Hace algunos meses, Sergio lloró delante de cámara porque la inflación se comía su ganancia pero se negaba a aumentar porque sabía que sus vecinos no iban a poder pagar los productos. “Me da pena que venga un jubilado a sacar sus monedas para pagar un churrasco por $800″, relató en aquel momento a una notera.
Hoy, desafortunadamente, tampoco pudo contener las lágrimas ni mucho menos la suba de precios, por lo que decidió que esta semana va a cerrar el negocio ubicado en Nueva York 3662, en el barrio porteño de Devoto: “La realidad es bastante cruda. En lo personal me rindo. La gente que me conoce sabe que soy un guerrero, pero la verdad que esto me superó, me siento angustiado por el hecho de haber fracasado”.
A modo de resumen de su batalla perdida, el carnicero aseguró: “La inflación es el cuco de los negocios hoy en día”, ya que cerrará su local por no poder combatir la constante suba de precios.
Cada vez menos: sin almacén y sin carnicería
Sergio recordó la entrevista que le hizo Paula Bernini (TN) en agosto del año pasado. “Hace no mucho me hicieron una nota donde conté que iba a sacar el almacén porque no podía costear los precios y ahora saco la carnicería. Solo me queda la verdulería. La inflación me ganó, así que hasta acá llegué, es la última semana que estoy”, lamentó el comerciante entre lágrimas.
Ante esto, Sergio destacó que desde hace meses que se levanta a las 4 y se acuesta a las 00, “orgulloso” de tener su primer negocio gracias a su esfuerzo de todos los días, pero que la crisis económica que atraviesa el país lo obliga a cerrar. “La inflación hace que no tenga clientes, me comió la ganancia, el almacén está vacío prácticamente. Es insostenible. Soy un luchador nato junto con mi señora, pero no puedo”, afirmó angustiado.
Además, el hombre insistió en que lo apena que “en un país tan hermoso como este tengamos que pasar por estas cosas” y ofreció su fondo de comercio para aquellos que quieran comprarlo: “Vendo todo lo que está adentro: heladera, mostrador, todo”
Y concluyó: “No le quiero echar la culpa a nadie, simplemente es algo insostenible, no se puede pagar la carne, no se puede pagar una bebida, no se puede pagar nada. La inflación me comió y ya no tengo fuerzas para salir adelante. La angustia que siento es porque yo pensé que iba a poder igual, pero en términos de boxeo me siento como un peso pluma peleando con un peso pesado, es imposible”.