Un informe realizado en el Gran Mendoza dio cuenta de que más de la mitad de los mendocinos conoce a alguien que ha consumido marihuana o cannabis. Ante la consulta, el 55,38% dijo que conoce a alguien que lo ha hecho el último mes.
El dato expresa que, en el marco de cambios en la regulación vigente así como en la concepción de este tipo de productos, hay un mayor uso ya sea con fines recreativos como para el abordaje de cuestiones de salud.
Matias Scaffetti es presidente de la empresa Inkillay Mendoza, capitales que ya están instalados en Tucumán y que esperan arribar a la provincia en el corto plazo teniendo en cuenta que consideran que tiene buenas condiciones para el desarrollo. También porque Matías es mendocino. Es la empresa que encargó el trabajo, un abordaje que ya habían hecho el año pasado y les permitió la comparativa. Esta arrojó un dato sorprendente: en noviembre de 2023, 35% de la gente consultada dijo conocer a alguien, es decir, un aumento de 20% en un año. Esa encuesta había arrojado otro dato interesante: 55% asociaba el consumo de cannabis a una adicción. En tanto, para 24% era una cuestión de diversión mientras que para 24% se trata de un medicamento.
Se trata de un producto que claramente está cada vez más instalado en la sociedad, ya sea para consumo recreativo como para tratamientos vinculados a la salud, incluso a la calidad de vida. Sin embargo, y tal cual reconoce Scaffetti, aún persisten los prejuicios y hay mucha desinformación al respecto.
El último abordaje fue realizado en Gran Mendoza en diciembre, abarcó 724 entrevistas a personas mayores de 16 años.
Más aceptación entre personas con mayor nivel educativo
La encuesta también considera la edad y el nivel de formación de los consultados lo cual permite inferir que los consumidores podrían estar dentro de ese mismo segmento. En cuanto a la edad se observa que hasta los 65 años más de la mitad conocía a alguien con este consumo, lo cual aumenta entre los más jóvenes. Entre quienes tienen entre 16 y 30 años esta proporción llega a seis de cada 10 (61,97%).
Pero más allá de esa pequeña diferencia, expresa que el tema está presente para la mitad de la población en general, con excepción de los adultos mayores entre quienes llega al 35%.
Asimismo, se observa una marcada mayor presencia entre quienes tienen más alto nivel de formación. Está en torno al 56% entre quienes tienen secundaria completa o más y desciende a 44% entre quienes tienen hasta primaria completa.
Además el conocimiento al respecto es levemente mayor entre la población económicamente activa aunque no es tanta la diferencia.
Consumo de psicofármacos
Pero la encuesta fue un poco más allá y vinculó estos consumos con la necesidad de la gente de tener algún tratamiento para ciertos cuadros de Salud Mental, sobre todo algunos que se presentan cada vez más en este contexto social, que ha perdido tanto en calidad de vida, debido a la sobre demanda y la hiperconexión.
No es descabellado, los consultorios de psicólogos y psiquiatras dan cuenta de un aumento de estas afecciones, sobre todo muchos cuadros de ansiedad, irritabilidad, desgano y problemas para dormir, entre otros.
Por eso, el abordaje también consultó si conocían a alguien que hubiese consumido ciertos medicamentos, ya que la gente busca sobrellevar la situación con este tipo de apoyos. Por un lado, preguntó respecto del consumo de psicofármacos para tratar el insomnio, la ansiedad, la depresión o el estrés, sobre lo cual la proporción de personas que dijeron conocer a alguien con estos consumos superó con creces el consumo de cannabis y llegó a 83,31%. Es decir, 8 de cada 10 mendocinos conoce a alguien que no solo atraviesa estos malestares y situaciones sino que además apela a medicación para paliarlo.
Esta proporción fue mayor entre los varones que alcanzaron el 92% mientras que entre las mujeres fue de 84%. Un dato llamativo si se quiere ya que suele atribuirse a las mujeres un mayor consumo de este tipo de cosas y además una mayor predisposición a mantener diálogos al respecto.
Incluso son las mujeres las que llegan más al sistema de salud y por ello son más frecuentemente abordadas y reciben tratamientos.
Además, 6 de cada 10 consultados dijeron que conoce a alguien que en el último mes apeló a analgésicos u otras drogas para las dolencias físicas. Esta proporción fue mayor entre las personas de entre 55 y 65 años, entre quienes alcanzó a 85%. En tanto, 4 de cada 10 (39%) dijeron conocer a alguien que usa perfumes, aromas o esencias por sus propiedades relajantes, esta proporción es notoriamente mayor entre personas con formación superior (54,40%)
El informe habla de “una población que admite sobredosis de psicofármacos en proporciones alarmantes y que busca sin encontrar opciones que permitan mejorar la calidad de vida. La cirrosis medicamentosa crece a tasas preocupantes y las distintas especialidades de la medicina occidental avanzan de manera disímil en la generación de los acuerdos que les permitan contribuir a la creación de un nuevo paradigma”.
El acceso a tratamientos con cannabis debe ser guiado
Tras un cambio de paradigma, el cannabis, en particular su uso medicinal, viene ganando territorio en la agenda pública y reposicionándose en el imaginario colectivo.
Si bien tiene un uso recreativo, lo cierto es que una primera percepción permite suponer que gana territorio para su uso en salud.
Hay relatos de quienes le atribuyen un poder relajante y optan por su consumo tras una larga jornada laboral o alta en estrés. También hay mucho de boca en boca, experiencias que se transmiten de quienes han usado algún producto con cannabis que les dio resultados y lo recomiendan.
Scaffetti explicó que justamente el producto tiene poder para regular el cortisol, una hormona que produce el cuerpo, que es natural tener, pero que se incrementa notoriamente ante situaciones de estrés constante al punto de afectar la salud.
Por eso, Matias Scaffetti, presidente de la empresa Inkillay, dedicada al rubro, explicó que en ese sentido el cannabis mejora ciertas condiciones que afectan la calidad de vida ligadas a esto como justamente el insomnio, la ansiedad, la depresión. Como es sabido, también se le reconocen virtudes analgésicas.
Explicó que este tipo de productos pueden venir en distintas presentaciones como cápsulas, aceites y resinas, que se usan a través de vapeadores.
Pero claro, es esencial saber que es necesario el diagnóstico de un médico especialista. Este determinará la indicación y en particular, según explicó, el tipo de cannabis que debe usarse en cada caso.
Scaffetti subrayó que al hablar de consumo este debe ser guiado, “por eso también hoy existen las figuras de las ONG o los clubes de cultivo, la idea es empezar a educar desde ese lugar. El desarrollo de genéticas de la planta de cannabis hoy en día es muy amplio y hay genéticas para un montón de cosas, y no es solamente hablar del consumo así en forma global”. Es que con el asesoramiento adecuado se puede indicar una genética más adecuada a lo que se necesita. Aceptó que hay cierta reticencia por parte de los médicos pero que notan que son cada vez más lo que se interiorizan sobre el tema
Para ello, según señaló hay que acceder a una ONG que se dedique al tema, un médico especialista, y contar con la inscripción en el Registro Nacional de Personas autorizadas al cultivo controlado con fines medicinales y/o terapéuticos (Reprocann). De este modo se podrá acceder en el marco de la legalidad, circular por el país con ello, e incluso se espera que en un futuro, este tipo de productos puedan ser accesibles en las farmacias.