Entre la larga lista de pasos minuciosos a cumplir por el fallecimiento de Isabel II, hay uno insólito que poca gente sabía: las abejas de la reina fueron avisadas del fallecimiento de la monarca y se les dio el pésame. Así lo reveló el medio The Daily Mail, de aquel país, quien aclaró que se trata de una antigua costumbre monárquica británica.
La medida incluso forma parte de los protocolos oficiales cuando el gobernante en curso muere, por lo que la corte les avisa a los pequeños animales voladores cuando el monarca en turno ha muerto. De hecho, si esta tradición centenaria no se sigue al pie de la letra, el apicultor real podría recibir severas consecuencias, agregó el medio británico.
Así fue que el cuidador oficial John Chapple debió informar “a las colmenas mantenidas en los terrenos del Palacio de Buckingham y la Casa Clarence de la muerte de la reina”, manifestó el artículo periodístico. Además de comunicarles verbalmente la noticia, también les debió informar que su nuevo dueño es Carlos III.
Según indicó National Geographic, “se estima que 44.000 apicultores manejan las colmenas de la realeza británica”, y que cada una, al menos, “cuenta con 20.000 ejemplares que trabajan haciendo miel para la familia en el poder”. Pese a la gran cantidad de abejas, John Chappel debió seguir los pasos del rito histórico para informar a las colonias sobre el fallecimiento de su antigua propietaria.
Se supo, además, que el cuidador oficial tuvo que colocar cintas negras atadas en lazos de las colmenas antes de darles la noticia. Una vez que concluyó el rito, “las instó a ser buenas con su nuevo amo, que alguna vez fue famoso por hablar con las plantas”, agregó The Daily Mail.
“Este procedimiento nace de una creencia de que, si no se les notifica de la muerte del monarca en curso, las abejas no producirán miel para endulzarle la vida a la familia reinante. En los casos más extremos, dice la leyenda, es posible que abandonen la colmena o que ellas mismas pierdan la vida”, manifestó National Geographic al respecto.