Si todo avanza como se espera, Argentina dará un paso en legislación de vanguardia en la región en términos de garantizar derechos más igualitarios para maternar y paternar.
Tras un año de aguardar su tratamiento, el Congreso de la Nación dio lugar ayer al análisis en comisiones de un proyecto para ampliar las licencias por maternidad y paternidad. Esta última sin dudas, es uno de los cambios más fuertes que propone, ya que pasaría de 2 días a 90.
Tiene como particularidad que por primera vez se contempla la importancia de la presencia de la parte no gestante en el acompañamiento tras el nacimiento e incluso tras una adopción, algo no considerado hasta ahora. Pero además, involucra también a la diversidad sexual, otro paso inmenso y que se da por primera vez en el país en este sentido. Por otra parte, se suma la consideración de personas que trabajan sin relación de dependencia.
El proyecto de ley apunta a crear el Sistema Integral de Cuidados de Argentina (SINCA). Había ingresado el 3 de mayo del año pasado y debieron pasar 378 días para que se decidiera avanzar sobre un tema que desde diversos espacios asociados a las nuevas masculinidades, feminismos y diversidades se plantea desde hace mucho tiempo como un tema necesario para garantizar derechos y ¿por qué no? resignificar roles.
Ayer fue abordado por las comisiones de Trabajo y de Mujeres y Diversidad
El abogado laboral Fernando Sevilla explicó que se trata de ponerse al nivel de países desarrollados, donde esas discusiones se han dado desde hace 15 años. Sin embargo, en la región sería de vanguardia, como otros avances normativos que ha tenido Argentina en términos de reconcomiendo de derechos.
“Muchos países desarrollados reconocen la importancia de la igualdad de género y la participación equitativa de los padres en el cuidado de los hijos. Para promover esta igualdad, han implementado políticas de licencia por paternidad que permiten a los padres tomarse un tiempo libre remunerado para estar con sus hijos recién nacidos”, señaló. Mencionó como ejemplo países como Alemania, Finlandia, Suecia y Noruega.
“Estas políticas buscan fomentar la igualdad de género al permitir que los padres participen activamente en el cuidado de sus hijos desde el principio. Al ofrecer tiempo libre remunerado, se elimina la barrera económica y se promueve una distribución más equitativa de las responsabilidades parentales entre hombres y mujeres. Esto tiene como objetivo promover la igualdad de oportunidades tanto en el ámbito laboral como en el hogar”, agregó.
La ley actual
La legislación vigente otorga a las mujeres que tienen un hijo o hija 90 días de licencia mientras que a sus parejas -del género que sea- les asigna 2, consecutivos al nacimiento. Para las personas gestantes, los 90 días están repartidos entre el tiempo previo y posterior al nacimiento.
En estas condiciones, tanto padres como madres echan mano a las estrategias de las que disponen para extender esta etapa crucial en la vida del niño y tan significativa en las suyas. Por eso, se apela a juntar días de vacaciones o extender las licencias pero sin goce de sueldo, con tal de ganar tan valioso tiempo. En tanto, en muchas empresas está instalada la posibilidad de negociar algunas alternativas o han extendido por cuenta propia las licencias que otorgan.
Hoy, a estos derechos acceden trabajadores del mercado formal, aunque el actual se esté pauperizado cada vez más y esté ganando terreno el empleo informal y escaso de beneficios. Esto está contemplado en la ley de Contratos de Trabajo Número 20.744.
Nueva propuesta
El nuevo proyecto estipula licencias por paternidad que se irán ampliando a medida que pasen más años desde su vigencia. Así, en principio se asignan 15 días de licencia a varones y personas no gestantes tras el nacimiento de su hijo en el primer año de vigencia de la norma. Al segundo pasarán a 30 días y luego se ampliarán a 45 días en el cuarto año, 60 días a los 6 años y finalmente quedará en el número definitivo que es de 90 días y comenzará a implementarse a partir del octavo año de vigencia.
En el caso de la licencia por maternidad, la extiende de los 90 días actuales a 126, inmediatamente después de puesta en vigencia.
La idea impulsora de la propuesta es avanzar hacia una organización social del cuidado más igualitaria. Se trata de empezar a romper con los mandatos y roles sociales que asignan las tareas de cuidado y crianza mayormente a las mujeres para equiparar responsabilidades pero también asegurar el derecho de los varones y personas no gestantes a ser parte sustancial de ese proceso.
Además, la propuesta tiene otras particularidades que apuntan a garantizar este derecho a más sectores actualmente excluidos. Es que hoy monotributistas y autónomos no cuentan con licencia por maternidad ni paternidad, y de aprobarse tendrían el mismo derecho que los trabajadores en relación de independencia con la misma cantidad de días y formato.
Asimismo, actualmente las personas que inician su maternidad y paternidad a partir de la adopción no cuentan con licencia para los primeros días de esa nueva relación. Sin embargo, si el proyecto prospera, los padres adoptantes podrán tener 90 días.
“En términos económicos, las políticas y servicios de cuidado se presentan como una de las fuentes de empleo más importantes del futuro y como una de las inversiones más estratégicas para los estados. Es por eso que considerar la organización social de los cuidados incluyendo políticas para su redistribución y jerarquización es crucial para
impulsar estrategias nacionales de desarrollo económico y social”, argumenta el texto presentado.
Es un avance
La socióloga del Trabajo, Patricia Collado, destacó que es una equiparación de los derechos de la paternidad y que es absolutamente necesario que en el mundo que hoy, en que se socializa poco en interacciones cara, se valore la interacción con los padres, la dulzura y la voz humana directamente.
“Estar con la madre y con el padre elegidos, biológicos o adoptantes, es lo mejor que le puede pasar a un ser humano en los primeros días de su vida, hay que verlo desde ahí y no desde las licencias, las licencias por supuesto que son necesarias, que es un derecho y que si se extienden a la pareja, cualquiera sea su género, equipara derechos, reconoce la necesidad de la interacción de los seres humanos entre sí y de la socialización primaria como el gran vínculo que nos hace ser cada vez más humanos”, fundamentó.
Y luego aclaró: “Digo esto porque está la otra lectura, la mercantil, de que son cada vez más días de licencia, pero creo que se han recortado mucho los derechos laborales, que es necesario reconocer los días de licencia por diversos motivos”.
En cuanto al impacto que puede tener sobre los roles asignados señaló que son transformaciones culturales de larga duración. Consideró que es un paso adelante pero que no hay que creer que por una mayor licencia se equilibran las tareas de cuidado.
“La distribución del tiempo doméstico, de reproducción y de cuidado son cuestiones culturales y sociales cuyo hábito, prácticas y formas de hacer tienen que dar grandes pasos de transformación para que podamos hablar realmente de un cambio, esto es un primer paso de tipo legal institucional”.
En tanto, por primera vez se reconoce este derecho para el colectivo que incluye las diversidades sexuales y de género, lo cual es sin dudas un reconocimiento de derechos e igualdad. Al respecto, Fernanda Urquiza, directora de Diversidad Sexual de Mendoza, destacó que le parece una señal de equidad “fantástica” para los varones y en cuanto a la perspectiva de género.
“Más para las personas no gestantes, ámbito me interpela justamente porque ya que nos han quitado tantos derechos durante toda la vida, el tener también este derecho me parece fundamental para el crecimiento de la sociedad en general pero sobre todo del desarrollo de la persona dentro de la sociedad”, expresó. “Mucho más sabiendo que la ley de Contratos de Trabajo viene de la década del 70, entonces hacer una modificación estructural y radical en este sentido creo que es fundamental para los tiempos que estamos viviendo”.
Consideró que es para la comunidad, la oportunidad de acceder a derechos como cualquier ciudadano y de avanzar en una agenda más amplia de nuevas políticas y legislación.
En cuanto al mercado de trabajo, dado que la implementación puede implicar impacto económico para los empleadores, Sevilla aceptó que puede haber ciertos reparos, sin embargo, en general se terminan aceptando. “Es importante la creación de leyes que nos equiparan al primer mundo siempre y cuando podamos también legislar en materia económica para que ninguna de las partes, tanto empleadores como trabajadores, se vean afectados en sus derechos y obligaciones”, concluyó. Cree que puede facilitar la erradicación de la idea de que se evite contratar a mujeres en etapa reproductiva y que va a permitir que las personas sean más plenas en el ejercicio de sus tareas.