Aquel 19 de febrero de 2013, a las 6.41 de la mañana, Jonathan Nahuel Cassino, que entonces tenía casi 17 años, tomó la decisión más drástica de su vida: se pegó un tiro en la sien. Contra todos los pronósticos, no logró su cometido y siguió con vida aunque quedó totalmente ciego.
“Jonhy”, que hoy tiene 25 y que accedió, casi diez años después, a contar su historia para ayudar a otros, había estado inmerso en el mundo de la droga y de la calle y no era la primera vez que intentaba quitarse la vida.
“Me desperté de aquella pesadilla pensando qué sería de mi vida, me sentía doblemente castigado, no había muerto y había quedado ciego. Sentía una gran confusión y me angustiaba no saber cómo empezar de nuevo”, relata hoy, mientras se define como un paciente en vías de recuperación gracias a numerosos factores, entre ellos su internación en La Fazenda de la Esperanza, filial Córdoba, institución que trabaja para recuperar a adictos.
“Pero también salí adelante gracias a mi familia, a mi entorno y, por supuesto, a mi propia actitud, porque en algún momento logré hacer el click que tanto necesitaba”, define.
Para Jonathan, aquella fue una verdadera cachetada que la vida le daba en plena adolescencia. Empezó de cero a agudizar otros sentidos.
“No lo aceptaba, no quería quedarme en estas condiciones, me negaba a salir con el bastón. Fueron tiempos muy difíciles”, recuerda, para agregar que no le quedó otro remedio que aprender a vivir distinto incluso desde lo más básico.
“La brisa en cada esquina me daba la pauta de me aproximaba a cruzar una calle. Empecé muy de a poco a independizarme”, evoca.
Luego de meses muy duros, se decidió a acudir a La Fazenda, donde se cruzó con Marcelo Castañón, un mendocino que, al igual que él, había conocido el mundo de las adicciones.
“Fue mi mentor, mi padrino, porque así funciona la institución. Me ayudó muchísimo, siempre estaré agradecido”, dijo.
El deporte apareció en su vida como una oportunidad. Empezó a entrenar natación y cuando regresó a Mendoza pudo finalizar la secundaria, que era una cuenta pendiente.
Poco después fue convocado por el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD) para entrenar en Buenos Aires.
“Fue una gran oportunidad que me alentó muchísimo, conocí gente que está en el alto nivel y terminé de enamorarme de la natación”, rememora.
Corría 2014 y lo probaron en una competencia de natación adaptada donde resultó primero.
“Participé del provincial y a fines de ese año formé parte en Mar del Plata de la primera competencia a nivel nacional. Fui subcampeón, una alegría tremenda”, evoca.
Ya más armado y con los pensamientos más claros, Jonhy se anotó en Psicología. Hoy cursa el tercer año y está muy entusiasmado.
Repasa su vida y cuenta: “Tuve una linda infancia a pesar de que mis padres se separaron y mi viejo se fue a Italia. Yo tenía 12 años y creo que su partida, aunque luego regresó, me afectó bastante. Había algo de violencia en casa y eso seguramente también influyó, pero ojo, nunca me sentí una persona depresiva”.
Hoy, según dice, si mira hacia atrás deduce que muchas veces sintió miedo en su propio hogar.
“Tuve seis intentos de suicidio y creo que el miedo me paralizaba. El error fue no haber hablado, no haber pedido ayuda para mejorar mis conductas”, sintetiza, para agregar que su hermano Franco jamás causó un solo problema.
La vida de Jonhy transcurre hoy entre el gimnasio, el atletismo y el deseo de retornar la natación. En lo laboral, vende suplementos deportivos y también es entrenador personal.
“De a poco mi vida se fue acomodando. Tengo una buena relación con mi padre y sigo luchando por ser independiente, por adquirir habilidades y seguir aceptando mi nueva condición”, resume.
Entre sus anhelos, menciona seguir compitiendo en natación, teniendo en cuenta la apertura deportiva luego de la pandemia.
“Como una persona recuperada de las drogas que sigue remando para cumplir sus sueños: así me defino. Tengo muchos planes, recibirme de psicólogo es uno de ellos”, confiesa y remata: “Si bien estoy recuperado, siento que todavía me queda un trecho para sentirme realizado”.