas. Los médicos en Mendoza se van del sector público al privado, del sistema de salud de Mendoza al de otras provincias, se van a Chile, se van a Europa, o simplemente se van del sistema para trabajar en otra cosa.
Se trata de una situación que ya se viene advirtiendo desde hace tiempo en algunas especialidades y que con el deterioro de las condiciones económicas se ha ido profundizando. Incluso hay quienes se atreven a decir que faltarán médicos.
En Mendoza, es en especialidades críticas donde más se están perdiendo profesionales, justamente aquellas sobre las que, antes de que comenzara este movimiento ya se advertía falta de especialistas. Neonatólogos y terapistas se encuentran en el podio de los que más se mencionan entre quienes deciden dejar sus puestos de trabajo o reducir la dedicación para viajar a hacer guardias a otro lugar con mejor paga y mejores condiciones.
Luego se mencionan cardiólogos, diabetólogos y reumatólogos pero también pediatras, médicos de familia y tocoginecólogos.
“Las que más se están perdiendo son especialidades críticas, neonatología y terapia intensiva, sobre todo. Además cardiología, diabetología y reumatología, son las que más se están yendo de Mendoza”, señaló el doctor Rodolfo Torres, coordinador médico de la Asociación de Clínicas y Sanatorios de Mendoza (Aclisa).
Arturo Sfreddo médico pediatra en Tupungato y prosecretario de Ampros, el gremio de los profesionales médicos señaló que muchos se van y saben de otro tanto que lo está pensando por que así surge de las conversaciones. Van preparando los papeles por si surge alguna oportunidad.
Contó que en el hospital Scaravelli que es el servicio del Valle de Uco para atención pública en neonatología están en una situación “bastante endeble”. Algunos médicos han empezado a hacer guardias en San Luis, donde dijo que “es muy tentador” y por ello tienen cubiertos con cargo solo 5 de los 7 días de la semana.
“Un colega neonatologo es uno de los que renunció al Lagomaggiore hace unos años y ha puesto una verdulería, le va mejor con eso que con la profesión”, relató.
Mejores oportunidades
El asunto es que la formación de un profesional con especialidad puede demandar entre 10 y 15 años. Es un gran esfuerzo para los médicos que además mantienen una formación contínua, con alta exigencia y responsabilidad. Desde adentro del sistema tanto público como privado remarcan que se trata de pérdidas irreparables porque cuando se van, cuesta cubrir el puesto. No hay profesionales disponibles, no se sienten atraídos y, peor aún, no hay interés por las especialidades porque muchas residencias quedan desiertas y hay que reiterarlas.
“Estamos espantados con la realidad de los trabajadores, son profesionales que se formaron durante años en nuestra provincia, se trata del recurso humano crítico que tenemos para sostener el sistema de salud. Es algo que venimos advirtiendo hace años”, señaló Claudia Iturbe, secretaria general de Ampros.
Hace un par de días advirtieron sobre la intención de 5 neonatólogos de dejar el hospital Lagomaggiore, la mayor maternidad de la provincia.
En marzo del año pasado habían hecho una denuncia de similares características. Por aquel entonces, médicos del servicio de Neonatología comentaron a Los Andes que enfrentaban dificultades debido a falta de especialistas. Según dijeron, estaban trabajando con 25% menos del mínimo de neonatólogos requerido lo que había implicado una alta sobrecarga para quienes allí se desempeñan.
De acuerdo a los relatos, en los dos años previos diez médicos habían decidido trasladarse de sus puestos. En junio fueron a la Legislatura para ampliar una denuncia al respecto.
Sucede que las exigencias no son acordes con los salarios. Por ejemplo, el área de terapia intensiva o cama crítica, implica estar en alerta permanente ante cuadros complejos.
Con motivo de la denuncia en 2022, relatos desde adentro del servicio apuntaban a guardias que se extendían hasta por treinta horas, ya que cubrían una y media si no hay reemplazo.
“El principal destino es Chile, seguido por España, donde se van muchos y algunos que están dejando de atender la seguridad social para dedicarse solo atender consultorio particular o para hacer otra actividad directamente”, comentó Torres.
“San Luis tiene una infraestructura más moderna y necesitaban recurso humano calificado, también se van a Chile, que está cerca geográficamente. Allí les están ofreciendo mejoras como pago de alquiler un tiempo hasta que se ubiquen y beneficios que les dejan más limpio el salario”, apuntó Sfreddo.
Entre quienes deciden tomar el avión hasta Europa, España es uno de los destinos más elegidos. Incluso Torres contó que a veces va alguien, se ubica y luego su experiencia tienta a otros colegas. Desde allí muchos se trasladan a Alemania donde reciben buenos ingresos y condiciones laborales.
Consecuencias
En cuanto a las consecuencias de esta situación, muchas ya se están viendo. Las perciben los pacientes e impactan en quienes permanecen trabajando en clínicas y hospitales, sobrecargados, agotados y muchos, frustrados.
Pero peor aún, lo que preocupa a quienes observan el escenario, es lo que puede implicar a futuro.
Conseguir turnos se hace cada vez más difícil, se otorgan con más distancia ya que no alcanzan los profesionales para cubrir más, esto tiene un impacto sobre la atención oportuna y puede implicar, según el caso, deterioro de la salud.
Por otra parte, al redundar en sobredemanda, los tiempos para la consulta se acotan. Es entonces que habría que empezar a pensar si en estos casos se puede hablar de “calidad” del servicio que se presta.
“En el hospital Tagarelli hay una serie de carteles que dicen que no se hace control de niño sano porque los médicos están abocados a las internaciones, no alcanzan a cubrir los enfermos y los sanos y es importante que se haga el control de niño sano”, resaltó Sfreddo. Incluso dijo que en el hospital hay un solo tocoginecólogo porque otros dos se jubilaron y no se cubrieron los cargos.
Para el médico es una pérdida para la sociedad que invierte en educación pero luego se queda sin los profesionales y sin la atención.
“Reponerlos cuando se van lleva tiempo entonces está siendo cada vez más difícil cubrir los puestos de especialistas, de neonatología, de terapia intensiva, hay dificultad para conseguir turnos. Es un problema importante para el sistema de salud pero pasa en todo el país, básicamente lo que los expulsa es la situación económica en primera instancia y en segunda, la situación general del país que ven con expectativa y esperanza lo que pasa en otros lugares y no tanto lo que hay acá”, dijo Torres.
Es una problemática nacional y por eso, los relatos desde otros puntos del país coinciden.
“No existe un médico que pueda trabajar en un solo subsistema o con una sola actividad. La mayoría multiplica las actividades para poder redondear un sueldo adecuado. En el sector público está también la falta de insumos que, en estos momentos, con las dificultades que hay para la provisión, se vuelve más latente”, dijo Roberto Freue, jefe del Servicio de Clínica Médica del Instituto Lanari y jefe de trabajos prácticos en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires a La Nación. Justamente, como refleja la publicación, el profesional viene advirtiendo que podrían faltar médicos en la Argentina y menciona que el problema común a todos los subsistemas en que se divide el sistema sanitario es el bajo ingreso con respecto a la demanda de tareas.
A las complejas condiciones laborales se suma que en este escenario los ánimos se exacerban y muchas veces el personal es víctima de maltratos, tal cual se hizo muy evidente durante la pandemia. Por eso, Freue concluyó: “Parecería que el personal de la salud es el culpable de los problemas de la población y así se lo hacen saber a diario de manera verbal o físicamente. El aspecto común que atraviesa a todo el personal de salud es la frustración y el desgaste”.