“Que nos respeten un poco, que ellos también van a llegar a viejos algún día, que nos atiendan bien, y que traten de solucionarnos los problemas, porque si uno viene acá es porque tiene un problema, y buscamos la solución, no para que nos traten mal, o doblen los papeles y digan, tome, váyase a otro lado”, pidió Delia, de 74 años, sentada en uno de los bancos de la oficina de Pami de calle Belgrano de Ciudad. Lo dice entre lágrimas, llevaba más de una hora ahí, tomó dos colectivos para ir y sería igual para volver a su casa, en Las Heras. Sin embargo, se fue sin lo que necesitaba: las recetas para sus medicamentos, que tienen hasta el miércoles. “No puedo quedarme sin medicamentos, especialmente el del corazón”, dice con desazón. Es que está en juego la salud y la vida. Todo pesa a esa altura y más cuando recuerda que hace poco perdió a “su viejito”.
“Eso es lo que pasa -continúa- No solo a mí, a un señor en silla de ruedas ¡por Dios! Se guiñaban el ojo entre uno y otro para solucionar el problema; al final creo que se fue sin solución, ese pobre hombre andaba solo”, relata. “No sé si no tienen padre o no piensan que algún día van a llegar a esa edad”, reflexiona Delia.
Problemáticas en el Pami
La obra social de los jubilados, Pami, es inmensa. Así se la conoce porque la mayoría son jubilados, adultos mayores, con su vida a cuestas, con enfermedades y problemáticas y, si son muy grandes, quizás problemas de movilidad, demencias y otros desafíos que los hace dependientes.
En Mendoza son 247 mil afiliados y en el país son 5 millones de jubilados, sus familiares a cargo, pensionados y veteranos de Malvinas.
Quizás por la gran cantidad de afiliados, la experiencia es bastante diversa aunque lo cierto es que las quejas abundan. Los usuarios relatan complejas dificultades para acceder a la atención de su salud en tiempo y forma. Pero, hay que decirlo, hay quienes creen que el servicio está bien, en general los más jóvenes que no tienen graves problemas de salud y lo usan poco.
Demoras para turnos médicos de entre dos y tres meses, dificultades para manejarse con los canales digitales, necesidad de trasladarse de manera presencial a oficinas que no siempre dan una respuesta, médicos de cabecera que no atienden cómo se espera, demoras para acceder a las recetas, dificultades para comunicarse con la línea telefónica, son los casos más relevantes de quienes relatan obstáculos para acceder a las prestaciones. A veces, es un peregrinaje.
La capacidad de resolución varía en función de si se cuenta con cierto poder adquisitivo, por un lado, y si son personas con hijos, allegados o vecinos que puedan ayudarlos con las gestiones que no pueden hacer.
Julio César (72) salía ‘harto’ - según describió -de la sede de calle Belgrano de Ciudad. Estaba tratando de obtener oxígeno para su esposa que tiene Epoc, venía desde Maipú y se iba con las manos vacías. Lo derivaron a la sede de su departamento.
Había intentado llamar por teléfono a la línea Pami Escucha, que aseguró que requiere esperar mucho. Hacía un día que la mujer estaba sin oxígeno, le habían prometido dárselo hoy.
En las oficinas, hay quienes salen conformes por las explicaciones y la respuesta mientras que otros se quejan por un trato inhumano y falta de efectividad para dar soluciones.
Los médicos del Pami
Algunos consideraron que la respuesta es buena, se trata de aquellos que no tienen demasiadas complicaciones de salud y sostienen que la usan poco.
Un señor que salía de la sede de Federico Moreno y Córdoba en Ciudad consideró esto, dijo que su estado de salud a sus 77 años es bueno y que prácticamente no consume medicación. Sin embargo, se manifestó muy disconforme con la atención que le brindaba su médico de cabecera, relató que debió esperar casi 2 horas en la calle junto a otros afiliados hasta que le tocó entrar. Necesitaba la orden para unos estudios. Cuando logró ver al médico, sin hacerlo pasar, le dijo que se los iba a mandar por correo. Ahora buscaba cambiar de médico pero no maneja los canales digitales, así que lo hará personalmente.
Lo que se aprecia, de acuerdo a las experiencias, es que hay cierta saturación en los consultorios de los médicos de cabecera lo que los lleva a atender en poco tiempo y a largo plazo. Quizás buscar la forma de resolver las cosas de manera más ágil, lo cual no necesariamente implica una atención adecuada, ya que con estas condiciones es difícil un examen exhaustivo en una consulta de control. Lo que suele suceder es que muchos optan por pagar de su bolsillo un médico particular pero claro, para eso hay que contar con el dinero. Y aquí viene la diferencia entre las posibilidades de cuidar la salud y quienes no la tienen.
Julio César, que seguía harto durante todo su relato, contó que intentó pedir un turno para un neumonólogo para su esposa la semana pasada pero le daban para enero. Lo resolvió como hace usualmente con los médicos especialistas, pidió un turno particular y pagó $20.000.
“Yo no estoy de acuerdo con que tengan los consultorios en Dorrego, al lado del supermercado, está lejísimo, en vez de estar acá en el centro. Yo con mi mamá, con 87 años, tengo que tomar dos micros para llevarla allá”, comentó una mujer. “Es una vergüenza porque tienen un médico por especialidad, yo fui para pedir turno para el traumatólogo y me daban para dentro de tres meses, a veces a cuatro”, agregó.
Otra señora, que se ocupa de ayudar a su papá, apuntó: “Tienen el ascensor al final, pobres viejitos y es una multitud lo que hay”.
Esta señora, desde abril estaba solicitando una silla de ruedas y un colchón antiescaras, sin éxito para su papá. También necesitaba una ambulancia para que le aplicaran un medicamento a su papá que tiene internación domiciliaria. Pese a llamar a varios lugares no obtuvo respuesta y terminó pagándola de su bolsillo.
Otra mujer señaló que los dentistas no tienen prótesis, “porque no les entregan los materiales y no sé qué, te dicen que vuelvas dentro de dos o tres meses y un señor me dijo que a los 10 días se le salió la tapadura que le había puesto”, relató.
Cabe señalar otra problemática: desde el viernes hay dificultades para la dispensa de medicamentos en las farmacias porque Pami cambió el sistema y no funciona bien. Por ello, muchos afiliados no han podido adquirirlos. Hasta hoy persiste el problema.
Los trámites del Pami
Si bien Pami tiene canales digitales y ha implementado un sistema para hacer trámites on line, la mayoría de los adultos mayores consultados dijeron que no manejan bien esos medios y dependen de que los ayuden.
Recientemente, Pami redujo la cobertura de 44 principios activos (drogas) y dejó sin ella a los de venta libre. En la obra social explicaban que si alguien no puede pagarlos, puede hacer el trámite para lograr mayor cobertura. Sin embargo, el cambio implicó erogar mayor dinero por mes. Lo mismo ocurre cuando la cantidad que se toma por mes supera la permitida, puede gestionarse una ampliación de la cobertura y hay muchos trámites que se hacen por medios digitales, como el pedido de pañales. También cuenta con una aplicación.
Lo habitual es que lo hagan los hijos o deban pedir ayuda. Hay casos como el de Julio César, que no tiene muchos que lo ayuden y debe acudir a sus vecinos. En el caso de Delia, su hija y su nieto trabajan y no pueden acompañarla. Incluso, mientras esperaba, intentaba comunicarse con su hija pero no sabia bien como hacerlo con el celular ya que no funcionaba bien.
En una nota reciente con Los Andes, Adriana Mecchia, directora de Pami Escucha en Mendoza, dijo que hay mecanismos para dar respuesta y que “ya se van a acostumbrar” a hacer gestiones por estos canales. Consideró que decir que se les dificulta hacerlo es menospreciar a los adultos mayores y que no lo puede permitir.
En tanto, el director de Pami en Mendoza, David Litvinchuk, reconoció demoras en las respuestas. Dijo que buscan tener una solución más rápida, mejorar la atención en las oficinas y en el 138.