El año pasado, se difundió una foto de una joven de de 22 años acostada en el piso del hospital Iturraspe de Santa Fe. Se trata de Lara Arreguiz, quien había llegado al nosocomio con síntomas de coronavirus y ante la falta de médicos y camas en terapia intensiva, tuvo que pasar la noche en el piso. A los pocos días falleció.
La foto de Lara puso en evidencia el colapso que sufría el sistema de salud en plena segunda ola de coronavirus. A ocho meses de su partida, la familia de la joven realizó un sentido homenaje. Decidieron esparcir sus cenizas en su lugar preferido, en el Lago Huechulafquen, al sur de Neuquén.
En Facebook, su mamá le escribió unas palabras: “Rodeada de pétalos de rosas que te acompañaron, comenzaste un nuevo viaje por el lugar que amabas. Siempre en nuestro corazón y como un ser de luz que nos acompaña cada día. #JusticiaPorLara”.
Y agregó: “Despidiendo a mi reina. Era un lugar amado por ella. Le encantaba el frío, la nieve y la lluvia. Ahora descansa en paz y recorre lugares maravillosos!!! Cumplimos con tu voluntad. Siempre en mi corazón mi amor #Justiciaporlara”.
El caso
Lara Arreguiz era una estudiante de veterinaria de 22 años que residía en la provincia de Santa Fe. Vivía con tres perros, dos gatos y dos serpientes.
La joven tenía diabetes y dependía de la insulina, por lo que se la consideraba de riesgo, y ante el colpaso de casos de coronavirus que tenía el país, tenía mucho cuidado.
La tortura comenzó un jueves, Lara fue al gimnasio y cuando volvió notó que tenía mucho frío. Hablando con su padre por Whatsapp, le comentó que tenía un poco de tos y que le preocupaba.
Pero al día siguiente despertó con más tos, y se comunicó con sus padres para que fueran a buscarla. Ya en la casa de su madre, se nebulizó. Pero los síntomas continuaron y el dolor persistía.
Ante esa situación, sus papás decidieron llevarla al Hospital Protomédico Manuel Rodríguez, en Recreo. Ningún centro de salud privado la recibiría con síntomas de Covid-19.
En el hospital de Recreo, les comunicaron que no había camas disponibles, por lo que estuvo sentada en una silla de ruedas, con asistencia de oxígeno. Le dijeron que regresara el lunes, con turno asignado para realizarse estudios y un PCR.
Ese día volvieron al lugar, la hisoparon, le realizaron placas y le recetaron antibióticos. Cuando regresó a su casa volvió a sentirse mal, por lo que decidieron llevarla a otro lado, al Hospital Iturraspe.
La madre denunció que estuvo horas esperando en el pasillo que alguien atienda a su hija. Y finalmente, tras insistentes pedidos, Lara fue ingresada e internada.
A los dos días la trasladaron a terapia intermedia, donde le suministraban insulina por goteo. Si bien lograron controlarle su diabetes, su cuadro respiratorio empeoró, por lo que tuvo que ser trasladada a terapia intensiva y dos días después, luego de sufrir tres paros cardíacos, murió.