El dolor de un colegio entero: dos alumnas fallecieron en pocos meses

Sofía Fernández y Ámbar Auriazul Morera, jóvenes que fallecieron y dejaron un profundo dolor en el establecimiento educativo.

El dolor de un colegio entero: dos alumnas fallecieron en pocos meses
Fachada del colegio. / Gentileza

Los establecimientos educativos son sede del nacimiento de muchos vínculos. Por esa razón, cuando alguno de los maestros, celadores o alumnos deja de asistir, todos lo sienten en sus corazones.

Esto se vio claramente en la Escuela N°1.334 María Madre de la Civilización del Amor de Rosario. Al nivel secundario asistían Sofía Fernández y Ámbar Auriazul Morera, jóvenes que fallecieron y dejaron un profundo dolor en el establecimiento educativo.

Fernández era una joven de 17 años que murió el pasado jueves en medio del ascenso al Cerro Champaquí. Por otro lado, los últimos días la noticia fue otra niña de la escuela.

Ámbar Morera, la pequeña que cursaba primer grado, murió en “otra situación dramática” para el colegio. Fue asesinada cuando quedó en medio de una balacera junto a sus padres.

En comunicación con Télam, la vicedirectora Cristina Jelonche comunicó: “Ya atravesamos una situación dramática con la muerte de Auriazul, es un golpe tras otro, muy fuertes”.

“Son hechos que afectan y hay que trabajarlos mucho con los chicos”, dijo Jelonche, y recordó que “lo otro (por el caso de Auriazul) fue en el primario, esto (por Sofía) es en el secundario”.

Asimismo, la vicedirectora aseguró que, pasados los hechos, trabajarán con las familias para que puedan confiar en las escuelas y así “podamos trabajar unidos y entendernos”. Aunque la escuela no tiene psicopedaga, trabajarán a través de confesiones con un sacerdote que orienta la institución.

“Lo hacemos nosotros, lo mejor posible”, abundó la directiva.

A pesar de que la institución no tuvo ninguna relación con el hecho que terminó con la vida de la niña de primer grado, el crimen repercutió en cada rincón del establecimiento.

En el trágico hecho murieron Tomás Morera (27) y Gabriela Altamirano (25), los padres de Ámbar. Ocurrió en un pasillo de la calle Garibaldi entre Necochea y Chacabuco, dentro del barrio Tablada de Rosario.

La investigación del caso concluyó en los detalles que imputaron a un joven como presunto autor de los disparos letales.

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