Un grupo de amigos de Las Heras recuperó y reacondicionó el club social en el que pasaron los mejores años de su infancia. A fuerza de trabajo y con mucho esfuerzo lograron darle una nueva impronta a un espacio que parecía abandonado.
Hace casi 70 años en Las Heras los vecinos del barrio Zapata formaron una asociación vecinal para fomentar las obras dentro de la barriada. El objetivo era mejorar las calles, construir espacios comunes para la comunidad y contribuir a la urbanización.
En este contexto, en calle San Martín al 1957 construyeron una cancha de baldosas, un salón de usos múltiples y unos baños de adobe. La asociación se convirtió en un lugar de encuentro para todos los vecinos pero sobre todo para los niños que encontraron allí un lugar de juego y compañerismo.
Tal fue el caso de Fernando y Juan Manuel que, junto a su grupo de amigos, pasaban veranos enteros en la cancha. Ya en la adolescencia por distintas razones dejaron de frecuentar el lugar y con el correr de los años comenzó a lucir algo abandonado.
“Fue en el 2011. Vimos que el club estaba cerrado y que había un montón de malezas y árboles adentro, parecía una jungla. Además vivían dos personas que tenían algo que ver con la presidente de la asociación de aquel momento”, explicó a Los Andes Fernando Agusto.
Al ver el pésimo estado en el que estaba el lugar, el grupo de amigos puso manos a la obra y se propuso recuperar el espacio que tantos momentos felices les había dado.
“Empezamos a averiguar y descubrimos que había problemas entre la comisión anterior y la de ese momento. Estaban las cosas un poco desordenadas. Como éramos pibes del barrio de a poco conseguimos la documentación y logramos que las personas que vivían ahí se fueran”, recordó.
Fue entonces cuando empezó la parte más importante. “Nosotros con nuestras propias manos nos pusimos a arreglar las instalaciones. Cortamos las malezas, limpiamos, pintamos. Con la engarilla de uno y la pala del otro, lo que podíamos llevar lo llevábamos y así íbamos progresando”, dijo.
Pero el grupo quería ir más lejos, quería recuperar el club por completo y asegurarse que no volviera a caer en el olvido. Armaron su propia comisión y llamaron a elecciones. “Habían pasado como 30 años desde la última vez que el barrio había elegido a una comisión”, dijo
Con el apoyo de los vecinos ganaron y se quedaron con la comisión. El presidente pasó a ser Juan Manuel Mercado, uno de los principales impulsores de la iniciativa y que lucharía por ello hasta el último día de su vida.
“Lo que más nos preocupaba eran los baños. Los queríamos cambiar porque eran letrinas. Empezamos a hacer bingos y peñas, incluso hicimos un festival de rock. Lo llamamos el Zapata Rock, participó Karamelo Santo y la murga Piantados por el Pulso”, contó Fernando.
Así y todo se dieron cuenta que era prácticamente imposible reunir el dinero necesario para remodelar el club con bingos y eventos. Necesitaban ayuda.
“Ordenamos aún más los papeles de la asociación cambiamos hasta el estatuto para darle más transparencia a la administración. De hecho bajamos los períodos de las comisiones cinco a tres años y empezamos a presentarnos para recibir subsidios de gestión social”, explicó.
En el 2015, antes de que cambiara el gobierno provincial y municipal, les otorgaron un subsidio de 295.000 pesos. “Nos lo iban a entregar en partes. La primera partida fue de 100.000 pesos. Con eso arrancamos las obras pero del resto no vimos ni un peso”, recordó Fernando.
Otra vez, el grupo tuvo que recurrir a otros medios para continuar con las reformas. “El papá de quien era el presidente de la asociación en aquel tiempo tenía una empresa de construcción, él nos fue dando materiales y así conseguimos terminar parte de la obra”, contó.
“Después, cuando las cosas se acomodaron, nos sentamos con el nuevo gobierno (Daniel Orozco) y nos dieron otros 100 mil pesos. Con eso terminamos la vereda, hicimos las cloacas, cambiamos la cantina y compramos materiales deportivos. Nos tomó años pero en el 2019 teníamos un club prácticamente nuevo”, afirmó.
Luchar hasta el final
Juan Manuel Mercado fue uno de los principales impulsores del proyecto de recuperación del Club Zapata. En el 2012 se convirtió en el presidente de la comisión cuando el grupo volvió a ser parte de la asociación y cuando se cortaron los fondos su familia salió a apoyarlos.
Pero por cuestiones del destino, el joven no llegó a ver el fruto de tanto trabajo. “Hoy tendría 33 años. Era la persona que nos motivaba porque nos mostraba las desigualdades que había en el barrio, las oportunidades que no tenían algunos chicos y quería que el club fuera un lugar para integrarlos donde pudieran practicar deportes y encontrar cultura”, dijo Fernando.
“De cierta manera lo logramos, hoy está funcionando con protocolos”, expresó meditabundo Fernando como si la pandemia por coronavirus se acabara de colar entre los recuerdos que guarda de Juan Manuel.
“En el 2015, cuando íbamos por el segundo ‘mandato’, Juan Manuel enfermó de cáncer. Fue muy invasivo”, lamentó. “Justo en aquel momento estábamos en la lucha por la plata del subsidio que nos habían otorgado pero que no nos habían terminado de pagar. Hicimos una marcha y Juan participó. Se le había caído el pelo por la quimioterapia. Eso nos marcó”, dijo.
En 2016 Juan Manuel falleció pero sus amigos siguieron adelante con sus deseos. “El fue como el que pegó la patada inicial para todo esto”, recordó Fernando.
Inclusivo
Los amigos de Juan Manuel buscaron, desde su humilde lugar, convertir al club social Zapata en ese lugar que el joven recordaba en su infancia pero además decidieron darle una “impronta inclusiva”.
“Los chicos del Club Huarpes - primer club deportivo inclusivo con la Diversidad sexual en Mendoza - hacen voley en la cancha de la asociación. También hay chicos que practican fútbol mixto y compiten con otros clubes”, concluyó Fernando.